RESPUESTA A LA CRISIS MIGRATORIA

La atención a refugiados en Barcelona creció un 67% en el 2016

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Las frías cifras pueden ser el reflejo de un éxito. O de un fracaso. Si se trata de refugiados, los números dibujan un continente que vive la mayor oleada de asilados desde la segunda guerra mundial, y unos gobernantes que toman decisiones esperanzadoras pero que se aplican a un ritmo que no casa con la urgencia que requiere la situación. A nivel local -lo cercano es otro buen termómetro de un fenómeno que puede ser global- Barcelona atendió el año pasado a más solicitantes de protección internacional que nunca. El crecimiento respecto del 2015 fue del 67%. Pero claro, las competencias son estatales, y ahí el ritmo es muy distinto: España ha acogido solo al 4,7% del total de refugiados solicitantes de asilo procedentes de Italia y Grecia a los que se comprometió a cobijar en el marco de la estrategia europea de reubicación.

En la capital catalana, el primer abrigo lo encuentran en el Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados (SAIER). Este organismo, pionero en España, lo creó el ayuntamiento de Pasqual Maragall en 1989. Hereu, Clos y Trias lo mantuvieron y fueron dotándolo de más medios. También la alcaldesa Ada Colau, que en septiembre del 2015 insufló 100.000 euros a su presupuesto, de 1,3 millones de euros anuales. Disponer de más efectivos y una situación geopolítica excepcional han confluido en esa estadística para la reflexión: seis personas entran de media a diario en el SAIER para pedir ayuda. En total, en el 2016 fueron atendidos 2.292 ciudadanos (1.374 en el 2015), de los que 364 eran menores, 114 más que en el ejercicio anterior.

MENOS SIRIOS

La nacionalidad de las personas demandantes de información -esta oficina puede orientar pero es el Gobierno quien delibera las solicitudes- permite comprobar hasta qué punto el tema de los refugiados está mediatizado. Podría intuirse un aluvión de sirios, pero no es así. Es más, el año pasado, el SAIER recibió a un 11% menos de hombres y mujeres de esta nacionalidad (111), mientras que se disparó el número de venezolanos (415, un 730% más), salvadoreños (132, un 600% más) y colombianos (59, un aumento del 556%). En cuanto a números totales (ver gráfico), los ucranianos fueron mayoría (549). Pascale Coissard, responsable de incidencia política y social de la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado (CCAR), recuerda en este sentido que la mayoría de las personas refugiadas que llegan a España “lo hacen por su cuenta, a través de los aeropuertos o fronteras marítimas y terrestres”. "Estos datos demuestran que los refugiados ya están en la ciudad, a pesar de que no conocemos la cifra real porque el Estado sigue aplicando una gran opacidad sobre este tema", se queja Ramon Sanahuja, director de Inmigración del ayuntamiento y responsable del SAIER. 

El dato estatal de reasentamiento no es mucho mejor que el de reubicación. Se entiende por reasentamiento, en palabras de Miguel Pajares, presidente del CCAR, el traslado de refugiados a Europa desde los campamentos del ACNUR ubicados en los países vecinos a aquellos que están en guerra. El Gobierno de Mariano Rajoy se comprometió ante la Unión Europa a medidados del 2015 a traer a España a 1.449 personas, de las que han llegado 289, el 20%. Para Coissard, estas cifras reflejan que para ciertos gobiernos europeos, la acogida de refugiados “no forma parte de sus prioridades”. Además, analiza, “la política europea de externalización de fronteras en Turquía y Líbia está creando muros invisibles que no son muy distintos del muro que Donald Trump está intentando construir entre Estados Unidos y México”.

CIUDADES COMPROMETIDAS

Catalunya disponía hasta el pasado año de 28 plazas de acogida para asilados, una cifra a todas luces insuficiente solo con consultar las entradas en el SAIER. Ya entre el 2012 y el 2015 se multiplicaron por cuatro las solicitudes de información, de 304 a 1.374. El programa estatal amplió las plazas hasta 114, a las que hay que añadir las 15 que ha sumado Barcelona con su plan Nausica de ayuda a los refugiados. El teniente de alcalde Jaume Asens visitó Ámsterdam a principios de semana en el enésimo intento de que las ciudades tengan acceso a los fondos europeos destinados a la política de asilo. Al encuentro, presidido por la comisaria de Políticas Regionales de la Comisión Europea, Corina Cretu, también acudieron representantes de Berlín, Atenas, París y Milán, representantes de la red Solidarity Cities. Europa acogió bien su predisposición. Hubo promesas de apoyo a los programas locales, pero poca concreción.