La reforma horaria propondrá que las escuelas terminen a las cuatro de la tarde

Recomienda que las actividades extraescolares abarquen entre las 16.00 y las 19.00 horas

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La reforma horaria propondrá un horario escolar de 8.00 a 16.00 horas, con un tiempo para comer compactado entre las 12.00 y las 14.00 a partir del curso 2018-2019, según recoge la Proposición de Ley de reforma horaria que prepara el Parlament de Catalunya. A la espera de ser aprobado por los grupos parlamentarios y debatido, el texto recomienda que las actividades extraescolares abarquen entre las 16.00 y las 19.00 horas, mientras que las universidades concentrarían el horario lectivo entre las 8.00 y las 19.00, en lugar de terminar a las 21.00 horas.

El impulsor de la reforma y diputado en el Parlament Fabian Mohedanoha explicado que la iniciativa -que tiene el objetivo de avanzar las horas de las comidas y de sueño para mejorar la salud, la productividad laboral y la sostenibilidad- se realizará con una coordinación en todos los ámbitos de la vida cotidiana, y promoviendo las jornadas compactadas -con periodos cortos para comer hacia las 13.00- por delante de las intensivas, que retrasan la comida.

Está previsto que la iniciativa se ponga en marcha en el inicio del curso escolar que empezará en septiembre de 2018, después de un periodo de transición en el que los poderes públicos competentes harán un "seguimiento de la aplicación". Prevén que se coordine racionalmente la salida de las escuelas con una jornada laboral flexible, así como los horarios del 'prime time' televisivo -entre las 20.00 y las 23.00-, para garantizar por ejemplo que los padres puedan recoger a los hijos a la salida y que la hora punta televisiva coincida con la hora a la que cenen la mayoría de personas.

Las administraciones públicas catalanas "tienen que adoptar medidas que incentiven, fomenten y promuevan" la reforma, como recoge la propuesta de ley, ante el hecho de que Catalunya no tiene competencias para obligar su cumplimiento, pero sí para hacer políticas que animen a adoptarla y fomenten un cambio de hábitos con una acción educativa, ha añadido Mohedano.

TRANSPORTE PÚBLICO

El texto prevé una adaptación del transporte público, con "tarifas especiales para incentivar el uso" en la nueva hora punta, y garantizando el refuerzo en el momento de máxima afluencia.

La ley promoverá una jornada laboral compacta, anticipando la hora de salida -ante el hecho de que el 40% de los trabajadores salen más tarde de las 18.00- y con una pausa corta para las comidas, pero evitando el modelo intensivo y el "desastre" que supone para la salud salir a las 15.00 y comer a las 16.00.

Instan a adoptar una "flexibilidad pactada" entre trabajadores y empresas, con propuestas metodológicas que facilitan a los empresarios, y con una medida que además de liberar tiempo para uso personal, familiar y social, reduce también el absentismo injustificado y mejora la productividad.

"El mayor impedimento que tenemos es el miedo al cambio, la ignorancia" y el desconocimiento de por qué existen los horarios actuales, ha explicado el impulsor, que ha lamentado que en el Estado ha ocurrido una degradación, desde la década de 1960, en la que se tiende a alargar las horas presenciales en el puesto de trabajo en lugar de aumentar la productividad para terminar antes, como la mayoría de países europeos.

TAREAS DOMÉSTICAS

Esta flexibilidad horaria facilitaría la "corresponsabilidad" en las tareas domésticas, ante las actuales desigualdades de género que hacen que las mujeres tengan niveles más altos de estrés y vivan una jornada laboral doble, ha señalado a Europa Press la directora general de Barcelona Activa, Sara Berbel.

La psicóloga social, que forma parte del equipo impulsor de esta reforma, ha observado que si hubiera conciliación laboral -que solo facilitan el 30% de las empresas- para ambos sexos se reduciría el descenso de las expectativas laborales que suele comportar para las mujeres solicitar una jornada reducida para tener más tiempo para tareas de cuidado.

Berbel y Mohedano han añadido que, para lograr esta paridad, habría que combinar la reforma con políticas como, por ejemplo, permisos de maternidad y paternidad para ambos progenitores, que fueran intransferibles.