Los padres de Girona que convivieron un mes y medio con su hijo muerto se dan a la fuga

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GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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Bruce y Schrell Hopkins, los padres que convivieron con el cadáver de su hijo de 7 años durante más de un mes en un piso de Girona, llevan meses desaparecidos. El 5 de enero del año pasado, poco antes de la cabalgata de los Reyes Magos, los Mossos d’Esquadra descubrieron estupefactos que una familia de origen americano que residía en una casa acomodada del centro de Girona llevaba semanas encerrada ocultando el fallecimiento del menor de sus tres hijos, Caleb.

La custodia de los dos hijos mayores de los Hopkins recayó en la Direcció General d’Atenció a la Infància i l’Adolescència (DGAIA). Pero según los educadores del centro de Girona en el que cuidan de ambos hace mucho tiempo que ni Bruce ni Schrell los visitan. Las sospechas de que podrían haberse dado a la fuga se multiplicaron cuando se les instó a aclarar qué deseaban hacer con el cadáver de Caleb en verano y ya no resultó posible contactarlos, según han confirmado a este diario fuentes de la investigación.

A través de los Mossos se localizó la dirección de una empresa de Tarragona en la que estaría trabajando Bruce. Pero cuando los agentes se presentaron allí no lo encontraron. Poco después los investigadores dieron con otra dirección en Riba-Roja de Túria (Comunidad Valenciana). La policía local informó poco después de que el matrimonio no residía allí y un vecino dejó caer a los municipales que la pareja había regresado a Estados Unidos.

PENDIENTES DE JUICIO

El fiscal Enrique Barata ha solicitado a la magistrada, que debe decidir si dicta una orden búsqueda para los dos, que abra juicio oral por la muerte de Caleb, informó la ACN. Los informes forenses practicados al cuerpo del pequeño han certificado que no murió repentina, sino lentamente. El ministerio público sostiene que el crío dio durante semanas síntomas claros de que se ahogaba y de que necesitaba atención médica. Esto no significa que los progenitores supieran que su hijo iba a morir, sino que optaron por ignorar un riesgo evidente de que su fallecimiento ocurriría con toda probabilidad si no actuaban, subraya Barata.

Los Hopkins profesaban el pentecostalismo, una rama del cristianismo, pero familiares contactados por este diario en Estados Unidos relataron que sus creencias no les impedían acudir al médico. Sin embargo, estos padres negaron a Caleb el tratamiento que reclamaban sus problemas respiratorios y le administraron únicamente productos de medicina china, homeopatía y Ventolín (broncodilatador) sin ninguna prescripción profesional. El fiscal ha solicitado que sean juzgados por un delito de homicidio por grave imprudencia.

SIN FECHA DE LA MUERTE

Los Mossos enviaron al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses restos biológicos del cadáver de Caleb. Ni siquiera estos especialistas pudieron concluir cuánto tiempo llevaba muerto el niño cuando lo encontró la policía. Posiblemente llevara casi dos meses. La familia cerró filas durante todo ese periodo y decidió velar al pequeño las 24 horas. Incluso al ser descubiertos aseguraron que no estaba muerto, sino que solo estaba “durmiendo”