GUERRA CONTRA LA OBESIDAD

Los expertos piden que la tasa sobre las bebidas azucaradas revierta en productos saludables

Afirman que el impuesto no es una "receta mágica" contra la obesidad y abogan por reducir los precios de frutas, verduras y pan integral

Una mujer ante las bebidas azucaradas de un supermercado.

Una mujer ante las bebidas azucaradas de un supermercado.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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Es la guerra dulce. Las bebidas azucaradas perjudican seriamente la salud, aseguran los expertos de la sanidad. Pero mientras la comunidad científica lleva años presionando para marcar los refrescos con alertas sanitarias y gravarlos con impuestos elevados, como ocurre con el tabaco, la industria contrataca financiando incluso estudios que, afirman los investigadores, ‘endulzan’ los resultados. La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha entrado en la batalla pidiendo un impuesto del 20% sobre esos productos para combatir la “epidemia global de obesidad y diabetes”, contrastada con datos alarmantes: uno de cada tres adultos en todo el mundo tiene sobrepeso y la prevalencia de la obesidad se ha duplicado desde 1980. Catalunya no escapa a la tendencia: el 12,6% de los niños catalanes tienen obesidad y el 31,8%, sobrepeso. Y entre los adultos, un 51% (de entre 18 y 74 años) sufre exceso de peso. Urge, pues, darle caña al azúcar. La Generalitat ha respondido a la recomendación de la OMS: Govern y CUP han acordado crear un gravamen sobre esos refrescos. Si la barrera del precio ayuda, bienvenida sea, coinciden los especialistas sanitarios, aunque con matizaciones. 

“Hay que controlar que la tasa no vaya a las arcas para cualquier cosa, como ha sucedido en algunos países, sino para la inversión en salud”, subraya el doctor Jordi Salas-Salvadó, catedrático de Nutrición de la Universitat Rovira i Virgili de Reus e investigador del Instituto Carlos III. Él es partidario, como el resto de expertos consultados, de emplear la recaudación impositiva en el abaratamiento de los productos saludables. “Debe servir para reducir los precios de frutas, verduras, pan integral...”, aduce el especialista, que propone estudiar a fondo las medidas legislativas. “Se ha dado el caso de consumidores que cruzan la frontera para comprar más barato”, aporta.

Salas-Salvador pone el grito en el cielo por una discriminación tasativa que considera un atentado a la salud. “Resulta totalmente injusta la desigualdad en algunos productos. Es absurdo que graven el pan integral y sin sal, mucho más sanos, con el 10%, frente al 4% del pan normal. Y lo mismo sucede con los yogures, con un IVA más alto que la leche”. He aquí, asegura, otro frente que atacar al que no se le da la importancia que merece. 

IMPUESTO EFECTIVO EN MÉXICO

“La tasa no es una receta mágica”, corrobora Miguel A. Martínez-González, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y uno de los mayores expertos del país en la investigación de los efectos nocivos de los líquidos con glucosa. La medida legislativa es "necesaria pero insuficiente” para un problema multifactorial, avisa, aunque recuerda que en los países donde se ha impuesto, “sobre todo en México, se ha reducido el consumo de estos refrescos, especialmente en las clases sociales más desfavorecidas, que son las que más las consumen. Allí se beben hasta un litro al día, lo que es una barbaridad”, informa.

La regulación debería extenderse al ámbito de la publicidad, agrega. “Habría que controlar la promoción de estas bebidas en eventos filantrópicos, actividades físicas, la publicidad encubierta y con celebridades...”, subraya el investigador, defensor asimismo de subvencionar nutrientes saludables (frutas, verduras...) para combatir el desbordado síndrome metabólico. 

Para Juan José Rodríguez, profesión de Nutrición de la UAB, más allá de las medidas disuasorias, la palabra mágica es “concienciación”. “Si la tasa sirve para algo, perfecto, pero lo importante es que los consumidores se controlen y sepan que la clave está en la cantidad, en los excesos. Por tomar un refresco el fin de semana, no pasa nada. Además, si se sube el precio de esas bebidas, aparecerán otras nuevas o se beberá más alcohol, quién sabe”. 

Guillem López-Casasnovas, catedrático del Departamento de Economía y Empresa de la Universitat Pompeu Fabra, sostiene que existen consideraciones de “eficiencia y equidad” a favor del impuesto. “Si modera el consumo, beneficiará en particular a la población de renta baja, que es la que más consume. Pero si no cambia el hábito, la recaudación ayudará a sufragar los costos de la obesidad, o sea repercutirá en todos los contribuyentes y no será equitativo”, argumenta el experto, que recuerda que ya predijo hace un lustro que la Coca-Cola haría negocio con las bebidas sin azúcar

La Agència de Salut Pública de Catalunya justifica el  apoyo al planteamiento de la OMS para frenar la aparición de sobrepeso y obesidad, y propone el abordaje multifactorial –a través de la estrategia PAAS– para promocionar la salud a través de la actividad física y la alimentación saludable. “Hay una evidencia creciente de que políticas adecuadamente diseñadas y aplicadas pueden ayudar a impulsar una alimentación saludable, tanto en relación con los impuestos sobre bebidas azucaradas como en relación a los subsidios para frutas y verduras”, resume.

REFRESCOS EN LOS COLES

Respecto a la presencia de estos refrescos en las máquinas expendedoras de los centros educativos no existe una legislación vigente –la ley estatal 17/2011 de Rajoy lo recoje pero no está desarrollada–, solo hay recomendaciones de Salut sobre consumo saludable. “Están prohibidos solo el tabaco y el alcohol”, informan desde Ensenyament. Sobre el resto de productos, o sea, vender frutas o colas, la decisión está en manos de los consejos escolares. 

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