Las ciudades europeas ponen coto al coche

Las zonas de acceso limitado y los peajes se generalizan como medio para luchar contra la contaminación

La prioridad, reducir la contaminación_MEDIA_1

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Antes de viajar por Europa en automóvil "es necesario informarse de las limitaciones que muchas ciudades" ya aplican al tráfico rodado por motivos medioambientales, como recuerda la Comisión Europea en su web sobre regulación de los accesos urbanos. De lo contrario, añade, se corre el riesgo de no poder llegar al lugar deseado. Ni siquiera pagando.

Actualmente, más de 220 ciudades europeas han delimitado zonas de baja emisión en las que el acceso de los no residentes está prohibido o solo se permite a los vehículos con menos emisiones de partículas contaminantes, como sucede en Atenas, París, Oslo, Estocolmo, Helsinki, Londres, Viena, Budapest, Lisboa, Bucarest o Dublín, entre otras capitales. En algunos casos se han establecido peajes para circular por el casco urbano. Por regla general, ni los autobuses ni los camiones de más de 3,5 toneladas pueden entrar. Barcelona figura también en la lista europea gracias a la reciente implantación de la supermanzana del Poblenou, mientras que Madrid tiene una zona únicamente para vecinos en el centro histórico.

SISTEMA DE ETIQUETAS

Para que todo ello sea posible, en muchos casos se ha debido establecer un sistema de etiquetas identificativas, como se ha generalizado en Alemania, Suecia o Italia, o más raramente de lectores de matrículas. Cuando se trate de un vehículo extranjero, lo habitual es tener que comprar la etiqueta en un lugar autorizado o solicitarla por internet. Y, en caso de infringir la norma, las multas no son precisamente testimoniales, sino que suelen situarse por encima de los 60 euros.

Las zonas de baja emisión -conocidas generalmente con las siglas inglesas LEZ, aunque el nombre varía según el país- "suelen ser la medida más eficaz para mejorar la calidad del aire en las ciudades", insiste la CE, porque se ha confirmado empíricamente que reducen los tres principales contaminantes urbanos: partículas finas (PM), óxidos de nitrógeno (NOx) y ozono troposférico. "Las evaluaciones han demostrado los efectos positivos en la calidad del aire", insiste. La contaminación es responsable de unas 310.000 muertes prematuras anuales en Europa y tiene un coste sanitario de entre 427.000 y 790.000 millones de euros, según estimaciones publicadas por la Agencia Europea de Medio Ambiente.

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BERLÍN APARCA EL VEHÍCULO PRIVADO

Alemania es probablemente el país europeo más concienciado sobre la necesidad de una transición energética verde. Como reflejo de esa preocupación ecológica y de las regulaciones impulsadas por la Unión Europea (UE) en el 2006, el gobierno impulsó una ley anticontaminación que incluía la creación de espacios verdes urbanos. Grandes ciudades como Berlín fueron pioneras en seleccionar zonas tradicionalmente congestionadas por el tráfico y transformarlas prohibiendo la circulación de aquellos coches con mayores niveles de contaminación.

En el 2008, la capital puso en marcha ese proyecto con un sistema de pegatinas basada en la normativa europea para vehículos diesel. Las de color verde son las que indican que el vehículo tiene unas emisiones contaminantes bajas y que, por lo tanto, tiene derecho a la libre circulación por ese espacio restringido. Los coches marcados por el amarillo o el rojo, más contaminantes en diferentes grados, solo pueden circular fuera de esta zona de descongestión. Las tres pegatinas van asociadas al número de licencia del coche y no respetarlas comporta sanciones económicas para el ciudadano. Los vehículos de gasolina o diésel que no tengan convertidores catalíticos, un componente del motor que reduce las emisiones nocivas, se quedan fuera de este sistema.

En Berlín, la zona de protección verde se sitúa justo en el centro, en los aproximadamente 88 km cuadrados delimitados por la línea de tren circular conocida como Ringbahn. En esta área, que comprende los céntricos barrios de Mitte, Friedrichshain-Krezberg y parte de Pankow, Neukölln, Treptow, Tempelhof y Charlottenburg, viven alrededor de un millón de personas, lo que supone casi un tercio de la población.

PREMIO A LA ACTITUD COLECTIVA

A pesar de su ambición, esta norma cuenta con pequeñas excepciones. Así, los vehículos profesionales, ambulancias y militares quedan relegados de esta obligación. Este gesto tan sencillo ha permitido a la ciudad modernizar los vehículos reduciendo el número de aquellos con altas emisiones nocivas, concienciar a sus ciudadanos y a la vez apostar por el transporte público como medio más sostenible. La salud y el nivel de vida se han visto recompensados por esa medida. Según datos del gobierno de Berlín, en el 2012 la capital ya había conseguido reducir más de un 50% las emisiones de partículas de diésel y un 20% las de óxido nitroso (NO2), componentes químicos directamente relacionados con las enfermedades cardiovasculares.

Eso ha llevado a la capital a ser una ciudad mucho más respirable que Barcelona. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la calidad del aire en la ciudad condal es de 33,05 mientras que la de Berlín es de 62,5 sobre cien y el nivel de contaminación es de 66,95 frente al 37,5 de la capital catalana. -CARLES PLANAS BOU

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PARÍS, UNA POLÍTICA PRIORITARIA

La alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, ha convertido la batalla contra la polución causada por el tráfico rodado en uno de los principales ejes de su política, sin importarle las críticas que le llueven tanto desde la oposición municipal como desde algunos colectivos, como los taxistas o las empresas de reparto, que se quejan de la dificultad creciente para moverse por la capital.

El pasado 1 de julio entró en vigor la normativa que impide a los coches matriculados antes de 1997 circular de lunes a viernes entre las 8 y las 20 horas, lo que representa un 9% del parque automovilístico privado. En esa misma fecha vio la luz la viñeta que clasifica a los vehículos en función de su nivel de emisiones, un distintivo que asigna el Ministerio francés de Ecología a través de las administraciones locales y regionales. El departamento dirigido por Ségolène Royal establece seis categorías ordenadas por colores, que van desde la pegatina verde para los coches eléctricos y de hidrógeno hasta la gris de los diesel matriculados entre 1997 y 2000. La medida afecta también a las motos, los camiones y los autobuses.  

ZONAS DE CIRCULACIÓN RESTRINGIDA

En realidad el distintivo es voluntario pero se convierte en algo obligatorio si se quiere circular por París. En la capital francesa, para poder transitar en las llamadas ‘Zonas de Circulación Restringida’ -y cuando se detectan picos preocupantes de contaminación-, los vehículos tienen que llevar bien visible en el parabrisas la famosa viñeta. De lo contrario, en caso de infracción sus propietarios se arriesgan a una multa que oscila entre los 45 y los 180 euros. El certificado se puede solicitar y pagar ‘on line’, cuesta 4,50 euros y se envía por correo postal.

A las restricciones en vigor desde este verano, Hidalgo acaba de añadir una nueva prohibición que ha levantado ampollas en los conductores, aunque más de la mitad de los parisinos, sobre todo los que viven en el centro, la aplauden.

Se trata de una de sus principales y más polémicas promesas electorales: cerrar al tráfico rodado los muelles de la rivera derecha del Sena entre el túnel de las Tullerías y el puerto del Arsenal. El ayuntamiento ha ampliado además el perímetro de las calles en las que hay restricciones durante el Día sin Coches y ha convertido la gran avenida de los Campos Elíseos en una zona peatonal cada primer domingo de mes. En el 2020, la alcaldesa pretende extender el veto a todos los motores diesel. -EVA CANTÓN

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ROMA, ZONAS DE TRÁFICO LIMITADO

En Italia no existe una normativa nacional sobre las medidas a tomar para combatir la contaminación producida por los vehículos, por lo que cada municipio toma las decisiones que considera más oportunas. De acuerdo con los datos europeos, facilitados por Earth Germania  y European Environmental Bureau (EEB), relativas a la lucha contra la polución en 17 capitales europeas, Milán y Roma ocupan los últimos lugares de la clasificación. Son desde hace años las ciudades más contaminadas. La Agencia Europea para el Medio Ambiente calcula que cada año mueren en Italia de forma prematura 84.400 personas por este motivo

Con el inicio del siglo XXI, se intentó un control obligatorio de las emisiones de cada vehículo, independientemente del año de su matriculación y de su lugar de residencia, que debía pasar una revisión específica cada dos años, distinta de la ITV. A partir del 2012, la ITV y el control de emisiones se efectúan conjuntamente y quien no supera ambos no puede circular hasta que no arregle su vehículo.

Sin embargo, la medida, experimentada durante unos dos años, no resultó suficiente, por lo que las ciudades añadieron unas estaciones callejeras de control de contaminantes, que son poco más de una docena en Milán y en Roma, las capitales más afectadas por el fenómeno.

ESTACIONES DE CONTROL

Cuando una sola de dichas estaciones supera por más de tres días los límites europeos de emisiones, se aplican una serie sucesiva de restricciones y, si la contaminación no disminuye, las medidas sobre el tráfico motorizado se vuelven cada vez más drásticas, como el bloqueo total del tráfico y, en invierno, el límite a 18 grados de las calefacciones.

Estas medidas se enmarcan y aplican dentro de una especie de división de las ciudades en lo que se llama “zona de tráfico limitado” (ZTL) y que se podría definir como “zona roja” (los centros históricos). Más allá, suele haber una  “zona verde”, más amplia, que abarca la parte más central del casco urbano y puede tener un radio de hasta cinco kilómetros y cuyo perímetro está indicado con carteles.

En Roma, la autorización ZTL se da a los residentes previo pago de entre 94 y 125 euros, salvo en el centro histórico, donde la tasa asciende a 222 euros. También se concede a quienes ejercen alguna actividad en la zona restringida. Los coches híbridos, a gas o eléctricos pagan menos.

A pesar de este rosario de medidas, no siempre las ciudades consiguen domar la contaminación. El informe de Legambiente del 2015 señala que Milán superó en 97 días los valores máximos de partículas y en Roma, siete de las 13 centralitas de control señalaron 35 días de exceso de contaminación. - ROSSEND DOMÈNECH

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LONDRES PLANEA MÁS RESTRICCIONES

La Zona de Emisión Reducida (LEZ, en las siglas en inglés) comenzó a funcionar en Londres a principios del 2008, siete días a la semana, y desde entonces se han ido actualizando y haciendo más estricta su normativa, hasta la última revisión en el 2012. Son áreas en las que están prohibidos los vehículos más contaminantes o deben pagar un fuerte peaje para poder entrar. El objetivo es reducir las emisiones más peligrosas, como son las partículas provenientes de los tubos de escape.

La LEZ cubre la mayor parte del área metropolitana de Londres. Camiones, autobuses, autocares, y otros vehículos pesados, al igual que furgonetas grandes, minibuses y otros vehículos diésel con un peso superior a los 1.250 kilos deben cumplir con la normativa europea en materia de partículas, la normativa de emisiones Euro IV.

Los vehículos deben estar registrados en el Transport for London, el organismo que regula todo el transporte en la capital británica. Quienes circulen por el área metropolita de Londres sin cumplir la normativa o sin registrar sus vehículos deberán pagar una tasa diaria de entre 100  y 200 libras, dependiendo del tipo de vehículo o de lo contrario pueden ser sancionados con multas que oscilan entre las 500 y las mil libras.

ATASCOS IRREDUCTIBLES

Ni la zona de emisión reducida, ni otro peaje para entrar en el centro de la ciudad, -la llamada Congestion Charge- han acabado con los atascos diarios que colapsan Londres, que tiene unos índices de contaminación que superan los estándares marcados por la Unión Europea. Por ese motivo, el nuevo alcalde de la capital, Sadiq Khan, se ha puesto como objetivo prioritario rebajar la polución.

Entre sus planes figura la creación de una Zona Ultra Reducida de Emisión (ULEZ), que comenzaría a funcionar en el centro de la ciudad en el 2019, para camiones buses y autocares. También propone a partir de octubre del próximo año una carga adicional de 10 libras para los vehículos más contaminantes.

Khan, que sufre asma, considera que el “aire tóxico de la ciudad es una emergencia sanitaria que requiere una acción drástica, incluida la introducir de cargas económicas a los vehículos viejos contaminantes y la expansión de la ULEZ”.

Se estima que la contaminación provocada por el tráfico causa más de 9.000 muertes en la capital. Una de las calles más populares, Oxford Street, es también una de las más a evitar. La famosa vía comercial, permanentemente congestionada, es la más contaminada de la ciudad. Khan quiere convertirla en una calle peatonal para el 2020. Sin embargo, el hecho de que el gran número de autobuses que utilizan esa arteria deberían desviar su itinerario, hace casi imposible ese propósito. - BEGOÑA ARCE