Acostúmbrense a emergencias más frecuentes y más graves en Asia

Greg Duly, Director Regional de Save the Children en Asia,  afirma que los hogares más pobres se verán afectados de manera exponencial por las crisis y emergencias derivadas de fenómenos meteorológicos como El Niño, que se agravan por culpa del cambio climático.

El Gobierno de Vietnam anuncia que por lo menos 1.1 millones de personas siguen en necesitad de ayuda alimentaria y 1.7 millones ha perdido su sustento en la peor sequía del país en 90 años.

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GREG DULY

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Mientras Taiwán y China toman conciencia de la magnitud del daño causado por el súper tifón Meranti, la tormenta más potente del año, los lentos efectos del cambio climático acentuados por la irrupción del fenómeno de   El Niño, están provocando caos y destrucción en toda Asia.

A pesar de ser dado por finalizado en abril, el impacto del “Godzilla” El Niño todavía afecta a más de 30 millones de personas en Asia y 60 millones en el mundo. Las Naciones Unidas dicen que las cifras podrían alcanzar los 100 millones a finales de año, lo que provocaría un pico en la escasez de alimentos. Por si fuera poco, hay por lo menos 1 probabilidad entre 3 de que se forme el fenómeno meteorológico de La Niña en el Océano Pacifico antes de que finalice el año. Si eso ocurriera, podría favorecer un clima más extremo en zonas ya afectadas.

PÉRDIDA DE COSECHAS EN VIETNAM

En Vietnam, la sequía prolongada, exacerbada por el El Niño, ha incrementado los niveles de solución salina que se filtran a los campos de arroz en el delta del Mekong, reserva alimentaria del país, así como a los acuíferos. Junto a las escasas precipitaciones, los cultivos contaminados por la salinidad han tenido un impacto devastador sobre la producción de los alimentos en más de 340.000 hectáreas de cultivo.  Las repercusiones de la sequía se han extendido a la meseta occidental del país, donde también padecen escasez de alimentos y donde los agricultores ya han consumido las reservas que normalmente se guardan en previsión del monzón. Las familias agricultoras como la de Rmah Khoa han perdido la totalidad de la cosecha de arroz y yuca, y dependen de las ayudas del Gobierno y de la distribución de alimentos por parte de organizaciones humanitarias como Save the Children.

“Tenemos una sequía prolongada este año” comentaba Rmah, de 21 años, semanas después de que las lluvias deberían haber llegado. “No puedo cultivar arroz ni yuca según  el calendario de las estaciones”.

Incluso ahora que las lluvias han empezado, el impacto a largo plazo de la sequía sigue notándose. En la meseta occidental de Vietnam, los niveles de agua de las reservas cayeron a mínimos históricos y se estima que dos millones de personas sufren de escasez. En algunas comunidades devastadas por la sequía, las autoridades de salud locales informaron que el número de personas afectadas por enfermedades transmitidas por el agua se ha triplicado, y el Gobierno de Vietnam anuncia que por lo menos 1.1 millones de personas siguen en necesitad de ayuda alimentaria y que  1.7 millones ha perdido su sustento en la peor sequía del país en 90 años.

GRAVES PROBLEMAS EN TODA LA REGIÓN

En Indonesia, por lo menos 1.2 millones de personas siguen padeciendo los efectos de El Niño, tras una mala cosecha y una intensa temporada de incendios. En Camboya, el cultivo de arroz ha tenido que ser retrasado o interrumpido por culpa del fenómeno meteorológico, lo cual ha afectado a más de 2.5 millones de personas en todo el país. En todo el mundo, por lo menos 37 países están sufriendo de los extensos impactos de uno de los fenómenos El Niño más fuertes, agravado por el cambio climático.

Si se forma el fenómeno de La Niña y viene acompañada de una climatología aún más extrema, las comunidades vulnerables se verán expuestas a amenazas más graves. Es preocupante que en Asia, acostumbrada a las operaciones de emergencia vinculadas a tifones, terremotos, tsunamis… la respuesta internacional de las agencias de ayuda y de desarrollo a la crisis humanitaria que provoca el cambio climático y que se va gestando lentamente, es decepcionante.

EL CAMBIO CLIMÁTICO ES TAMBIÉN UNA CATÁSTROFE, Y HAY QUE ACTUAR YA

Hay catástrofes en todo el mundo, por supuesto, los conflictos en Siria, Iraq, Yemen y Sudan del sur, las sequías al este y sur del continente africano, la crisis de refugiados en Europa… Pero los más de 34 millones de personas que siguen sufriendo El Niño en Asia parece que han desaparecido de la agenda internacional. A pesar de que El Niño  fue declarado emergencia incipiente hace dos años, la evaluación de las necesidades iniciales para hacerle frente apenas ha comenzado en algunos de los países afectados. Es un proceso desesperadamente lento.

La comunidad humanitaria compuesta de gobiernos, comunidades locales, ONG nacionales e internacionales, organismos de la ONU, deben dar un paso adelante y mejorar rápidamente la forma de responder a estas. Estas emergencias o crisis lentas incluyen inundaciones mortales que causan estragos en grandes partes de Asia: sólo en India, China, Bangladesh y Nepal más de 35 millones de personas se están viendo afectadas por las inundaciones provocadas por el Niño.

Para atender este tipo de emergencias el primer paso debe ser el diseño y la implementación de procesos de recopilación de datos más completos y eficientes, incluyendo evaluaciones con mejor coordinación y un seguimiento de los precios de los alimentos que ayude a  mejorar los sistemas de alerta y la toma de decisiones. Acciones tempranas pueden evitar graves daños al sustento de la población, como la escasez de alimentos y la malnutrición. Las respuestas de emergencia deben incluir necesariamente en sus planes a los estudiantes y las escuelas, porque los desastres siempre les afectan. Los sistemas existentes de protección social como las ayudas con de dinero en efectivo también podrían ser utilizados para disminuir el impacto de estas emergencias en las familias vulnerables. Teniendo en cuenta que los hogares más pobres se verán afectados de manera exponencial, tenemos que asegurarnos que tenemos estrategias de reducción de la pobreza en Asia que reducirían el impacto negativo de estas crisis de evolución lenta.

Necesitamos también un diálogo directo con gobiernos y donantes, además de mayores compromisos de financiación que lleguen antes de que los medios difundan imágenes de ganados muriéndose y de cultivos resecos; antes de que familias como la de Rmah tenga que consumir sus reservas de alimentos. Estas emergencias de evolución lenta están en Asia para quedarse y podrían ser más frecuentes y más graves en las zonas donde estos tipos de desastre no eran habituales. Cuanto antes nos adaptemos y mejor nos preparemos, más capaces seremos de evitar un sufrimiento innecesario.