EL DEBATE SOBRE EL PROTOTIPO DE MADRE

"Adoro a mis hijos pero ahora no los tendría"

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icoy35734784 mataro160930192937 / ANNA MAS

CARME ESCALES / BARCELONA

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"Adoro a mis hijos, pero ahora no los tendría. Los amo con locura y haría cualquier cosa por ellos, pero si hace dos años hubiera sabido lo que sé hoy, hubiera tomado otra decisión». La sentencia es de Valentina Thörner, una alemana de 34 años vecina de Mataró, con pareja catalana, y madre de un niño y una niña, gemelos, que ahora tienen ocho meses. Escribió su pensamiento hace dos meses en la web que esta programadora informática, que trabaja desde casa para una compañía norteamericana, creó hace seis años para concienciar sobre la multiplicación de la felicidad simplificando la vida, desprendiéndose de objetos, trabajos y relaciones. Pero «tener hijos es una de esas pocas decisiones irreversibles. De tus hijos no se admiten devoluciones», reza también su reflexión (<i>www.valedeoro.es</i>).

MATERNIDAD MITIFICADA

«Para mí, la maternidad no es la culminación de la felicidad», precisa Thörner. «Eso también lo podría decir por haberme licenciado siendo la mejor de mi clase o cuando encontré al amor de mi vida. No comparto el sentimiento de algunas madres que aseguran que tener hijos es lo mejor de lo mejor que les ha pasado», prosigue. «Mis tres primeros meses como madre los pasé fatal. Sales del hospital y estás sola. ¡Tú ya te espabilarás! Es ridícula la baja de dos semanas del padre», critica.

Su queja también es más contundente porque en su país, Alemania, «las ayudas gubernamentales a la maternidad son mucho mayores: la baja de maternidad es de dos años, y, la primera semana de estar en casa, tras el parto, viene una comadrona cada día a tu casa para ayudarte con problemas o dudas que puedan surgir», explica Thörner. «Insisto en que adoro a mis hijos, los quiero a morir, porque están aquí. Pero, si no lo estuvieran, yo ni sería menos feliz, ni sería menos mujer, del mismo modo que ahora no soy solo madre», dice. «Quiero a mis hijos, pero no los tendría otra vez, sino que me dedicaría a ser la mejor madrina del mundo, para que otras madres pudieran ir al cine y reunirse con sus amistades. Eso me encantaría».

La necesidad de realizarse a través de la maternidad es el error de partida que varios de las personas consultadas por este diario apuntan. «Yo no 

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Yo no necesito un hijo","text":"\"Yo no necesito un hijo\u00a0para confirmar mi felicidad o sentirme realizada como mujer\", dice Sonja Willcox"}}necesito un hijo para confirmar mi felicidad o para sentirme realizada como mujer. Yo no los tengo, ni los deseo, y vivo la vida que quiero vivir», expresa Sonja Willcox, barcelonesa de 40 años que desde hace 13 vive en la ciudad suiza de Basilea. «Antes de casarme, a los 32 años, le dije al que es hoy mi marido: 'Hay dos cosas que no pienso hacer. no me pienso convertir al judaísmo -él profesa esa religión-, y no quiero tener hijos. Si algo de ello supone un problema para ti, más vale que me lo digas ahora'», relata Willcox. Y, pasados cuatro años después de la boda, la pareja se volvió a poner la cuestión. «Ambos volvimos a estar de acuerdo en no desear tener hijos», añade Willcox.

REPULSA SOCIAL

«He vivido mucho lo de hacer las cosas porque toca. Cuando no estás casada, pero vives en pareja, la pregunta es constante: '¿Y para cuándo la boda'? Una vez eso está resuelto, surge la pregunta: ¿Y los niños?; Y supongo que a los que tienen el primero, les persiguen con la pregunta: '¿Y para cuándo la parejita?'. Siempre me ha puesto muy nerviosa eso de hacer las cosas porque toca. No sé qué artículo dice que debe ser así», añade Willcox.

Cuestionarse si haberse quedado embarazada fue lo mejor, en determinadas situaciones, como separaciones difíciles, o en contextos de pobreza económica, seguramente sea mucho más habitual de lo que se crea. «Yo no puedo decir que me arrepienta de haber tenido a mis dos hijos, pero sí que comparto y entiendo que haya madres que sí puedan sentirlo, especialmente el colectivo de madres que, como en mi caso, lo hemos sido a partir de los 35 años, 37 en mi caso, y que nos plantamos en los 40 con niños muy pequeños», declara Judith Durano, traductora e intérprete de varios idiomas, entre ellos ruso, y especialista en comunicación. En el mejor momento de su carrera profesional, conoció a su pareja y, como ella misma reconoce, llegó la maternidad, pero se esfumaron el progreso laboral, y la libertad e independencia, «para realizar cosas tan sencillas como tomar una ducha cuando te apetece», señala. «La conciliación laboral no existe y, por lo tanto, después de ser madre, te reinventas, tratando de encontrar ese equilibrio entre ser madre y una mujer profesionalmente activa. Y te das cuenta de que acabas sacrificando una de las dos cosas más que la otra», admite Durano. Esta oriunda de Sort, vecina del Vallès, y madre de dos hijos, está a punto de hacer público el espacio www.mysecondjobmama.com, «pensado y abierto a las mujeres profesionalmente independientes que han decidido ser madres en la recta de los 40, y que en esta nueva etapa de su vida se rigen por el rigor y la exigencia, como ya venían haciendo con su carrera profesional anterior», describe su promotora.

OLVIDARTE DE TI

«Claro que la fuimos a buscar a conciencia y con ilusión, pero yo nunca me imaginé, ni nadie me explicó, hasta qué punto la maternidad implica olvidarte de ti y no tener tiempo para nada más. Eso es realmente muy duro», reconoce Núria Prim, desde Tarragona. Por ello, cada vez hay más parejas que optan por no tener hijos.

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«Con el vertiginoso ritmo de vida que llevamos y la inseguridad laboral, yo no me siento tan fuerte como para traer al mundo a un niño, al que tal vez no le podré dar ni el tiempo ni las oportunidades que requiere la infancia y la educación con los valores que yo desearía», apunta Miquel Àngel Rodríguez. Afortunadamente, su pareja, Mar Loire, no quiere ser madre. Como le sucede a Carme Freixa, sus instintos maternales, ya en la cuarentena, duermen profundamente. «Las metas, en la vida, las eliges tú, y, en mi caso, he preferido situarlas en el servicio a la comunidad, y agradezco a mi pareja que respetara mi elección», precisa la alcaldesa de Vallfogona de Ripollès. Ambos son hijos únicos. Con ellos, se acabarán dos sagas familiares.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Con motivo del estreno de la pel\u00edcula\u00a0'Sin hijos', de Ariel Winograd, con dos premios Goya y ocho nominaciones (2015), su protagonista,\u00a0Maribel Verd\u00fa,\u00a0manifest\u00f3 en este diario ser muy tolerante con lo que cada cual siente ante la maternidad, y aport\u00f3 su enfoque personal: \u00abSer mujer no es sin\u00f3nimo de ser madre. Es\u00a0una elecci\u00f3n de la vida, no una obligaci\u00f3n, y las mujeres no tenemos que dar explicaciones de por qu\u00e9 no queremos ser madres\u00bb.","text":null}}