Abusos sexuales encubiertos

El denunciante relata ante los Mossos que los Testigos de Jehová le conminaron a silenciar las agresiones que sufrió cuando era menor

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GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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Miguel García nació siendo un testigo de Jehová. Dejó de serlo al cumplir los 38 años. O quiso dejar de serlo. Ahora tiene 43 y ha acudido a los Mossos para denunciar el acoso que ha padecido desde que tomó la decisión de abandonar esta confesión cristiana. En esta querella ha revelado otra cosa: que sufrió repetidos abusos sexuales por parte de un miembro de esta comunidad.

Asegura que sucedieron cuando tenía 16 años, sobre 1990. Entonces pertenecía a una congregación de habla hispana que este credo tiene en Bruselas (Bélgica). El agresor era un hombre que mantenía "una buena relación" con su familia y con el que era "normal" que se quedara "a solas". "Me hizo de todo, pero no hubo penetración", ha explicado durante su entrevista con EL PERIÓDICO. A los 19 años, ya en España, relató a los ancianos de una congregación de Castellar del Vallès lo que había vivido. "Organizaron una audiencia judicial" y los tres ancianos le conminaron a dar "todos los detalles".

Al acabar, le prometieron que recibiría “apoyo espiritual” pero le pidieron que no lo denunciara, a pesar de que asegua que había dejado claro que existían más víctimas del mismo agresor sexual. “No traigamos oprobio a nuestra comunidad”, fueron las palabras que escuchó en 1993. 

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García está convencido de que los ancianos anotaron toda la información que facilitó en aquella sesión -sus datos personales, los del presunto pederasta y los abusos sexuales- y la introdujeron en un sobre. “Guardaron el original en el archivo de la congregación y mandaron una copia a la sede central de Madrid”, mantiene. También ha detallado a los Mossos que existen más informes como el suyo en otras congregaciones españolas que tampoco se han denunciado.

NO ES UN CASO AISLADO

Aníbal Matos, portavoz de los Testigos de Jehová en España -una entidad con 8,5 millones de devotos en todo el mundo, 115.000 en España y 32.000 solo en Catalunya-, ha negado tajantemente que esta comunidad haya autogestionado los casos de abusos sexuales que se hayan podido producir en el interior de esta organización religiosa.

“Los testigos respetamos la ley y en ningún momento hemos encubierto un abuso sexual a un menor ni amparado a ningún pederasta”, ha señalado. Matos también ha desmentido la existencia de un supuesto archivo que almacena los hipotéticos casos de pederastia. “No existe porque iría en contra de la ley de protección de datos de carácter personal”, ha remarcado.

El portavoz, que sí ha admitido la existencia de audiencias judiciales protagonizadas por tres ancianos de cada congregación (aunque ha remarcado que solo están para dar “orientación bíblica” a aquellos que la necesitan), ha querido remarcar que en ningún caso la acción de un tribunal interno “excluye” la acción de la justicia ordinaria. Deberían ser los propios ancianos “los que dieran el paso” de informar a las autoridades ante cada caso.

DOCUMENTO INTERNO

Miguel García, durante su entrevista con este diario, ha aportado un supuesto documento interno que según él fue emitido desde la sede nacional de los Testigos de Jehová en Madrid y que está fechado el 1 de agosto del 2016. El "asunto" que trata es la "protección de menores contra el abuso”.

El punto 20 de este documento, dirigido a los ancianos de cada congregación, dice que “los documentos relacionados con personas sobre las cuales pesa una acusación de abusos sexuales de menores (...) deben guardarse en un sobre con su nombre y con la anotación 'No destruir'. El sobre se conservará indefinidamente en el archivo confidencial de la congregación”.