TRAGEDIA EN EL MARESME

El consuelo de salvar las fotos familiares del desastre de Premià

Uno de los vecinos sube acompañado por un bombero a su vivienda para recoger algunas pertenencias personales.

Uno de los vecinos sube acompañado por un bombero a su vivienda para recoger algunas pertenencias personales. / periodico

MARIA IGLESIAS / BARCELONA

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Resignación, tristeza y todavía una fuerte conmoción. Este es el ambiente que se respira entre los afectados por la explosión en el bloque 196-198 de la calle Gran Via de Lluis Companys de Premià de Mar, un día después de la deflagración que se ha cobrado una víctima mortal.

Ante el edificio, más de una cincuentena de personas, entre los vecinos del edificio siniestrado, familiares y amigos -y también varios curiosos-, esperan las instrucciones de los bomberos para poder regresar a sus casas, aunque solamente para recoger los enseres personales más urgentes.

"NOS HAN QUITADO LA CASA"

“Todavía no me lo puedo creer”, asegura Pilar, una de las afectadas. “Me fue de muy poco que los cristales que saltaron por los aires me dieran”, narra sobre ese momento de intenso miedo que vivió el domingo, pero ahora todavía le asusta más el estado de su vivienda, que abandonó a toda prisa y con lo puesto.

Otros no tendrán esa opción. Los pisos contiguos al 2º 1ª, donde se originó la deflagración, permanecerán cerrados. Un bombero explica con el mayor tacto posible a un vecino de la tercera planta, que parte de su piso se ha quedado sin suelo y que es imposible que pueda entrar.

“Los bomberos no nos han explicado mucho, solo que es demasiado peligroso, que no pueden entrar ni ellos”, cuenta Carlos, otro afectado y el yerno de la propietaria del 1º 1ª.  “Sentimos que nos han quitado la casa”.

SEGUNDA RESIDENCIA

Y es así para muchos vecinos, que no tienen otra segunda residencia donde quedarse más allá de la hospitalidad de sus familiares y vecinos. Para otros, en cambio, esta era su residencia vacacional.

“Nos hemos enterado por la radio”, asegura Emilio, de Sant Cugat, que se ha aproximado a ver el estado de su piso, igual que Josefina. “Espero que el ático no esté muy afectado”, aunque para ella ya es un alivio no haber tenido que vivir en sus propias carnes el momento de la explosión.

RECUPERAR LAS FOTOGRAFÍAS

Con una lista de las cosas más importantes que deben recuperar, los vecinos suben uno a uno, y equipados con un casco, a sus viviendas. “Le he recomendado a mi amiga que hiciera una lista porque cuando vea todos los desperfectos de la casa se bloqueará. Lo sé.”, explica Juana, que está acogiendo a una de las afectadas.

En esa lista no pueden faltar los carnets de identidad, los papeles del seguro, ropa, ordenadores. Pero las fotografías es lo que más anhelan recuperar. Eso es lo único que han pasado a recoger Juan y su hijo, que abandonan el edificio cargados con varias bolsas de llenas de marcos. “La casa está hecha un desastre, todo sucio y lleno de cristales rotos. Muy desalentador”, dicen estos vecinos del 5º 3ª, que han preferido ver en los recuerdos un apoyo para lo que deben afrontar. "Por la tarde intentaremos volver a por otras cosas", añade el hijo de Juan, aguantando la compostura, algo que no todos logran.

UN MINUTO DE SILENCIO

En un momento dado, una mujer pide permiso a la policía para dejar un ramo de flores en la entrada del edificio, en memoria de la fallecida, y rompe a llorar. El Ayuntamiento de Premià de Mar ha convocado un minuto de silencio este lunes, como muestra de pésame por la víctima de la deflagración en la que, además, 17 personas resultaron heridas.

Los vecinos de los edificios colindantes, que también fueron desalojados, ya han podido volver a sus viviendas pero los residentes del bloque siniestrado seguirán a la espera mientras se evalúa el desgaste estructural provocado por la fuerte deflagración, que ya se sabe que es grave.