Mueren 14 cigüeñas electrocutadas en una torre eléctrica en Navàs

Las aves pasaban la noche en su ruta migratoria

Cigüeñas muertas al pie de una torre eléctrica en Navàs (Bages).

Cigüeñas muertas al pie de una torre eléctrica en Navàs (Bages). / periodico

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Catorce cigüeñas fueron encontradas muertas el pasado sábado 20 de agosto al pie de diversas torres eléctricas en el municipio de Navàs (Bages).

Según ha declarado a Efe el Agente mayor de fauna del Bages, Manel Fernández, el pasado viernes llegó a Navàs "un grupo numeroso" de unas 200 cigüeñas, que pasaron la noche sobre ocho torres eléctricas de la localidad: 14 de las aves murieron electrocutadas y dos más resultaron heridas, aunque "pudieron retomar el vuelo y se han ido".

El concejal de Medio Ambiente de Navàs, Josep Casafont, ha indicado que las torres están repartidas por los límites del término municipal, y que "ya hace unos cuatro o cinco años" que las cigüeñas han incluido Navàs en su ruta migratoria.

Para el cuerpo de Agents Rurals de la Generalitat, no hay una explicación. "Quizá había demasiadas cigüeñas", apunta Fernández. El agente ha destacado también que siempre que se da un caso de electrocución se elabora una ficha y se hace llegar a la compañía Fecsa-Endesa. Los forestales han asegurado que tomarán "medidas" para que las aves que pasen por Navàs durante su ruta migratoria el año que viene no se electrocuten.

MAYOR PRESENCIA DE EJEMPLARES

A pesar de que las aves afectadas estaban en ruta migratoria, en los últimos año ha proliferado la presencia de cigüeñas en España porque la mayor disponibilidad de alimento, especialmente en basureros y cultivos de regadío, y las temperaturas suaves han cambiado sus pautas: muchos ejemplares, especialmente los adultos, ya no realizan su tradicional viaje de ida y vuelta a África para pasar el invierno, sino que se desplazan solo unos pocos kilómetros o incluso se quedan siempre en el mismo lugar.

Tradicionalmente, las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) llegaban a la Península en febrero y se instalaban muy a menudo en el mismo nido, situado en un campanario, chimenea o edificio elevado. Empezaban el periodo de celo, criaban y en otoño regresaban a sus cuarteles de invernada en Senegal, Mali, sur de Mauritania y de Chad y otros países del Sahel, donde la abundancia de langosta y otros insectos les garantizaba la alimentación. Sin embargo, ahora les resulta más práctico permanecer en Europa que aventurarse a una migración de miles de kilómetros que incluye los pasos del estrecho de Gibraltar y especialmente del Sáhara, que son unos 2.000 agotadores kilómetros con poco alimento,