China perseguirá a los ladrones de piedras de la Gran Muralla

GRAN MURALLA EN PEKIN

GRAN MURALLA EN PEKIN / LB

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

China ha emprendido una campaña para castigar a las personas que provocan daños a la Gran Muralla, su mayor símbolo. El monumento sufre tantos embates por el clima hostil como por la codicia y la barbarie humanas. La campaña protectora llega una semana después de que se difundiera un vídeo, que apenas dura seis segundos, donde se observa a Zhu, un hombre en pantalones cortos y sandalias, que arranca una piedra de una sección de la muralla y la emprende a patadas con otro tramo, al estilo 'kung fu', entre alaridos y aspavientos. “No le resultó fácil al emperador Qin Shihuang levantar la gran muralla, pero él la está destrozando”, se escucha de voz de fondo. Zhu argumentó en su defensa que solamente quería impresionar a sus contactos en Wechat, una especie de Whatsapp. La tormenta viral terminó con sus disculpas públicas, 10 días de detención administrativa y 500 yuanes (67 euros) de multa.

La campaña dirigida por la Administración Estatal de Patrimonio Cultural de China (SACH, por sus siglas inglesas) prevé inspecciones continuadas y controles aleatorios para fiscalizar los esfuerzos de 15 provincias, regiones y municipios a lo largo de los 21.000 kilómetros de longitud. También establecerá una línea telefónica para que el público denuncie los atropellos.

CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS

 La iniciativa perseguirá con más ahínco a los ladrones de piedras, que no es raro que se ofrezcan trozos a los turistas por 30 yuanes (unos cuatro euros). Una supuesta sección de la muralla terminó en eBay con el sello de autenticidad. En otras ocasiones son los campesinos quienes utilizan las piedras para levantar sus casas sin saber a qué corresponden. La situación se complica con los turistas que garabatean las piedras para dejar constancia de que estuvieron ahí. Así suele suceder en Badaling, un tramo a apenas una hora en autobús de Pekín donde se aprietan atracciones de feria, tiendas de recuerdos y timadores varios. Solamente un 10% de la muralla está bien conservada, especialmente en la parte próxima a la capital y a otras grandes ciudades.

La Sociedad de la Gran Muralla alertó el pasado año de que han desaparecido casi 2.000 kilómetros de esta construcción, un tercio del tramo levantado durante la dinastía Ming (1368-1644) y que 1.185 requieren una reparación urgente. Ocurre que lo urgente eclipsa a lo importante, señala Dong Yaohui, vicepresidente de la citada sociedad. “Gastamos un montón de dinero en reparar la gran muralla en lugar de preservarla”, ha afirmado.

Los intentos para proteger una de las siete maravillas del mundo no han sido escasos ni tibios. China cuenta desde el 2006 con una ley que prohíbe las pintadas, grabar nombres en las piedras, robarlas, conducir o plantar árboles. También prevé elevadas sanciones. La prensa ha difundido algunos castigos, como los tres años de cárcel y 100.000 yuanes (13.500 euros) impuestos a dos granjeros por destruir algunos de los tramos más antiguos. Pero el cumplimiento de la ley se topa con la falta de medios y la supervisión de las autoridades locales, señalan los expertos. La muralla discurre por buena parte de la China rural y muchos de sus gobiernos tienen urgencias mayores que unas piedras viejas. Las directrices oficiales ya han logrado que algunas regiones como Mongolia interior destinen partidas de su presupuesto a protegerla, pero todavía queda mucho por hacer.

La Gran Muralla es un conjunto de segmentos levantados durante siglos, desde la dinastía Qing (siglo III antes de Cristo) hasta la forma actual que le dio la dinastía Ming (siglo XIV-XVII). Los expertos calculan su longitud entre los 9.000 y los 21.000 kilómetros, en función de cuánto de lo desaparecido incluyan. En algunas zonas son apenas montículos arenosos

La literatura clásica ha descrito los sufrimientos y millones de muertos que costó levantarla. Es, probablemente, el mayor cementerio del mundo. Y, eso seguro, la mayor estructura militar jamás construida, aunque no impidió el paso a Gengis Khan. Hoy es innegociable para los millones de viajeros de dentro y fuera de China que llegan a Pekín.