el auge de los grupos de manipulación psicológica

Seducción y manipulación en un momento de vulnerabilidad

Los nuevos grupos sectarios captan a los adeptos con actividades inofensivas y los van atrapando de forma sutil

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FERRAN COSCULLUELA / BARCELONA

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“En las sectas no te metes, sino que te meten”, afirma el psicólogo Miguel Perlado, que destaca que estos nuevos grupos de comportamientos sectarios ya no llevan a cabo labores de captación y proselitismo callejero. “Muchas personas son atraídas aconsejadas por otros, no te abordan agresivamente, sino que puede ser alguien de tu trabajo o un amigo que un día, tomando una cerveza, te dice: ‘A mí también me ha pasado lo que te ocurre a ti, igual te iría bien venir a este grupo, o visitarte con este terapeuta”, explica.

Todos los especialistas coinciden en que esa captación es mucho más probable cuando la persona afectada se halla en una situación de vulnerabilidad emocional, ya sea debido a una ruptura sentimental, a la muerte de un familiar, a una enfermedad, a la pérdida del empleo, a un traslado geográfico, u otras cuestiones similares.

El enganche psicológico con el grupo no es brusco. “Comienzan con actividades inofensivas, como el yoga o la meditación, lo que intentan es vender a los adeptos que todo lo que hacen y proponen es por su bien. Utilizan las mismas técnicas que empleamos los psicólogos, como la relajación. Es muy sutil, van entrando cada vez más y van atrapando a las personas, hasta que llega un momento en el que le piden dinero, dedicación u otras cosas que el adepto ya no está en condiciones de denegar”, corrobora Vega González, directora del AIS, una entidad que cada año trata a unas 150 personas atraídas por estos grupos.

BOMBARDEO DE AMOR

Perlado añade que bajo el pretexto “de una gran sonrisa, de una gran ayuda” se esconde un propósito de explotación. Pero no es el primer día, es paulatino. De entrada es la seducción. En un momento de vulnerabilidad encuentras un grupo en armonía que te acoge. “Con un 'bombardeo de amor', en el que se prodigan los abrazos. No sabes cómo, pero todo el mundo te quiere, es un pelotazo afectivo que te reflota”, afirma este especialista.

Una vez seducido, viene la parte más adoctrinante, porque lo buscan estos grupos es alimentarse de las personas, pero es una inmersión que se va haciendo por capas, con individuos más involucrados que otros. “Se acata la autoridad del líder, que dice que para hacer ese proceso de transformación que necesitas tendrás que ser igual que él, pero se da la paradoja de que nunca lo consigues, por más cursos u horas que dediques”, avisa Perlado. Muchos de los adeptos se convierten en trabajadores compulsivos para el grupo y el gurú, con los que tienen un sentimiento de deuda.

META INALCANZABLE

Los líderes se erigen en figuras pseudoparentales, reinterpretan la historia del adepto, sus apegos, su forma de pensar, y sobre todo, les hacen sentirse diferentes a los demás, por encima del resto, llamados a una gran tarea que la sociedad todavía no entiende. De ahí que tampoco sea conveniente ni necesario explicar las interioridades del grupo a 'los de afuera', a los otros, a lo que todavía no han visto la luz.

La salida de estos grupos se produce generalmente cuando los adeptos, frustración tras frustración, comprueban que están persiguiendo una meta inalcanzable. Es entonces cuando se da el clic de la desconexión. A pesar de constatar ese fracaso, muchos afectados necesitan un tratamiento posterior que suele durar entre uno y dos años.