La impunidad de las nuevas sectas

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FERRAN COSCULLUELA / BARCELONA

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Empresas de venta piramidal, asociaciones de carácter deportivo, organizaciones que ofrecen técnicas de memorización y lectura rápida a los estudiantes,expertos en terapias alternativas, congregaciones de carácter religioso, tarotistas, astrólogos. El mundo de las sectas, o mejor dicho, de los comportamientos sectarios y la manipulación psicológica se ha diversificado en los últimos años y su número va en aumento. Un incremento constado por los expertos que tratan a sus víctimas y que, sin embargo, no va acompañado de un aumento de las denuncias o de las sentencias condenatorias, que son prácticamente inexistentes. Es la impunidad de las llamadas sectas de segunda generación.

“Los grupos de antaño, los de primera generación, se dirigían a aspectos periféricos de la persona, como la visión del mundo o la transformación social. Era la época hippy, la de la ufología, el discurso estaba alejado del individuo. Sin embargo, ahora se dirigen a la identidad, al ‘self’, lo que esperas de ti y de la vida, el cuidado de uno mismo, la salud, el bienestar, el crecimiento personal”, explica Miguel Perlado, un psicólogo especializado en comportamientos sectarios con 17 años de experiencia.

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Las sectas o grupos sectarios actuales no tienen nada de esotérico, ni sus acólitos llevan túnicas y se recluyen en las montañas. Y muchas veces tampoco se trata de grandes estructuras, sino que puede ser un pequeño grupo reunido en torno a un gurú o líder, que se erige en maestro, sanador, guía espiritual o conseguidor de bienes materiales, y al cual los adeptos entregan su confianza, con seguidismos extremos.

MANIPULACIÓN

“La gente sitúa las sectas en algunos grupos que tiene muy visualizados o de los que se ha hablado mucho, pero no incluye otro tipo de grupos como puede ser una ONG o una empresa. Por eso nosotros hablamos de grupos de manipulación psicológica y no de sectas, porque muchas personas asocian ese término a una práctica religiosa”, explica un inspector de los Mossos especializado en esta problemática y que pide que su nombre no salga publicado.

“No importa si crees en ovnis o en la reencarnación. Lo que importa es que puedas creer libremente, en un ejercicio libre de tu razón y sin haber sido manipulado por otras personas con prácticas de alteración de la personalidad o técnicas de persuasión cohercitivas”, destaca el especialista de los Mossos.

Los expertos calculan que en Catalunya hay un centenar de grupos sectarios y que entre 30.000 y 50.000 personas pueden haber caído en sus redes, aunque los afectados son muchos más si se tiene en cuenta que muchos de adeptos tienen hijos y familiares que también sufren las consecuencias de este tipo de manipulaciones.

DIFÍCIL DE DEMOSTRAR

Pero a pesar de estas cifras, los Mossos aseguran que en la actualidad no existe ninguna sentencia judicial que haya condenado a ninguno de esos grupos, por eso tampoco hay ninguna lista oficial de ellos. “No hay sentencias porque la manipulación psicológica es muy difícil demostrar ante un tribunal y también son muy difíciles de perseguir policialmente. Tampoco hay apenas denuncias, porque muchos afectados sienten vergüenza y a veces miedo. Hay personas de 50 años que han hipotecado sus casas y han sido exprimidas por un solo individuo y luego tienen dificultadas para ponerlo en conocimiento de la policía por sensación de ridículo”, comenta el mando policial.

El Código Penal (en el artículo 515.2) reconoce la figura del control de la personalidad, pero en el caso de personas adultas es extremamente complicado demostrar que las donaciones económicas que han hecho para una causa o las relaciones sexuales que han podido mantener con el líder del grupo, si es el caso, no han sido voluntarias.

LIBERTAD DE CULTO

“Otro escollo es que muchas sectas se revisten de un lenguaje pseudoreligioso y se escudan en la libertad de culto a la hora de defenderse en los tribunales”, apunta Perlado. “Estos grupos lo reconvierten todo en una disquisición religiosa y el jurista dice entonces que no puede entrar en temas de libertad de creencias”, añade el psicólogo.

Cuando alguno de estos casos llega a conocimiento de la policía, los investigadores intentan averiguar si de esas actuaciones se desprende algún tipo de delito conexo, como estafa, abuso sexual o cualquier otro comportamiento delictivo que sea objetivable que les permita actuar. “Pero es muy difícil –insiste el inspector-, porque no suele haber recibos ni grabaciones ni otros tipos de pruebas”.

La policía catalana suele derivar las numerosas consultas que le llegan (en la mayoría de casos procedente de familiares de los afectados) al servicio de Atención e Investigación de Sociadicciones (AIS), una entidad privada sin ánimo de lucro integrada en el sistema sanitario público, que atiende a los adeptos y asesora gratuitamente a sus allegados.