ABUSOS SEXUALES EN LA ESCUELA

El escándalo de pederastia de los Maristas, en 6 pasos

43 exalumnos acusan a 12 docentes y un monitor, pero la mayoría de las denuncias caen en saco roto por la antigüedad de los delitos

Entrada del colegio Maristas Sants-Les Corts.

Entrada del colegio Maristas Sants-Les Corts.

J. G. A. / G.S. / M. J. I.

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DENUNCIANTES Y DENUNCIADOS

Exalumnos de los colegios de los Maristas de Sants-Les Corts y la Immaculada, en el distrito barcelonés de l’Eixample, y de Badalona han presentado 43 denuncias contra 12 docentes, incluyendo las seis del 2011 contra el hermano Lucio Zudaire, y  un monitor de comedor que ejercía en el primer centro. La mayoría de estos casos han sido archivados por prescripción del delito por el paso del tiempo. Al menos quedan abiertos: el del exprofesor Joaquim Benítez y el del monitor. En este último caso se está analizando el material informático confiscado.  El último denunciado por un expupilo es un religioso que dio clase en la escuela de Les Corts. “Me dijo que si le besaba me mejoraría la nota”, relata el denunciante.

TRES CONFESIONES EN EL PERIÓDICO   

Este diario ha publicado tres confesiones de pederastas denunciados por exalumnos. La primera y la segunda fueron las de Joaquim Benítez y la de A. E., profesor del colegio de la Immaculada. La tercera es la de A. F., un exdocente de Sants que negó los abusos a reporteros de este diario pero fue descubierto por una de sus víctimas con una cámara oculta. 

DECENAS DE AÑOS DE CÁRCEL PARA EL PEDERASTA

El exprofesor de gimnasia del colegio Sants-Les Corts es el único de los docentes que con casi toda seguridad se sentará en el banquillo de los acusados, a pesar de que la mayoría de las denuncias contra él están archivadas por prescripción y solo quedan vivas cuatro. A pesar de que la condena que la justicia puede imponer a este exdocente superaría los 40 años de prisión, el máximo de cumplimiento es de dos décadas. Para calcular la pena debe tenerse en cuenta la fecha en que ocurrieron los hechos, la edad del menor y el Código Penal aplicable en ese momento, así como las agravantes, como la superioridad sobre el afectado por la condición de  docente. Otra cuestión a tener en cuenta es si en una misma víctima se ha cometido un solo delito, uno continuado a lo largo del tiempo o varios.

LA PRESCRIPCIÓN DE LOS DELITOS

No sólo la mayoría de las denuncias contra Benítez se han archivado al haber prescrito los delitos cometidos por el exdocente, sino que también ha pasado lo mismo respecto a otras presentadas contra otros antiguos profesores de los Maristas. En ninguno de los casos se ha tomado declaración a las víctimas y denunciantes, pese a que algunos de ellos lo han solicitado. La caducidad de los hechos es la principal baza con la que juegan los acusados y la orden religiosa para minimizar los efectos del alud de demandas presentadas ante los Mossos d’Esquadra. La prescripción empieza a contar a partir de la mayoría de edad de la víctima y se tiene en cuenta el Código Penal vigente cuando ocurrieron los hechos.

UNA DENUNCIA QUE NO TUVO RESPUESTA

Los Maristas recibieron en el 2005 un correo de un exalumno avisando de que uno de sus profesores, en concreto Joaquim Benítez, abusaba sexualmente de los menores. En el e-mail dirigido al entonces director del colegio Sants-Les Corts, Jaume Burgués, el denunciante sostenía que tenía pruebas de la acusación porque él era uno de los estudiantes que había sufrido sus abusos. También añadía el lugar en el que se producían las agresiones sexuales: el despacho de Benítez. Nadie hizo nada al respecto.

SIN NOTICIAS DEL PAPA

Manuel Barbero, padre del primer exalumno que denunció por abusos sexuales al profesor Joaquim Benítez envió una carta al Papa Francisco a comienzos de marzo de este año. En la misiva le aclaraba que, antes de dar el paso de escribirle a él, se había puesto en contacto con el Arzobispado de Barcelona, donde fue informado de que, a pesar “del horror” del escándalo de pederastia que afecta, por lo menos, a dos colegios de los Maristas, este organismo “no podía hacer nada” dado que esta orden religiosa no debe responder ante el arzobispo. Por eso Barbero optó por comunicarse directamente con el papa Francisco, quien, tres meses después, todavía no le ha respondido.