Reparaciones responsables

Taller de reparación de la Fundació Feniss en el Raval.

Taller de reparación de la Fundació Feniss en el Raval. / periodico

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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Según el Comité Económico y Social Europeo, casi la mitad de los europeos encuestados optaron por no reparar un producto en el 2015 por ser demasiado costoso. “Mientras el coste de fabricación es cada vez menor, el precio de la mano de obra se mantiene, y a la gente ya no le sale a cuenta reparar algo porque se vuelve muy caro”, opina Gonzalo Torralbo, de Recyclia. “Cada fabricante tiene su política de reparaciones, pero si el arreglo cuesta más del 30% de lo que se pagó por el producto, es mejor cambiarlo”, afirma Jesús Sevil, secretario general de Fape, la asociación de fabricantes de pequeños electrodomésticos.

No todos los productos que se desechan en esas situaciones acaban todos en el desguace. Un estadio intermedio son las empresas de reciclaje que también se dedican a la recuperación. Arreglan los aparatos y los vuelven a poner en el mercado avisando de que son de segunda mano. Muchas son empresas de la llamada economía social, que persigue generar un beneficio también ético en la sociedad, en este caso a través de fomentar el consumo responsable pero también el empleo entre colectivos desfavorecidos. Según la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS), por cada 10.000 toneladas de residuos y otros materiales se crean 36 puestos de trabajo si se reciclan, y hasta 296 si se preparan para la reutilización, aunque en algunos casos, esa cifra se eleva hasta los 800 empleos.

DIRECTORIO DE TALLERES

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La Asociación de Amigos de la Tierra ha censado hasta 500 comercios en Alargascencia, un directorio de negocios que se dedican a reparar y recuperar. Pero también hay otras iniciativas para fomentar que los particulares asuman la importancia de la cultura de la recuperación y vuelvan a reparar, en la medida de lo posible, aquello que se les estropea. 

Es el sentido de centros como Millor que nou, reparat, una iniciativa del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) que ofrece ayuda y herramientas para que quien quiera repare algo, y que cuenta con locales en Barcelona, Viladecans, Sant Cugat, El Prat y Santa Coloma de Cervelló por los que han pasado ya más de 7.000 personas y que dan 1.500 servicios al mes. “No somos un servicio técnico sino que ayudamos a reparar cosas simples”, explica Albert Torras, jefe de prevención de residuos de la AMB. “Pero hemos pasado de dar servicio solo dos tardes a la semana con dos trabajadores, a 40 horas con cinco monitores, y las ferreterías y los servicios técnicos del barrio están contentos”, declara.

PIEZAS DE RECAMBIO CON IMPRESORAS 3D

Recuperar muebles, ayudar a desincrustar cafeteras, arreglar cables, reparaciones de ordenador o secar móviles mojados son pequeñas reparaciones que encuentran su sitio en estos lugares. “El que prueba estos servicios acaba adaptando su estilo de vida, porque arregla más cosas”, afirma Torras. También la Fundación Feniss tutela un local en el Raval llamado ‘No tires, aprende y repara’, que funciona los viernes por la mañana.

La idea viene de los Repair Café, una red de locales nacidos en Holanda donde voluntarios se ayudan para arreglar cosas y que cuentan ya con casi 1.100 sedes en todo el mundo, incluidas el Medialab Prado de Madrid, Oviedo y Zaragoza. En ellos se ha comenzado a experimentar con impresoras 3D para proveerse de piezas. Una meta que que también se plantean los responsables de la AMB, que quieren extender el modelo de Millor que nou, reparat a centros cívicos y a la colaboración público-privada.