VIOLENCIA MACHISTA

Confesiones de un maltratador: "Me costaba contener la ira"

Un hombre que agredió a su esposa relata su experiencia violenta y cómo intenta rehabilitarse en el Servicio de Atención a Hombres del Ayuntamiento de Barcelona

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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Pide que le llamen José, a secas, y pide también que su identidad se preserve en el más estricto anonimato. Nada de fotos, por favor, reclama. No parece que sea por vergüenza, sino para tratar de mantener fuera de esta historia a sus hijos. José admite, y lo hace sin reparos, que fue violento con su mujer. Que estaba lleno de ira, que su vida era un sinsentido y que tenía la impresión de que ella, su esposa, no le ayudaba.

“Pensaba que no me entendía… Aunque ahora comprendo que quizás era yo el que no se daba cuenta de todo lo que estaba haciendo por mí en ese momento”, reconoce. Fue ella la que buscó ayuda para él y la que le habló del Servicio de Atención a Hombre (SAH) del Ayuntamiento de Barcelona. Y él dio el paso.

¿Cómo llegó al servicio? Fue después del problema que tuve con mi esposa. Un día me enseñó el folleto del servicio, me lo dio y me dijo: “Mira, aquí te pueden ayudar. Tú mismo, tú decides”.

¿Cuál fue ese problema con su esposa? Lo que pasó es que yo andaba con periodos de depresión. Primero, porque no tenía trabajo. Y, segundo, porque tengo hijos, de mi primera pareja, a los que no puedo ver porque viven lejos. Fue una época en que yo estaba mal y sentía que ella no me comprendía, que no me daba el apoyo que realmente necesitaba. Que me criticaba y que todo me lo reprochaba. A mí me costaba contener la ira. Y un día en que había bebido más de la cuenta, llegué a casa bastante cargado y aún tomé dos cervezas más ya en casa... El caso es que a medianoche, me levanté para ir al baño y, como aún no sabía muy bien qué hacía, empecé a orinar en el patio. Ella salió y me reprendió y yo reaccioné dándole un golpe. Ella cayó al suelo, no llegó a hacerse daño, pero yo seguí insultándola…

¿Y cómo acabó? Estaba con nosotros un hijo mío, que tiene ya 25 años, y salió en su auxilio. Allí me di cuenta de que estaba entrando en una espiral de la que tenía que salir cuanto antes.

¿Fue aquel empujón el que le hizo ver que necesitaba ayuda? Fue el detonante, sí. Allí le dije de todo: que se metía siempre conmigo, que no dejaba de criticarme por todo, que no le preocupaban mis hijos, que estaba harto de todo. Yo era una persona que se guardaba siempre las cosas y ese día estallé.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Jos\u00e9","position":"USUARIO DEL SERVICIO DE ATENCI\u00d3N A HOMBRES","text":"Todo estall\u00f3 un d\u00eda en que hab\u00eda bebido m\u00e1s de la cuenta... Llegu\u00e9 a casa y\u00a0empec\u00e9 a orinar en el patio. Ella me reprendi\u00f3 y yo reaccion\u00e9 d\u00e1ndole un golpe. Cay\u00f3 al suelo y\u00a0yo segu\u00ed insult\u00e1ndola"}}Eso de guardarse las cosas lo hacen muchos hombres… Sobre todo en nuestra cultura, porque somos una cultura machista. Los hombres lo queremos solucionar todo nosotros, todo lo queremos controlar. Yo soy hijo de una familia en la que el padre era el que mandaba. Y cuando mi padre decía una cosa, no había discusión posible. Todo era como él decía y nadie podía discrepar. Supongo que yo, antes, era un poco como él.

¿Y cómo es la relación con sus hijos?¿Ha habido también momentos violentos? No, no, no… Nunca les he puesto la mano encima. A ellos jamás. Ni se me ha pasado por la cabeza. Como mucho, ha habido castigos, como quitarles el móvil.

 Usted fue valiente, porque asumió que necesitaba ayuda, ¿pero qué habría pasado si no hubiera venido aquí?  No sé, la verdad…

¿Cuántos años llevan conviviendo con su esposa? En junio celebraremos 15 años juntos y nos casamos en el 2008, pero en estos momentos estamos separados.

¿Siguen separados? Sí, fue ella la que se marchó de casa. Y el hecho de que se fuera supuso incluso un alivio. Ese alejamiento era necesario. Sé que está mal decirlo, pero a mí me sirvió para ver las cosas con perspectiva. Habíamos acumulado mucha tensión, que en cualquier momento habría acabado en algo que yo no deseaba. Nos vino bien estar un tiempo alejados. No hablamos durante un mes y medio y, luego, poco a poco, fuimos recuperando el contacto. Ahora nos vemos a menudo. 

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Jos\u00e9","position":"USUARIO DEL SERVICIO DE ATENCI\u00d3N A HOMBRES","text":"'Aqu\u00ed te pueden ayudar. T\u00fa decides', me dijo mi mujer.\u00a0No s\u00e9 qu\u00e9 habr\u00eda ocurrido si no hubiera reconocido que necesitaba ayuda"}}¿Lleva mucho tiempo viniendo al servicio? Hace un año ya. Yo sabía que si quería realmente salir de aquella situación tenía que dar ese paso, tenía que mostrar una voluntad de enmienda.

¿Y cómo está ahora, después del año que ha pasado? Ahora mismo estoy en seguimiento. He acabado una terapia personalizada, pero sigo en contacto con los terapeutas del servicio. Cada cierto tiempo, mantenemos una charla y me preguntan cómo van las cosas con mis hijos, con mi esposa.

¿Y cómo les va? ¿Están mejor las cosas con ella? Sí, sí, aparte de la ayuda que tengo aquí, los dos estamos haciendo una terapia de pareja. De esta manera, ella también tiene un apoyo y un desahogo. Ella cuenta que ahora se siente más tranquila, más sosegada, que nuestras conversaciones son mucho más fluidas y reconoce que las cosas están cambiando.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Jos\u00e9","position":"USUARIO DEL SERVICIO DE ATENCI\u00d3N A HOMBRES","text":"Fue una \u00e9poca en que yo estaba mal y sent\u00eda que ella no me comprend\u00eda, que no me daba el apoyo que\u00a0necesitaba. Que me criticaba y que todo me lo reprochaba"}}¿Qué le dice a alguien que está como usted estaba? Pues que lo primero que tiene que hacer es dar el paso, si realmente quiere solucionar las cosas, que venga aquí, que hable, que cuente lo que siente, que busque a alguien que le escuche. A mí me fue muy bien. Me siento más libre, más tranquilo. Y he aprendido cosas: cómo relacionarme no solo con mi esposa, también con mis hijos, con mis padres. Me gustó mucho cuando me contaron cómo contener mi ira, vi que era algo útil.

Ha aprendido muchas cosas. ¡Claro! Yo antes discutía y discutía y cada vez era más violento. Ahora, en cambio, paro un momento, me tomo un respiro.

¿Ella también habrá aprendido? Sí, sí claro. Ahora estamos en un proceso. Y espero que sea con final feliz.