"Ahora tenemos encerrados a los niños y sueltos a los perros"

La convivencia entre animales de dos y cuatro patas es difícil en algunos parques de la ciudad

Un hombre contempla a varios perros que juegan en el parque Joan MIró.

Un hombre contempla a varios perros que juegan en el parque Joan MIró. / periodico

RAFAEL MORALES / BARCELONA

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El progresivo aumento de animales de compañía en Barcelona está haciendo cada vez más difícil la convivencia. En parques, calles y jardines hay cada vez más ciudadanos que pasean sus canes, y como no todos los propietarios de canes son ejemplo de civismo abundan los rastros de orines y defecaciones. M. B., que pasea con dos pequeños perros, da en el clavo cuando dice que "en lugares donde conviven animales de dos y de cuatro patas hay que mantener unas normas". Según el Consell de Veterinaris de Catalunya, en la provincia de Barcelona hay 793.576 animales de compañía (la mayoría perros) con el chip de identificación AIAC, de los que 140.000 perros están en la capital, una cifra mucho más elevada que la que maneja el ayuntamiento. 

Como en el caso de los que no los tienen, la mayoría de los propietarios de animales critican a aquellos que no recogen los excrementos y dejan que sus perros orinen en cualquier parte. Pero también están en contra de los que se quejan por la simple presencia de los animales y de algunas de las ordenanzas municipales que pretende aplicar el Ayuntamiento de Barcelona, como es el caso de mantener atados a los perros y aplicar multas de hasta 1.500 euros por llevar el animal suelto. Las sanciones por no recoger los excrementos ya son de 300 euros. “No puede ser que los perros vayan haciendo sus necesidades por todas partes, pero las multas me parecen un claro ejemplo de afán recaudatorio”, explica el mismo M. B., que prefiere permanecer en el anonimato.

PARQUES Y PIPICANES

Todo lo contrario que Lola Vílchez, que también tiene dos perros pequeños con los que recorre parques y calles de la ciudad. “Me parece estupendo que el ayuntamiento piense en hacer grandes parques para poder dejar en libertad a los perros”, destaca esta mujer que suele pasear con por el parque de la Ciutadella, la playa y otras zonas de la ciudad. Considera que “no hay necesidad de ir con los perros sueltos por la calle y correr riesgos innecesarios” y dice que las multas son excesivas. “Son tan desorbitadas como el hecho de echar de su casa a personas que no pueden pagar la hipoteca”, compara sin mencionar el nombre de la alcaldesa, Ada Colau, y señala que “hay dueños que son más peligrosos que sus perros”. Vílchez admite que se siente violenta cuando sus perros orinan en la acera, pero procura remediarlo manteniéndolos el rato suficiente en el parque o acercándose a los alcorques de los árboles. Se queja, sin embargo, de la falta de pipicanes.

En el otro lado de la polémica está Joan Cortada, que tiene en el quiosco del parque del Nord un lugar habitual de tranquilidad para estar con los amigos mientras los niños juegan por el parque. “Antes era al revés, pero ahora tenemos encerrados a los niños y hemos soltado a los perros”, lamenta en alusión a la cerca de madera que aísla las dos zonas infantiles que hay en este parque de los numerosos perros que se concentran en el resto del parque, sobre todo a partir de las seis de la tarde. “Este es el parque de los perros”, informa Ignasi Feixas. “Solo hay perros”, sentencia su esposa. Los dos están con su nieto en una de los zonas infantiles. "A veces los perros saltan la valla", asegura la mujer.

LA OPINIÓN DEL PASEADOR

“La verdad es que no conozco muy bien las ordenanzas municipales sobre animales”, admite Gustavo García, de 25 años, que ejerce de paseador de perros. “Me gusta venir aquí porque es el mejor pipicán de la ciudad que conozco y no hay tanta gente rara como en otras partes", confiesta este joven de larga barba a la moda y una melena que le llega a los hombros sobre el recinto que hay bajo el puente de la calle Marina. “La mayoría de los problemas que hay con los animales son por culpa de los dueños”, explica este joven, que es partidario de no obligar a llevar atados a los perros.

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