Las mujeres sufren más la pobreza que los hombres

La Taula del Tercer Sector denuncia que el 13% de mujeres que trabajan son pobres

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La Taula del Tercer Sector ha pedido este martes intensificar la mirada de género en la lucha contra la pobreza tras constatar que la tasa de pobreza femenina ha aumentado un 3 % (del 18,8 al 21,6 %) en un solo año y que el 13% de las mujeres que trabajan viven en situación de pobreza.

Estos son algunos de los datos que aparecen en el estudio 'La feminización de la pobreza. Reivindicando una mirada de género', que han presentado la periodista Elisenda Rovira y la vicepresidenta de la Taula del Tercer Sector y representante de Entitats Catalanas d'Atenció Social (ECAS), Sonia Fuertes.

Otro de los datos que aparecen reflejados en el informe es que las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres a las tareas del hogar y la familia, por lo que propone que "esta mirada de género debería tener en cuenta no sólo el acceso a recursos materiales, sino también simbólicos y relacionales".

Según el informe, "enfocar la pobreza con perspectiva de género va más allá de un enfoque cuantitativo. No es sólo que la pobreza afecte más a las mujeres, sino que existe una relación directa entre el proceso de empobrecimiento y el género". El dossier aporta una perspectiva general sobre la feminización de la pobreza en Cataluña en los últimos años y analiza las razones económicas y sociales de este fenómeno y sus consecuencias.

TRAYECTORIAS VITALES DISTINTAS

El estudio alerta de que las consecuencias de la crisis económica afectan tanto a hombres como a mujeres, pero las desigualdades de género hacen que ambos sexos sufran la pobreza de manera diferente, con causas y consecuencias específicas. Según la Mesa del Tercer Sector, una gran parte de la pobreza de las mujeres está condicionada por el género, es decir, que las trayectorias vitales de hombres y mujeres "tienen hechos distintivos y riesgos determinados" que hacen que, en términos de probabilidad, la pobreza acabe afectando más a las mujeres que a los hombres.

Según los autores del informe, "un enfoque adecuado debería tener en cuenta no sólo el acceso a recursos materiales (ingresos), sino también simbólicos (status) y relacionales (redes)".

El informe recoge algunas de las cifras sobre la pobreza femenina, como que el aumento global de la pobreza en realidad refleja un incremento de casi tres puntos en la tasa femenina (del 18,8 al 21,6 %) y una ligera disminución en la tasa masculina (de un 20,7 a un 20,2 %), según el Institut de Estadística de Catalunya. Además, la tasa de pobreza en hogares donde viven familias monoparentales es de 42,8 %, una tasa que ha disminuido un poco respecto al año anterior, cuando era del 43,3 %, pero sigue siendo la más elevada con diferencia. Más del 90 % de las familias monoparentales catalanas están encabezadas por mujeres en Catalunya.

MÁS DESIGUALDAD EN CONTRATOS INDEFINIDOS

Además, un 11,7% de la población trabajadora en Catalunya está en riesgo de pobreza. Este hecho, sin embargo, según el informe, también afecta más a la población femenina, un 13,1% respecto a un 10,5% en el caso de los hombres.

Otro indicador es la brecha salarial, que indica que la ganancia media anual por trabajador es de 24.253 euros en el caso de los hombres y de 20.740 en el de las mujeres. La mayor desigualdad se produce en los contratos indefinidos, con una diferencia de prácticamente 8.000 euros brutos anuales en el sueldo de un hombre y de una mujer.

En el caso del trabajo no remunerado, las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres a las tareas del hogar y la familia, que incluyen el cuidado de personas, el mantenimiento de los equipamientos, la limpieza o la cocina, por ejemplo.

El dossier también denuncia que las principales causas de la pobreza femenina son "la menor participación de las mujeres en el mercado laboral y el no reconocimiento económico ni social de otros trabajos que asumen las mujeres de manera mayoritaria", como las tareas de cuidado y mantenimiento del hogar.

Esa discriminación y la necesidad de conciliación de los trabajos remunerados con las tareas de cuidado hace que las mujeres tengan una menor tasa de empleo, jornada laboral, temporalidad y salarios, con lo que en promedio cotizan menos, lo que hace que tengan menos ingresos cuando cobran la prestación de desempleo o una pensión.

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