Un quinto exalumno de los maristas denuncia ante los Mossos a A. F. por abusos sexuales

GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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"A. F. era el padre que no tenía”, evoca J. M., un hombre de 38 años, en una conversación telefónica con este diario. J. M. estudió en el colegio de los Maristas de Sants-Les Corts, en la sede del barrio de Sants donde se impartía primaria, y allí coincidió con este maestro, sobre el que pesan denuncias de abusos sexuales por parte de varios expupilos, entre ellas de de él mismo.

"A. F. era un tipo cojonudo”, se ganaba la confianza “de todos los niños y también la de sus padres”, prosigue. “Mi madre estaba separada y él le caía muy bien”. Se ganó la confianza de ella hasta el punto de que un día, cuando J. M. contaba entre 8 o 9 años, el presunto pederasta invitó al niño solo a una casa que tenía en el campo. La excusa era “preparar el campamento” que organizaba cada año durante los períodos vacacionales.

Una noche, recuerda J. M., se quedó a solas en el interior de una tienda de campaña con A. F., entonces sufrió los tocamientos que, transcurridos 30 años, ha querido denunciar. “Me engatusó con el cuento de ‘tú me tocas aquí y yo te toco aquí’”. Aquí eran los genitales.

A.F. fue objeto de una denuncia por abusos sexuales de J. en 1997 (primera víctima), pero fue archivada porque el delito de abusos ya había prescrito, aunque por muy pocos meses. El lunes de esta semana lo denunció Jorge García (segunda víctima). El martes, J. hizo ante los Mossos d’Esquadra una declaración completa de las atrocidades que sufrió por parte de A.F. (tercera víctima). M., que también ha detallado sus abusos a este diario, no se hadecidido por el momento a presentar denuncia (cuarta víctima). Este miércoles, J. M., que actualmente reside en Colombia, ha enviado una declaración por correo electrónico a Mossos, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, para denunciar los abusos a los que fue sometido (quinta víctima).

J. M. asegura que aquellos tocamientos le trastocaron "de tal manera” que jamás ha podido olvidarlo. Nunca se había comentado a nadie porque al poco tiempo abandonó el colegio marista por motivos de salud. Este miércoles, tras ser localizado por este diario, se ha sumado al grupo de presuntas víctimas de A. F. que están rompiendo el silencio.