"No lo cambiaríamos por nada"

Padres, profesores y alumnos de un colegio de Vall-llobrega aprueban con nota alta la jornada continuada tras probarla durante cuatro años

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FERRAN COSCULLUELA / VALL-LLOBREGA

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Un nueve. Esa es la nota que le ponen los padres del CEIP Vall-llobrega (Baix Empordà) a la jornada intensiva en primaria. Un sobresaliente que se desprende de las encuestas que maneja la AMPA, y que demuestran que la aceptación de esta fórmula pasó del 65% de los progenitores cuando se inició la prueba piloto en el curso 2012-2013, al 93% dos años más tarde. Y no solo eso, el 78% de las familias considera que el rendimiento escolar de los alumnos ha aumentado tras la aplicación de los nuevos horarios.

“La valoración de las familias siempre ha sido muy positiva y ahora no cambiaríamos por nada este horario”, explica Imma Carbó, presidenta de la AMPA y madre de un niño de 10 años que desde que cambió de rutinas ha ganado “tranquilidad” y ha conseguido “mejorar la gestión del tiempo”.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Imma Carb\u00f3","position":"Presidenta de lA ampa","text":"\"La aceptaci\u00f3n del\u00a0nuevo horario es del\u00a093% y 8 de cada 10 familias\u00a0considera que el rendimiento escolar ha mejorado\""}}

El CEIP de Vall-llobrega fue uno de los tres centros del Baix Empordà que se incorporó a esta prueba piloto hace cuatro años, junto con dos centros de Begur y Platja d’Aro (que también están muy satisfechos por lo que saben los profesores). La directora del colegio, Laura Vilà, explica que los niños entran a las nueve de la mañana y salen a las dos de la tarde. Los alumnos almuerzan dos veces. “A las 10.30 horas se comen un bocadillo y sobre las 12.30 toman otro pequeño bocado (una pieza de fruta, galletas). En ambos casos salen al patio en dos tandas de 20 y 10 minutos, por lo que el tiempo total de recreo no sobrepasa la media hora.

COMEDOR Y EXTRAESCOLARES

Las clases acaban a las 14 horas y el comedor del centro (con un menú de unos 6 euros) funciona entre esa hora y las cuatro de la tarde. A partir de entonces se llevan a cabo las actividades extraescolares, que se prolongan hasta las 17 horas, ya que ninguna familia se ha acogido a la posibilidad que les ofreció el AMPA de alargarlas hasta las seis de la tarde.

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“Al principio nos daba miedo que a los más pequeños se les hiciera eterno tantas horas seguidas de clase. Pero los niños se adaptaron al nuevo horario antes que los propios profesores”, explica Vilà, que señala otra ventaja para los alumnos de infantil, cuya escolarización no es obligatoria. “Antes había padres que no los traían por la tarde, por tanto viaje y las prisas de tener que volverlos a recoger una hora y media después. Ahora ninguno de ellos se pierde una clase”, señala.

MEJOR GESTIÓN DEL TIEMPO

La mayoría de los padres consultados por este diario a las puertas del colegio comparten esa opinión. Rosa Mari Sánchez destaca que ahora solo tienen que hacer dos viajes al día y que, además, los niños tienen más tiempo porque se adelanta el inicio de las extraescolares. “A los niños les gusta hacer actividades y va bien que no las acaben tarde porque así tienen tiempo para hacer los deberes y para jugar”, dice esta madre. Su hijo, Iván, de 11 años, le da la razón con sus propios argumentos: “Antes (con el horario partido) era un rollo porque no tenía tiempo ni de ir al entrenamiento de fútbol ni de comer”.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Rosa Mari S\u00e1nchez","position":"Madre de un alumno","text":"\"Ahora solo tengo que hacer dos viajes al d\u00eda y mi hijo tiene m\u00e1s tiempo para extraescolares, hacer los deberes y jugar\""}}

Otros padres, como Marc Tabernero, consideran en cambio que la jornada intensiva beneficia especialmente a las parejas en las que uno de los dos tiene un horario de media jornada o de funcionario. “No es nuestro caso, porque los dos trabajamos en horario partido, por eso tenemos que tirar al máximo de extraescolares por la tarde”, explica.

INFORME FAVORABLE

La directora del colegio, que tiene 160 alumnos y que lleva 10 años funcionando en módulos prefabricados, comenta que los profesores también necesitaron un periodo de adaptación al nuevo horario. “Nosotras también almorzamos dos veces, pero bien, porque no comemos hasta las tres de la tarde, ya que a partir de las dos aprovechamos para hacer reuniones y otras tareas”, afirma.

Hace una semana enviaron un informe a Ensenyament con la valoración de la experiencia, que es “muy positiva”. Ahora están a la espera de que la ‘conselleria’ les permita seguir con este horario y cruzan los dedos para que así sea. “Lo contrario sería una (ingrata) sorpresa”, avisa.