Los ecologistas saludan el "cambio de rumbo" pero alertan de las carencias del acuerdo

La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima, que ha concluido este sábado en París con el primer acuerdo universal para tratar de poner freno al calentamiento del planeta, ha sido saludada por los representantes políticos con un entusiasmo que no comparten al cien por cien las organizaciones ecologistas y los movimientos ciudadanos.

Aunque admiten que se ha producido un cambio de rumbo, ponen el acento en las carencias del acuerdo. Entre los principales reproches mencionan la falta de medidas concretas para que las poblaciones más vulnerables se libren de los devastadores efectos de los desajustes climáticos y el calendario de revisión de los compromisos adquiridos.

Todos saludan la movilización social, que ha ejercido una buena dosis de presión sobre los gobiernos. En medio de fuertes medidas de seguridad, miles de militantes ecologistas han salido este sábado en París en un ambiente festivo para seguir recordando a los políticos que la movilización ciudadana seguirá adelante. Una cadena humana formando líneas rojas se ha desplegado en las calles de la capital francesa, salpicadas con el eslogan ‘Clima, justicia, paz’.

FIN DE LAS ENERGÍAS FÓSILES

Para la directora ejecutiva de la oenegé Avaaz, Emma Ruby-Sachs, París “sienta las bases del cambio de rumbo hacia las energías limpias que el mundo quiere y el planeta necesita”. También Greenpeace cree que el acuerdo relega las energías fósiles al rincón de la Historia.  “La rueda de la acción gira lentamente, pero en París ha girado”, ha señalado su director, Kumi Naidoo.

Para Pascal Canfin, experto del World Resources Institute “el vaso está lleno en tres cuartas partes” pero se felicita de que el texto contemple un objetivo a largo plazo para rebajar las emisiones responsables del efecto invernadero. Esta meta es, en opinión de las oenegés un fuerte mensaje para los inversores.

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“Todos los Gobiernos parecen reconocer ahora que la era de las energías fósiles debe terminar, y rápido. Pero la potente industria fósil no aparece en el texto, lo que retrasará tanto la transición que todavía habrá inmensos daños climáticos”, ha destacado uno de los fundadores de  350.org, que también ha lamentado la exclusión del texto de los derechos de los pueblos indígenas.

Un aspecto positivo subrayado por los ecologistas es la mención a la necesidad de mantener el nivel de aumento de la temperatura del planeta por debajo de los 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales.

DUDAS SOBRE LA REVISIÓN

“A partir de ahora, todo lo que hagan los gobiernos podrá medirse respecto a este objetivo”, ha expuesto la responsable de WWF, Samantha Smith. El acuerdo alcanzado en la sede de Le Bourget establece un mecanismo de revisión cada cinco años para evaluar el grado de cumplimiento del compromiso asumido por los firmantes.

Es ahí donde algunas organizaciones expresan sus dudas, al ver muy lejos la fecha de la primera revisión (2025) porque los próximos 15 años son decisivos para mantenerse por debajo de los 2 grados centígrados, en opinión del Grupo Internacional de Expertos sobre el Clima (GIEC).

Una solución “insuficiente” para las poblaciones más vulnerables, como diagnóstica Oxfam Intermon España. “El acuerdo no compromete a los países a reducir sus emisiones con la urgencia que se requiere y además implicará un aumento de los costes de adaptación de los países afectados”, ha lamentado su director, José María Vera, recordando que “todavía queda mucho por hacer”.

EL SECTOR DEL TRANSPORTE

La principal organización ecologista francesa, France Nature Environnement, ha criticado la ausencia de la negociación del sector del transporte aéreo y marítimo, responsable del 8% de las emisiones. Y el premio Nobel de Economia 2014, el francés Jean Tirol, se ha desmarcado del entusiamo general. “Si nos atenemos a los hechos, el compromiso está muy por debajo de la ambición y no hemos avanzado mucho más que en los últimos seis años”.

EL FMI PIDE UNA TASA PARA LAS EMISIONES

Para la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, el primer acuerdo universal sobre el clima es “un paso fundamental” para hacer frente al desafío del cambio climático que requiere de los gobiernos la aplicación de políticas coherentes. A su juicio, la clave ahora es crear una tasa para las emisiones de carbono e incentivar las inversiones limpias.