Jesús Ruiz: "Lo urgente es que ninguna persona duerma en la calle"

ENTREVISTA CON EL DIRECTOR DE ASSÍS

EN ASSÍS. Jesús Ruiz, en una de las salas del edificio de la  oenegé que dirige, en el distrito de Sarrià Sant Gervasi.

EN ASSÍS. Jesús Ruiz, en una de las salas del edificio de la oenegé que dirige, en el distrito de Sarrià Sant Gervasi.

ROSA MARI SANZ / BARCELONA

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Todo empezó con el crimen de Rosario Endrinal, la mujer que murió abrasada en el 2005 mientras dormía en un cajero de Sarrià después de que unos jóvenes la rociaran con líquido inflamable. Jesús Ruiz, director de la oenegé Assís, decidió poco después empezar a recoger datos de los sintecho que fallecen de forma violenta en la calle. Sabe que incompletos, pero no por ello menos sobrecogedores: casi tres de cada 10 fallecen de forma violenta. Su tesón por denunciar las condiciones de vida de este colectivo dio un paso adelante cuando la fundación Rais le propuso participar en la puesta en marcha del Observatorio Hatento para detectar y analizar los delitos de odio y situaciones de violencia que sufren las personas sin hogar en España. Los primeros resultados, basados en entrevistas a usuarios de entidades con un tiempo medio de cinco años en la calle, no dejan indiferente. O no deberían. 

-Según el primer informe del Observatorio Hatento, cerca de la mitad de las personas sin hogar son víctimas de delitos de odio.

-Así es. El 47% ha sufrido un incidente o delito de odio por la intolerancia y los prejuicios hacia su situación de exclusión social extrema, y de estos ocho de cada 10 ha pasado por esta experiencia en más de una ocasión.

-Agresiones que quedan impunes.

-Es que ni se denuncia. ¿Cómo van a denunciar las víctimas si no creen en el sistema? No denuncian por la falta de confianza en el sistema judicial, en la sociedad, y por miedo. Si han de volver a dormir al mismo sitio donde les agredieron están expuestos otra vez. Lo peor es que en muchos casos hubo testigos y nadie denunció. Vivimos en este tipo de sociedad, la violencia machista tampoco se denuncia. No hemos de ser supermanes ni poner en peligro nuestra integridad física, es solo una llamada. Una simple llamada, como la que hacemos sin dudarlo si vemos un coche averiado en la carretera. En cambio, puedes escuchar a un vecino que está pegando a su mujer y no eres capaz de coger el teléfono. ¿Qué nos está pasando? No podemos tolerar la violencia con nadie.

-¿De qué tipo de agresiones estamos hablando?

-De insultos y trato vejatorio, pero también de agresiones físicas. En este caso los implicados llevaban algún elemento intimidatorio, como palos, porras o piedras.

-¿Las víctimas recurren entonces a sus entidades de referencia, en el caso de que tengan?

-No. Son dobles víctimas. Si ves a alguien con un ojo morado preguntas y a lo mejor te lo explican, pero has de abordarlos. Hasta les avergüenza. Las víctimas en general nos explicaron que identificaban estos episodios por el simple hecho de estar en la calle. Eso no es más que odio. Por eso desde el Observatorio Hatento estamos trabajamos para que el Código Penal tipifique de manera específica este tipo de delitos. También queremos que al igual que con otros colectivos minoritarios se recoja en la legislación la aporofobia, o miedo y odio al pobre, como agravante en caso de delito.

-¿Quién agrede?

-La mayoría de los agresores tiene entre 18 y 35 años de edad y son hombres. Y las principales víctimas son mujeres. El grado de vulnerabilidad de ellas es mucho mayor y las que están en la calle tiene un nivel de cronificación más elevado que los varones. Respecto a los atacantes en cerca del 30% de los casos los entrevistados nos dijeron que fueron jóvenes que volvían de fiesta de madrugada. Son chavales que siguen la fiesta agrediendo, insultando y vejando a un ser humano. Convierten el odio en ocio. También apuntaban a grupos neonazis o que sufrieron maltrato por parte de los servicios policiales o de seguridad.

-¿Qué consecuencias tuvieron estos ataques para las víctimas?

-Dos de cada tres de los agredidos físicamente sufrieron lesiones. Los entrevistados nos detallaron los golpes sufridos, y entre los más habituales el resultado fueron contusiones, rotura de huesos o pérdida de piezas dentales. El impacto emocional también es importante. Este tipo de experiencias no hace más que profundizar en el nivel de desamparo que ya de por sí presentan las personas sin hogar.

-Y en su baja autoestima.

-Cuando no nula.

-Casi siempre ocurren de noche.

-Habitualmente de noche y en su lugar de descanso. Entre los testimonios que recogimos hubo un caso que nos confesó que por miedo no dormía nunca de noche, que caminaba o cogía autobuses y por la mañana se ponía las gafas de sol y intentaba descansar y pasar desapercibido. Otros duermen en grupo para estar menos expuestos. Pero no nos olvidemos que el problema es que tenemos a gente durmiendo en la calle y esto es lo que hemos de abordar. En Barcelona hay 3.000 personas sin hogar. En España son cerca de 30.000. El 99% de las agresiones se dan en un espacio público.

-Las cifras en Barcelona se mantienen bastante estables desde hace años, pese al aumento de recursos.

-En Barcelona se han hecho cosas. Pero es el juego de la silla, se pueden incrementar los recursos pero siempre hay gente. Entra uno y sale otro. Lo que no hay son recursos adecuados a las necesidades de las personas. Ese es el problema.

-¿La respuesta está en la estrategia del housing first (vivienda primero), la apuesta porque una persona sin hogar pase directamente de estar en la calle a un piso digno?

-En algún caso sí. El housing first da respuesta a un perfil de persona sin hogar en la cual otras intervenciones no han ayudado al proceso o ha iniciado muchos y han fracasado de alguna manera. Abre una nueva vía a un perfil muy cronificado, con problemas de salud, pero no es válido para todos los casos.

-¿En Assís, qué les funciona?

-Trabajar desde el acompañamiento, intentar que se vinculen a nosotros y convertirnos en una oportunidad trabajando la capacitación, tenemos pisos de dos plazas donde trabajamos el núcleo de convivencia primero. Si hay una plaza vacía no ponemos a la persona ya, vemos si pueden encajar. Disponemos de pisos de dos plazas donde las personas se apoyan y hacen proyectos de vida.

-¿Qué le pediría al ayuntamiento? ¿Qué es lo urgente?

-Todo pasa por sacar a las personas de la calle, de una vez. Esta es la urgencia .

-El reto que se estableció hace años a nivel europeo de que nadie durmiera en la calle en el 2015 va a ser una utopía más. ¿Qué le parecería que pudiera cumplirse, por ejemplo, en el 2020, por poner otra meta?

-Estaría bien; pero se puede hacer ya. No son tantos. Sí son muchos porque son seres humanos y detrás de cada dato hay una persona, pero existen los recursos para erradicar este sinhogarismo. Se debe de hacer de la mano de políticas sociales, fiscales, laborales y sanitarias. Pero ya.

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