Alianza de campus para mejorar la formación de profes de instituto

Estudiantes en la facultad de Educación de la Universitat de Barcelona, en el campus de Mundet, a principios del curso pasado.

Estudiantes en la facultad de Educación de la Universitat de Barcelona, en el campus de Mundet, a principios del curso pasado.

M. J. I. / BARCELONA

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Si hasta ahora casi todas las miradas estaban puestas en la reforma de los estudios universitarios de Magisterio, las evaluaciones de la Agència per a la Qualitat del Sistema Universitari (AQU) han desviado el foco sobre el conocido como máster de secundaria, el curso de un año que han de superar todos los graduados superiores que aspiran a convertirse en profesores de instituto. Esta formación es mejorable, según la AQU, en las universidades más grandes -la de Barcelona (UB) y la Autònoma (UAB)-, así como en la de Lleida (UdL). «Son unos estudios que están por debajo de la media catalana», lamentaba Martí Casadesús, director de la agencia, en una jornada organizada por ese organismo la semana pasada en Barcelona, para debatir sobre el perfil que debería tener un docente.

La formación de los profesores de ESO, bachillerato y formación profesional sigue siendo una asignatura pendiente, pese a que no hace tantos años que el antiguo curso de aptitud profesional (CAP), de solo tres meses de duración, se convirtió en todo un máster. Cierto es que «se han realizado avances importantes pero sigue habiendo algunas resistencias al cambio. Demasiadas veces se depende de la voluntad y el buen hacer del profesor universitario», constataba, en esa misma jornada, Miquel Martínez, coordinador del programa MIF de mejora de la formación inicial de los maestros.

Conscientes de la necesidad de mejora, las universidades de la Barcelona metropolitana - las ya citadas UB y UAB, Pompeu Fabra (UPF), Politècnica (UPC) y Oberta de Catalunya (UOC)- trabajan desde hace un tiempo para poder ofrecer el próximo curso 2016-2017 tres másteres interuniversitarios, que permitan, entre otras cosas, «coordinar programas, racionalizar esfuerzos y asegurar la calidad» de la formación, explica Gaspar Rosselló, vicerrector de Política Académica, Estudiantes y Calidad de la UB.

Las tres especialidades que se impartirán en estos estudios son la de Geografía e Historia, la de Biología y Geología y la de Física y Química, «en cuyo diseño ya trabajan distintos equipos de expertos», agrega Juan Jesús Donaire, vicerrector de Profesorado y Política Académica de la UAB. Estas tres titulaciones se sumarán a la de Matemáticas, que ya están impartiendo a medias UAB y UPC. La intención, detalla Donaire, es que se ofrezcan 80 plazas en cada uno de los tres másteres. «Los alumnos se dividirán en dos grupos de 40 personas, aproximadamente, y en uno de ellos habrá una parte semipresencial o a distancia, que cubrirá la UOC y que se ha pensado para personas que trabajan», precisa.

REFLEXIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN

«Algunas de las mejoras que propone la AQU, especialmente las que hacen referencia a la coordinación de programas y a las ofertas de prácticas, se introducirán en estos nuevos másteres interuniversitarios», aclara Rosselló. Pero mientras tanto, coinciden los dos vicerrectores, quizás las administraciones tendrían que «hacer una reflexión sobre qué espera de esta titulación», que en ambas universidades padece un grave problema de masificación.

«Para dimensionar correctamente estos estudios y no causar más frustración en las expectativas de los alumnos, antes tendríamos que tener cierta estabilidad de matrícula», protesta Donaire, que recuerda que en el caso de este máster es la Generalitat la que gestiona la admisión de alumnos, que luego han de asumir las universidades. «Sabemos que hay que mejorar y ya nos estamos poniendo manos a la obra, pero no toda la responsabilidad es de las universidades», subraya Rosselló.

Las universidades tendrían que introducir más cambios, sí, pero los estudiantes tendrían que saber también qué significa este máster. «A veces, te encuentras con compañeros de clase que están en el curso por el mero hecho de estar, han venido sin tener una vocación clara, solo porque tener este título, que es obligatorio para dar clases en secundaria, les abre una oportunidad laboral más», criticaba el pasado martes un grupo de estudiantes del máster de secundaria en Ciencias Sociales de la UAB. «Aquí llega gente que ha estado trabajando con niños, desde el sector del ocio educativo, por ejemplo, y gente a la que la docencia les trae absolutamente sin cuidado», decía una de las alumnas, muy crítica  con el proceso de acceso que se aplica actualmente en el máster.