La más mínima subida de precio influye en la elección de la carne

JOSEP M. BERENGUERAS / BARCELONA

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El consumidor se ha vuelto un experto en precios del supermercado. Si antes de la crisis a la mayoría de los consumidores no les importaba pagar un poco más por un producto,  ahora pasa todo lo contrario: se han vuelto hipersensibles a cualquier fluctuación de precios. Y eso se nota también en el segmento cárnico, donde cualquier mínima subida de un producto hace decantar la demanda hacia un lado u otro.

El ejemplo más claro se dio el pasado año cuando, según datos de la consultora Nielsen, la bajada del 2,5% del precio de la carne de cerdo fue recompensada por los consumidores con un aumento del 0,8% en las compras de este tipo de producto. Por el contrario, el pollo sufrió el efecto contrario: esta ave se encareció el 2%, y sus compras cayeron un 5,4%. «Los consumidores recompensan bajadas de precio y penalizan las subidas. Su hipersensibilidad al precio, derivada de la crisis, aunque con visos de mantenerse en el tiempo, provocó que la cesta de la compra de los españoles incluyera más carne de cerdo y menos de pollo durante el pasado año», concluye la consultora en su estudio.

Tras seis años de crecimiento, el pollo (que se mantiene como la carne más consumida) perdió un punto de cuota en el 2014 a favor de la carne de cerdo por esta circunstancia. Además, se puso de manifiesto, según Nielsen, que los consumidores además del precio tienen en cuenta la variable de mejor relación calidad/precio (el pollo es más barato que el cerdo).

La reacción a los precios es una práctica habitual de los consumidores ante casi cualquier producto. Según la misma consultora, tres de cada cuatro consumidores españoles han cambiado sus hábitos de compra a consecuencia de la crisis para ahorrar en la compra diaria y evitar que su economía doméstica no se resienta. Por ejemplo, la práctica más habitual es ahora acudir más veces a los súper y tiendas (un 1,3% más de visitas en el último años), pues así parece que se controla mejor el gasto total (en el último año realmente no disminuyó).

Para atraerles, la actividad promocional en las tiendas continúa siendo activa, incluso incrementándose durante el último año, pues el 75% de los consumidores aseguran comprar dependiendo de las promociones. Así, de estos, el 12% reconoce variar de marcas debido a las promociones, el 37% busca activamente los productos en promoción sin cambiar de tienda y, finalmente, el 24% es directamente infiel a su establecimiento habitual en función de la mejor promoción ofertada.

En las últimas 10 semanas, el precio del pollo en la Lonja de Bellpuig  ha caído de los 1,38 euros a 0,90, situándose en niveles similares a los de hace un año. El porcino ha bajado en un porcentaje similar. Los productores recuerdan que los menores precios tardan en repercutirse en lo que paga el consumidor.

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