La cirugía del cáncer de mama enfrenta a la opinión científica

Una mujer se somete a una mamografía para radiografiar el estado de su pecho.

Una mujer se somete a una mamografía para radiografiar el estado de su pecho.

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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La cirugía del cáncer de mama, el que suele ser el primer eslabón en el tratamiento de estos tumores, es objeto de un intenso debate en la comunidad científica de EEUU y Gran Bretaña -se espera su inminente irrupción en España-, una controversia que de forma gráfica han sintetizado en los últimos días algunos medios, entre ellos The New York Times, al plantear la siguiente pregunta: «¿Qué pasa si no se hace nada?» La duda, difundida en coincidencia con el día mundial de la enfermedad, que hoy se celebra, dirime si es efectivo extirpar los tumores de mama cuando son muy incipientes y no infiltrantes -sin extensión a ganglios- o si se está «sobretratando» a algunas receptoras de esa cirugía.

Un estudio retrospectivo difundido en EEUU, que expone el seguimiento realizado durante 20 años a dos grupos de mujeres en esas circunstancias -unas fueron operadas y otras únicamente accedieron a exhaustivos controles diagnósticos periódicos- concluye que la mortalidad de ambos colectivos no ha sido significativamente distinta. «Esa investigación, y otras de parecidos resultados, mantienen abierto en estos momentos un gran debate en Norteamérica, que está a punto de llegar aquí -afirma la cirujana Isabel Rubio, adscrita al centro de cáncer de mama del Hospital del Vall d'Hebron-. Allí, muchas mujeres plantean a sus médicos esta cuestión: ¿Qué pasa si no me trato y simplemente me controlo de forma rigurosa? No es fácil responderles».

El problema, prosigue la cirujana, es que aún no se dispone de un método diagnóstico capaz de predecir cuáles de esos incipientes tumores no infiltrantes permanecerán así indefinidamente y qué casos evolucionarán hacia una malignidad mayor que causará metástasis, la diseminación celular del tumor en otros órganos del cuerpo. «El cáncer de mama tiene un alto potencial de causar metástasis -advierte la oncóloga Cristina Saura, directora del citado servicio del Vall d'Hebron-. Un 20% de las enfermas desarrollan metástasis». «Ese 20% de mujeres mueren a consecuencia del cáncer de mama -advierte la cirujana Rubio-, pero este dato no resuelve la incógnita sobre cuántas, del otro 80%, podrían evitar entrar en quirófano y recibir radioterapia y tratamiento hormonal durante cinco años. Nadie sabe si llegaremos a poder diferenciar a las de bajo o nulo riesgo». En un término medio, ya practicado en los hospitales catalanes, se sitúan los oncólogos que optan por extirpar esos tumores incipientesy aislados, pero no añaden más terapias.

Esta discusión científica se produce apenas cinco años después de que, también desde EEUU, se abriera paso la idea de que lo mejor para evitar el riesgo de que un diagnóstico de cáncer de mama evolucione hasta ser fatal era acceder desde su inicio a la extirpación completa de los dos pechos. Esta drástica solución sigue siendo válida -también en Catalunya- para las mujeres que pertenecen al 5% de enfermas afectadas por un tumor genético, familiar y hereditario, o para sus descendientes directas sanas. «De aquella posición, que en EEUU se siguió de forma tal vez exagerada, se ha llegado a esta otra -indica Rubio-. Es evidente muchas mujeres han sido tratadas en exceso».

En Catalunya, un 75% de la cirugía que en la actualidad extirpa los tumores de mama permite conservar el pecho. «Eliminamos el tumor y un margen de tejido a su alrededor, por seguridad, pero conservamos el resto -explica Rubio-. El otro 25% de mujeres, pierde la mama completa». Hace apenas 10 años, la proporción era inversa: solo un 25% de las operadas conservaba sus pechos. En un 50% de las intervenciones actuales, el cirujano plástico reconstruye la mama perdida en el mismo acto quirúrgico de la extirpación.

 El cáncer de mama sigue siendo la primera causa de muerte por tumores malignos entre las mujeres, en España y en todo occidente. Afecta a una de cada nueve y supone el 29% de todos los cánceres que sufre la población femenina. El 80% de las diagnosticadas consigue una curación completa, «para siempre», asegura Cristina Saura.

El 85% de los tumores de mama están vinculados a los ciclos hormonales femeninos, son consecuencia directa de los receptores de estrógenos o progesterona. El éxito de los tratamientos depende, puntualiza Saura, del proceso del diagnóstico y del momento en que se detectan. «Antes de decidir qué terapia conviene, es preciso hacer biopsias, determinar si es positivo a los receptores de estrógenos, progesterona o HER2», describe Saura.

Cirugía, quimioterapia convencional, hormonas o las más recientes terapias dirigidas a suprimir los mecanismos de acción de un tumor concreto, constituyen las opciones actuales. De estos últimos, los fármacos diana personalizables, ya existe una veintena disponible en los hospitales. «Esas terapias, siempre individualizadas, son muy atractivas -dice Saura-. Son menos agresivas que la quimioterapia clásica. Somos muy conscientes de la toxicidad de estos fármacos».

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