USO DE LAS NUEVAS TECONOLOGÍAS

Gitanas digitales

Un grupo de mujeres de la asociación Voces Gitanas con la bandera gitana.

Un grupo de mujeres de la asociación Voces Gitanas con la bandera gitana.

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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Son gitanas, jóvenes y viven en diferentes barrios del área metropolitana de Barcelona, y han aprendido a reivindicarse públicamente como mujeres y como colectivo a través de las nuevas tecnologías. Comenzaron con un programa de radio a través de la red, Voces Gitanas, en el 2006, que se convirtió en asociación en el 2011, y en el vehículo para organizar talleres de formación en el manejo avanzado de ordenadores, de las redes sociales y del audiovisual específicos para mujeres. Hasta preparan un documental que verá la luz este noviembre: Samudaripen. El holocausto olvidado, sobre los miles de gitanos que murieron en los campos de concentración nazis. Han grabado las entrevistas y han puesto el relato de su viaje a Auschwitz como hilo conductor del guión. Es un ejemplo de cómo colectivos minoritarios dan a conocer su identidad y se empoderan utilizando internet.

"El programa de radio quería dar voz a niñas de diferentes barrios. Aquí han aprendido a crear un guión, a documentarse, a hacer preguntas, a explicar, a manejar el ordenador e internet, a perder el miedo y a sentirse orgullosas de ser gitanas", resume Paqui Perona, dinamizadora social de La Mina y presidenta de Voces Gitanas. "Queremos quitar etiquetas que llevamos los gitanos desde siglos y visibilizar la diferencia gitana porque acabamos viéndonos en el espejo distorsionado en que nos miran los demás", añade.

Este orgullo gitano online empezó bajo el paraguas de Radio Paca, la extinta radio feminista, pero pronto tuvo su canal y de ahí ha pasado a Facebook, donde son muy activas, y a Twitter, para promocionar el documental para el que recaudan fondos a través de una campaña de crowfundingcrowfunding. "Ya han pasado varias generaciones que han aprendido gracias al programa, que ha organizado talleres de radio en cada barrio donde hay gitanos", recuerda Eva Cruells, investigadora que ha estado con ellas desde los inicios. Sant Cosme, Sant Roc, La Mina, Gràcia, Raval, Bellvitge, Sant Boi, L'Hospitalet... "Niñas que no habían salido de su entorno y que solo usaban Facebook para lo típico ven que pueden acceder a recursos educativos gracias a la red y conocer otras realidades", afirma.

Como Sara, de 16 años, que visibilizó la plaza de las Galeras Reales del Puerto de Santa María (Cádiz) como un homenaje a los gitanos a quienes enviaban deportados en galera a América, y que son grandes ignorados por la historia y por el municipio. "No había ni una placa para explicarlo", afirma. O Amalia Cortés que comenzó con la emisora a los 11 años, y hoy, a los 21, es voluntaria y forma a otras más jóvenes. "Nos juntábamos las chicas y había una conexión muy especial. Me ha aportado gran parte de mi identidad porque he crecido con ellas", asegura.

COMO LOS DEMÁS

"Los gitanos usan internet y las nuevas tecnologías igual que los demás: hay gente que sabe usar Youtube, Skype y Whatsapp pero que no es capaz de pedir una cita al médico o relacionarse con la Administración", señala Perona, que insiste en que se formen digitalmente. "Se lo digo, que si no dominan el ordenador, hoy es como si fueran analfabetos", afirma. "Mis padres me cogen el ordenador para ver a músicos", cuenta Noemí Fernández, que está estudiando derecho.

"Para los gitanos que están trabajando mal pagados y en empleos de baja cualificación, potenciar que sus hijas estudien es muy importante porque lo ven como la forma de prosperar. Lo que piden luego son oportunidades fuera, no chocar contra el racismo. Hay mujeres que llegan a negar que son gitanas para que les den un trabajo o a las que les siguen los de seguridad cuando entran en una tienda porque temen que vayan a robar", afirma Perona. Entidades como Drom Kotar Mestipen y el Secretariado Gitano también trabajan en Catalunya por la inclusión laboral y tecnológica de los gitanos más desfavorecidos, con cursos de formación que pretenden reenganchar a quienes dejaron los estudios y darles formación para encontrar trabajo, a menudo auspiciados por la Unión Europea.

Y en los cuatro Puntos Omnia gestionados por entidades gitanas (Barcelona, Viladecans, Sant Adrià y Lleida), las mujeres van sobre todo a aprender cómo manejar el ordenador e internet. Y la relación entre el grupo de alumnas suele ser siempre por Whatsapp. «La mayoría tiene móvil pero no ordenador. Que se acerquen a la tecnología y que se les quite el miedo, sobre todo para las mayores de 50 años y quienes no tienen opción de tener ordenador en casa», explica Ana Contreras, presidenta de Drom Kotar Mestipen.

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