JÓVENES A CONTRACORRIENTE
Brillantes y de Humanidades
Dos estudiantes excelentes eligen Letras, aunque el 96% de los alumnos con mejores notas de la UB van a Ciencias
«La Filosofía era donde podía dar más de mí», explica muy sencillamente Aniol Costa-Pau. Este gerundense de 18 años, que fue alumno del instituto público Narcís Xifra, escogió esta carrera de Humanidades en la Universitat de Barcelona (UB) tras obtener un 13,3 sobre 14 en la selectividad. Con un 13,25, Alba Adiego, de Barcelona, decidió seguir los estudios de Filología Catalana, también en la UB.
Dos elecciones singulares para estudiantes con notas tan altas. Este curso, de los 240 alumnos que llegaron a la UB con más de 13 en la selectividad, solo nueve han ido a Humanidades y dos a Ciencias Sociales (Derecho y Economía). Es menos de un 5%, aunque esas carreras representan un 65% de las plazas ofertadas. La inmensa mayoría de los estudiantes excelentes se encuentran en Ciencias (33%) y, sobre todo, en Medicina (63%).
La decisión no fue fácil para ninguno de los dos jóvenes. No porque a sus familias o sus amigos les disgustara que no fueran a carreras científicas, sino porque ambos vacilaban entre varios estudios de Letras. El Periodismo o las Lenguas y Literaturas Modernas para Alba, la Musicología para Aniol. «Creía que eran buenas opciones, estaba muy tranquilo», cuenta el estudiante.
Para la barcelonesa, fue su gusto por la lengua catalana lo que la impulsó a elegir Filología. «Muchos de mis amigos ya lo veían, y a mi familia le ha parecido bien porque también han estudiado carreras de Letras», relata la chica, de 18 años. Con padres profesores, uno de Latín, otro de Griego, tenía «más facilidad» para las Letras que para las Ciencias, pero la dejaron elegir lo que quiso. Este patrón se repite asimismo en el caso del joven gerundense: «Mi padre es poeta, editor y corrector en un diario y mi madre, diseñadora».
ser casos de manual de lo que contó el sociólogo francés Pierre Bourdieu en su libro Los Herederos. Con su colega Jean-Claude Passeron, intentó mostrar que el capital cultural de los padres es un elemento crucial en el éxito escolar de los hijos. En un entorno familiar intelectual, los niños integran naturalmente un vocabulario y una cultura general necesarios para triunfar en los estudios.
El estudiante de Filosofía, que está pensando en especializarse luego en cine, adora las películas clásicas y de autor. «La mayoría de los autores que más me gustan o me han gustado están muertos», dice el chico con una sonrisa de autoburla. «De pequeño, miraba muchas películas, a veces muy difíciles», recuerda, aunque reconoce que «entonces no lo entendía todo». También le encanta leer ensayo, pero le cuestan las novelas: «Nunca he leído un best-seller».
Alba aún no tiene su futuro «muy claro». «Quizás ir al extranjero y enseñar catalán», desliza. Pero lo que sí sabe es que hacer Ciencias no habría sido lo mejor para ella. «Siempre se dice que las carreras de Ciencias tienen más salidas, pero yo pienso que si hago lo que me gusta, seguro que tendré salida, porque lo haré mejor», sostiene la estudiante de Filología. Una opinión que comparte Aniol, que afirma que «es un error relacionar Ciencias con buenas notas y Letras con malas». «No creo que haya una única carrera. Por eso, he elegido una que me formará como individuo e intelectualmente», se justifica.
Ambos saben que hay que tener notas más altas para entrar en una carrera de médico o de ingeniero que en Humanidades, pero para ellos no es solo una cuestión de exigencia intelectual, sino simplemente de «oferta y demanda», como lo explica el pensador en ciernes.
Para la futura lingüista, «los institutos tendrían que promocionar más las Letras». Otra solución, según el aficionado al cine, podría ser elevar un poco la nota necesaria para entrar en carreras de Letras. «Habría menos gente, pero los que seguirían estos cursos realmente lo querrían hacer», dice.
El poco reconocimiento que su carrera tiene entre los jóvenes no es un problema para el chico. «Más que desanimar, me motiva intentar cambiar esa tendencia», afirma. Y argumenta que «en otros momentos, los más famosos eran los letrados».
Con un poco de desilusión, Alba subraya que «con la crisis, es difícil encontrar trabajo en cualquier carrera. En otros estudios, tendría el mismo miedo de no tener un empleo al terminar».
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