COMPAÑEROS DE MANTA

"Lo único peor que el 'top manta' es la recogida de chatarra"

Dos niños confunden a Dauoda y Yakhya con baloncestistas al verles con la prensa.

Dos niños confunden a Dauoda y Yakhya con baloncestistas al verles con la prensa.

HELENA LÓPEZ

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La bienvenida que le deparó Europa no fue precisamente la soñada. Llegó en patera a Tenerife, donde pasó su primer mes y 20 días en el CIE, hasta que le metieron en un avión militar y le «soltaron» en Barcelona. Daouda Dieye, senegalés, tiene 32 años y comparte piso con otros hombres de su país en el Besòs. Tras trabajar tres años en el campo andaluz en la aceituna y la fresa, logró los papeles, que le fueron retirados en el 2012. Hoy es uno de los 350 manteros que el Ayuntamiento de Barcelona calcula que hay en la ciudad.

«No solo hago de mantero. Antes vendía más, pero ahora, sin papeles, intento combinarlo con otras cosas. Recoger chatarra o arreglar ordenadores», apunta el joven, quien insiste en que no hay ninguna mafia tras el top manta. «Compramos el material en los mayoristas de Badalona. Incluso pedimos las facturas», relata el mantero, quien añade que son después ellos los que pegan distintivos de las marcas. «Cuando alguien dice que ganamos mucho dinero, miente. Pasamos muchas horas en la calle, pero vendiendo, vendiendo, podemos estar muy poco. Un día bueno puedes sacar 50 euros, pero si te pillan lo pierdes todo, el dinero ganado y el género», asegura. «Dormir en el calabozo es lo de menos. Estoy habituado», prosigue Dieye. El joven subraya la idea de que lo que temen, al menos los que ya llevan años aquí y saben cómo funcionan las cosas, no es a la policía, sino perder el género y el dinero que hayan podido ganar. Un dinero que necesitan para mandar a sus países. «Estamos aquí para ayudar a nuestras familias, que dependen de lo que les mandamos», narra el hombre.

Dieye considera que lo que la policía define como organización criminal no es otra cosa que «solidaridad y cooperación». «Nos ayudamos entre nosotros. Si la policía te lo quita todo un día, un compañero te puede dejar dinero para que compres género y ya se lo devolverás cuando lo vendas», ejemplifica. Sobre el nuevo gobierno municipal, el joven africano valora la actitud. «La concejala de Ciutat Vella ha venido a hablar con nosotros. Nos ha preguntado cómo estamos, quiénes somos, pero el top manta existe en todo el mundo, no lo van a erradicar», expone. «La formación me parece muy bien, pero sin papeles no hay trabajo, por muchos cursos que hagas. Si existiera una alternativa real, nadie estaría vendiendo bolsos en la calle», concluye.

Yakhya Niane lleva ocho años en España, pero menos de uno en Barcelona. Como su compañero de piso Dieye, llegó a Tenerife en patera tras una semana en alta mar. Él no tuvo tanta suerte con sus jefes en el campo, y nunca llegó a tener papeles. «He trabajado años en Lleida, pero nunca con contrato», cuenta este mantero de 30 años cuyo sueño sería ser marinero, como su padre. Como su compañero, combina el top manta y la chatarra. «Lo único peor que el top manta es la chatarra, pero es más segura, porque la policía no te persigue tanto», explica. «Cada día es distinto. Un día puedes estar cinco horas esperando sin poder desplegar la manta y otro día en cambio te sacas 100 euros», dice.

Ambos reciben las intenciones del gobierno de Colau con buenos ojos, pero con escepticismo. «Nosotros somos jóvenes, pero si tienes que mantener a cinco hijos y a dos mujeres que no te hablen de cursillos», reflexiona Dieye, quien reitera que «si hubiera alternativas reales nadie se dedicaría al top manta». «Yo a Colau la admiro. Nos respeta. Pero le pedimos que actúe. Que pase a los hechos», reclama Dieye.