UN EXPERIMENTO PENDIENTE DE CONFIRMACIÓN

260.000 moscas estériles

La Generalitat estudia si permitirá una investigación con cientos de miles de dípteros modificados genéticamente para acabar con la plaga que ataca a la oliva

Posible emplazamiento 8 La finca Mas Bové, donde, de aprobarse, podría realizarse el experimento.

Posible emplazamiento 8 La finca Mas Bové, donde, de aprobarse, podría realizarse el experimento.

RAFAEL MORALES / TARRAGONA

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El experimento consiste en aislar, como si se tratara de un invernadero, una finca de olivos de unos 1.000 metros cuadrados para introducir moscas tratadas genéticamente con el fin de que no puedan reproducirse. El objetivo es que las moscas macho se apareen con las hembras nativas, para que vaya desapareciendo la mosca del olivo que tanto daño provoca a los productores de olivas. El problema es que los ecologistas creen que el remedio puede ser peor que la enfermedad y se oponen a la investigación que propone la empresa británica Oxitec en una finca que podría ser la de Mas Bové, en Constantí (Tarragonès). La Generalitat decidirá en septiembre si da el permiso.

Un total de 18 entidades ecologistas, Greenpeace entre ellas, han abierto un frente contra la empresa que, como en el 2013, ha vuelto a gestionar a través de los organismos europeos la posibilidad de realizar su experimento en Catalunya. La empresa desistió hace dos años a partir de la ampliación de documentación que le solicitó la Generalitat, pero ha vuelto a la carga con un proyecto que prevé soltar cada semana y durante un año 5.000 moscas transgénicas (modificadas genéticamente). En total, serían 260.000 moscas que, según denuncian los ecologistas, podrían reducir la especie nativa y afectar a la biodiversidad y al equilibro del ecosistema, si salen de la zona experimental.

«Los insectos no respetan las fronteras y la esterilidad nunca es 100% efectiva», explica en el comunicado de los ecologistas Janner Cotter, doctora de la Unidad Científica de Greenpeace Internacional. «Podrían escaparse del área de experimentación y si las cosas no funcionan según el plan, como ocurre en tantos otros ensayos, será imposible desmantelar el experimento», argumenta Cotter, que juzga inviable controlar y retirar los insectos modificados genéticamente. «Es un experimento peligroso» que, dice, podría convertir Europa «en un laboratorio al aire libre».

LA DECISIÓN, EN SEPTIEMBRE

El director general de Agricultura i Ramaderia de la Generalitat, Alfons Vilarrasa, explica que la decisión final depende de la comisión de bioseguridad de la Generalitat, que preside y que se reunirá en septiembre. Vilarrasa recuerda que hace dos años la misma empresa desistió del proyecto. «Entonces se consideró que no existían suficientes garantías para evitar que la mosca se escapara del lugar que debe delimitar la investigación», explicó.

La empresa Oxitec asegura que las moscas son genéticamente estables en el laboratorio, pero los expertos de las entidades ecologistas arguyen que nadie puede predecir la estabilidad genética o el comportamiento en el ecosistema de los insectos una vez que sean liberados. «No hay ningún riesgo para las personas o el medioambiente», mantienen desde la empresa británica.

Está por decidir, pero todo apunta a que si el experimento se hace será en la finca Mas Bové, el centro experimental que el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentària (IRTA) de la Generalitat tiene en el término municipal de Constantí. Vilarrasa solo precisó que si el experimento se hace será en una finca del IRTA.

El alcalde de Constantí, Óscar Sánchez, se muestra preocupado: «Pensamos que estos experimentos se deberían hacer en otro lugar. Constantí ya ha sido sobradamente solidario con el territorio, al acoger el polígono petroquímico e importantes infraestructuras viales». Como ocurre en buena parte de Europa, la mosca del olivo se ha convertido en los últimos años en una de las principales preocupaciones de los productores de aceite de oliva de Catalunya, según el sindicato agrícola Unió de Pagesos (UP). «Lo que se pretende es ideal porque intenta acabar con la plaga de la mosca que tantos daños nos causó el año pasado, pero el camino a seguir aporta dudas», aseguró Miquel Blanch, responsable del sector de la oliva de UP.

«No existe una garantía absoluta de que el experimento no provoque más problemas que beneficios», agregó Blanch. Desde la zona endémica de las comarcas del Ebre, la mosca del olivo se ha extendido a las comarcas del Empordà, Urgell, Garrigues, Segarra, Penedès y zonas concretas de la demarcación de Barcelona. Los ecologistas recuerdan que España es el primer productor mundial de aceite de oliva ecológico, con 170.000 hectáreas de cultivo.

LA CERTIFICACIÓN

«Si por cualquier motivo esta aceituna entrase en contacto con las nuevas larvas de mosca modificadas, los productores ecológicos podrían perder su certificación y la confianza del consumidor en la producción ecológica se vería perjudicada», advierte Víctor Gonzálvez, de la Sociedad Española para la Agricultura Ecológica (SEAE), quien también señala que el impacto del experimento sobre la salud humana «no ha sido evaluado adecuadamente».