BOSQUES QUEMADOS EN CATALUNYA

El incendio de Òdena avanza sin control tras arrasar 1.000 hectáreas

MAYKA NAVARRO / ÒDENA

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Llegó el fuego a Catalunya. Y lo hizo ayer, una jornada con unas condiciones climatológicas nefastas en uno de los meses de julio más secos de los últimos años. A las nueve y media de la noche, cuando los dispositivos aéreos ya no podían seguir trabajando sobre las llamas, el incendio había devorado 700 hectáreas de las comarcas de Anoia y el Bages, y a media noche ya eran 1.000.

Se trata del incendio más importante de lo que llevamos del año en Catalunya. Anoche, cerca un millar de personas habían sido desalojadas por seguridad de varias masías aisladas del término municipal de Òdena, así como de dos urbanizaciones de Sant Salvador de Guardiola y El Bruc. También unas colonias infantiles y varias casas rurales habían sido vaciadas como medida de prevención. El fuego avanzó voraz azuzado por el viento de marinada. No hubo que lamentar daños personales. Y en un principio, ninguna casa resultó afectada del todo. Anoche el incendio seguía descontrolado y con dos frentes muy activos. Uno avanzaba en dirección al parque de Montserrat, mientras que el otro amenazaba el pequeño núcleo urbano de Sant Salvador de Guardiola.

Un gran dispositivo de Bombers de la Generalitat, Mossos d'Esquadra, Protecció Civil, policías locales, Agrupacions de Defensa Forestal (ADF), Servei d'Emergències, Cruz Roja y voluntarios trabajó toda la noche contra el avance de unas llamas que ofrecieron instantáneas desoladoras.

La primera columna de humo que se detectó fue alrededor de la una del mediodía en una pequeña colina dentro del Mas de Can Rossinyol, en Òdena. Los trabajos de siega habían finalizado. La investigación determinará qué originó el inicio de unas llamas que saltaron la C-37, a la altura del kilómetro 75, y a partir de ese momento se descontrolaron a gran velocidad devorando a su antojo un bosque, muy seco, tras las temperaturas de las últimas semanas.

SOBRE EL MAPA

A las cuatro de la tarde, los primeros bomberos de la Generalitat habían instalado ya un primer centro de coordinación en un campo recién segado en la entrada de Òdena. En el lateral de una furgoneta de mando de bomberos colgaron un mapa de la zona. El director de Bomberos, Ramón Parés, recibió los primeros detalles de la estrategia contra las llamas del jefe operativo, Sebastià Massagué. En una hora, el campo estaba lleno de vehículo de extinción desplazados de todos los puntos de Catalunya, junto a casi otro centenar de camiones de las agrupaciones de ADF.

En los rostros de los responsables del cuerpo todo era preocupación. ¿Será duro? «Muy duro. Mucho». Marc Castellnou, el jefe del Grupo de Actuaciones Forestales de los Bombers de la Generalitat (Graf), coincidió con el conseller de Interior, Jordi Jané, en el centro de operaciones. Castellnou ayudó a detallar sobre el plano la estrategia de cortafuegos con llamas que los Graf realizarían para frenar el avance hacía el parque de Montserrat y ayudar en la labor de cercar las llamas. En otras palabras, quemar de manera controlada y dejar al incendio sin combustible para seguir avanzando.

NOCHE LARGA

«La situación es muy complicada. La prioridad es perimetrar el fuego. La noche será larga e intensa», contó a este diario Jordi Jané, dispuesto a no moverse del centro de control hasta que el incendio estuviera como mínimo controlado.

Uno de los peores momentos se vivió a última hora, con luz todavía, cuando las llamas avanzaban veloces hacía la urbanización de Ca l'Esteve, unas 200 casas aisladas en el término de Sant Salvador de Guardiola. Una casa de colonias infantiles con 80 niños fue desalojada.

La solidaridad fue extraordinaria. Centenares de voluntarios de las comarcas más cercanas se acercaron hasta el Ayuntamiento de Òdena para colaborar en lo que fuera. ¿Qué hay qué hacer? Desde la Conselleria d'Interior se tuvo que hacer una llamada a la ciudadanía para no acudieran más voluntarios porque el trajín de vehículos particulares estaba entorpeciendo el movimiento de los camiones de extinción.

Los responsables de Protección Civil coordinaron la adecuación de equipamientos en los que pasaron la noche los desalojados. Decenas de vecinos ofrecieron sus casas.

Mientras hubo luz, la nube de humo y lluvia de ceniza se pudo ver en buena parte de Catalunya y llegó hasta la ciudad de Barcelona. Pero una de las imágenes más contundentes fue la de Montserrat desaparecida entre el humo.