Las colonias son un derecho

La Fundació Catalana de l'Esplai ofrece este verano unas mil tandas de 'casals', campamentos y rutas y amplía su oferta de becas para que ningún niño se quede sin participar en las actividades

LA HORA DE COMER. Un grupo de niños a la hora de la comida  en el Club d'Esplai Bellvitge.

LA HORA DE COMER. Un grupo de niños a la hora de la comida en el Club d'Esplai Bellvitge.

Mònica
TUDELA

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Acaba el colegio, llega el verano y, como cada año, casals, colonias, campamentos y campos de trabajo se convierten en la opción de muchos niños para pasar los días de verano junto a otros compañeros y realizar actividades que les permiten hacer amigos nuevos, aprender a espabilarse y a convivir lejos de sus familias. Dependiendo de la situación socioeconómica de cada familia, los casals pueden ser  en un elemento de ocio y diversión o bien la manera que tienen muchas familias de asegurar que sus hijos están atendidos cuando no van a clase y que pueden hacer tres comidas al día. Sea cual sea su situación, los chavales comparten actividades y se mezclan durante las actividades.

«Ofrecemos educación en el tiempo de ocio, que es un espacio que no está cubierto por la administración y que podría llegar a ser un espacio de exclusión, porque hay familias que no se lo pueden permitir. Esta diferencia entre niños llega a su máxima expresión cuando se acaba la escuela en verano. En los casals los niños están ocupados y, además, pueden comer», explica Josep Maria Valls, de la Fundació Catalana de l'Esplai (Fundesplai). La campaña de actividades de verano de la entidad incluye casi mil tandas de colonias, casals, campamentos, rutas y campos de trabajo con un total de 60.000 plazas. Todas estas actividades se desarrollan en los más de 80 esplais federados y proyectos de ocio con los que colaboran, aunque la fundación también organiza actividades directamente. Además, Fundesplai cuenta con becas para que las familias afectadas por la crisis puedan llevar a sus hijos a las actividades.

Más peticiones de beca

La campaña de este año se llama Un estiu per a tothom! y ya el nombre hace hincapié en la voluntad de Fundesplai de garantizar que todos los niños puedan acceder a las actividades, sea cual sea su condición socioeconómica. Este año la entidad ha recibido 5.300 peticiones de becas, el 17% más que el año pasado y  cinco veces más que en el año 2010.

Cabe destacar también que este año Fundesplai ha ampliado el número de plazas de actividades durante los meses de agosto y la primera quincena de septiembre, con el objetivo de garantizar la atención alimentaria de muchos niños. Se trata de casals normales pero en los que se reservan plazas a niños que durante el curso se benefician de las becas de comedor escolar, en julio participan en casals donde se les da comida, pero que durante agosto y los primeros días de septiembre podrían quedar desatendidos.

«Queremos dar respuesta a los niños y a sus necesidades pero de una manera sutil. No queremos que esto se convierta en un gueto. Queremos que el verano sea para todos y por eso en nuestras actividades se mezclan niños que viven situaciones distintas», explica Xavier Castellano, director del Club d'Esplai Bellvitge, en L'Hospitalet de Llobregat, un centro inaugurado en el año 1980 y uno de los pioneros en este tipo de actividades para niños.

La familia tipo que solicita becas para las actividades de verano es una familia autóctona, con uno o dos hijos, monoparental en un porcentaje muy elevado de los casos, y que en tres de cada cuatro casos sufre los estragos del paro. «Hay familias con dinero que no tienen problemas para llevar a sus niños a la actividad que deseen. Hay gente muy pobre que llega derivada de los servicios sociales. Y entre estos dos extremos hay un grueso de familias que no se ven a ellas mismas como a usuarias de los servicios sociales pero que son familias afectadas en diferente medida por la crisis. Para ellos también están pensadas las ayudas», explica Castellano.

Con esta política de becas --cuya demanda está aumentando año tras año-- Fundesplai trabaja para que el ocio no sea motivo de exclusión y no favorezca las diferencias entre los pequeños de distintas familias. «La pobreza infantil está pasando aquí y ahora y por eso nos movilizamos. No podemos esperar a que pase la crisis para hacer las actividades para los críos porque cuando pase la crisis estos niños ya serán mayores», explica Josep Maria Valls, de Fundesplai.

La fundación cuenta con 300.000 euros destinados a becas gestionados directamente por la entidad. Además, los centros de esplai adheridos también pueden recibir ayudas por otras vías. Pero Fundesplai hace un llamamiento a los particulares que también quieran aportar su granito de arena para la campaña de becas de sus actividades. Aquellos que quieran colaborar pueden hacerlo a través de www.fundesplai.org, llamando al 902 10 40 30 o haciendo un microdonativo enviando un SMS al 28034 con la palabra FUNDESPLAI (se dona el importe íntegro de la llamada, de 1,20 euros).

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