Mujeres: una doble batalla

Las lesbianas se casan menos porque no tienen ese deseo de «expresión social pública»

C. M. D. / BARCELONA

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Basta con observar el gráfico sobre la evolución de los matrimonios entre personas del mismo sexo en España. Hasta el 1 de enero del 2014, y desde julio del 2005, se han casado muchos más hombres (17.701) que mujeres (10.609). La estadística y la hemeroteca hablan mucho más de ellos que de ellas. ¿Por qué? Seguramente, y en eso coinciden los expertos, porque ellas deben superar una doble barrera: la de la homosexualidad y la del simple hecho de ser mujer.

Al margen de los números, en España se han celebrado bodas entre hombres que han llenado páginas de la prensa y minutos de televisión. Ahí están Boris Izaguirre y Rubén Nogueira, Jorge Cadaval (Los Morancos) y Ken Appledorn, el presentador Jesús Vázquez y Roberto Cortés o los modistos José Víctor Rodríguez Caro y José Luis Medina del Corral, más conocidos como Victorio & Lucchino. En cambio, si se busca en la hemeroteca, no aparece una pareja célebre formada por lesbianas. No hace ninguna falta ni es un síntoma de nada negativo, pero sí muestra, como señala la exdiputada de ERC Carme Porta, que existe "menos visibilidad, quizás mayor respeto a la hora de dar este importante paso".Más reflexivas 

 Porta fue una de las primeras aforadas del Parlament en declarar públicamente su homosexualidad. Fue en el 2006, en un ágape junto a los también diputados, en este caso del PSC-Ciutadans pel Canvi, Miquel Iceta, Toni Comín y Roberto Labandera. Ella era la única mujer. Explica que conoce muchas parejas de mujeres que no se casan a pesar de llevar muchos años de relación estable. En cambio, y no lo dice como un reproche sino como una realidad, sabe de muchos hombres que al poco de salir juntos, deciden casarse y al año siguiente ya están firmando los papeles de divorcio. "En el tema del amor las mujeres ponemos más el peso en el lado emotivo y afectivo; todo nos afecta más", repasa.

Sostiene Porta que a las lesbianas, al margen de que puedan ser más reflexivas, les cuesta más dar este paso porque tienen enfrente una doble batalla: «Primero se debe reconocer la sexualidad femenina, es decir, que pase de ser objeto de deseo a ser sujeto de deseo, y una vez superado eso, debe aceptarse que ese deseo es homosexual». «A las mujeres se nos ha educado para estar más en el ámbito privado», remacha la exdiputada de Esquerra, lo que genera que las mujeres no exhiban tanto ese anhelo de «expresión social pública». «Tener derecho a algo no significa que deba ejercerse». 

¿Mejor ser gay?

José Ignacio Pichardo, profesor de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid, va más allá y defiende que en España "está más aceptado ser gay que lesbiana", y coincide en esa pugna que deben librar en dos direcciones. "Primero tiene la batalla de ser mujer, y a eso deben sumar el hecho de ser lesbianas". A la pregunta de por qué no hay mujeres famosas que salgan del armario, este profesor blande el "miedo a las consecuencias", en un país en el que escasos, escasísimos cargos públicos se atreven a declarar públicamente su homosexualidad.

En cualquier caso, mientras en el 2006 se casaban 3.000 hombres y 1.313 mujeres, siete años después la balanza quedó casi equilibrada, con 1.648 uniones de gais por 1.423 de lesbianas. Quizás vayan ganando esa doble batalla. O puede que necesitaran más tiempo para dar el sí quiero. En cualquier caso, como mínimo tienen ese derecho.