La fiesta del fuego y el agua

6 supersticiones de la noche de Sant Joan

Hoguera para ilustrar pieza de la noche de Sant Joan

Hoguera para ilustrar pieza de la noche de Sant Joan

Lola Gutiérrez

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La noche de Sant Joan está asociada a tradiciones diversas, casi siempre vinculadas a la fiesta y el jolgorio. Este es un sucinto listado de algunas de las supersticines asociadas a esa noche, cosas que toca hacer en una de las noches más cortas del año.

1. El salto de la hoguera. Como una de las prácticas gamberras habituales, el fuego toma protagonismo. Así, la tradición manda saltar sobre la hoguera, que suele estar hecha con muebles y trastos viejos. En Catalunya y Baleares, hay que saltar tres veces el fuego al que previamente se han lanzado papelitos con cosas malas de las que se quiere uno deshacer. Galicia el ritual indica que hay que saltar nueve veces por encima de las llamas, mientras que en Alicante y Valencia son siete las veces que hay que saltar la hoguera para atraer buenos augurios. En general, el número de saltos depende de la edad del saltador y su capacidad pulmonar. El salto se puede sofisticar en función de los deseos a realizar en los próximos meses. Así, el salto romántico indica que en pleno salto se lance algún objeto a la persona amada y que esta lo recoja al vuelo. Mala cosa si las llamas queman el trasero o las pestañas en pleno salto. 

2. El baño. Dado que el día es largo y la noche corta, se supone que las temperaturas empiezan a ser elevadas. Si la noche es acalorada y la piel se ha chamuscado en el salto de la hoguera previo, el baño está entre lo ritos más lógicos. Si es sin ropa, el asunto ya toma aires épicos. La cuestión es que si eres capaz de darte un baño en Sant Joan, con la temperatura del agua del mar todavía algo baja, es que tienes una salud de hierro y las hormonas bien puestas. Algún visionario asegura que hay que saltar nueve olas de espaldas, aunque conviene eludir esa tradición si el mar está revuelto para volver a casa sin lesiones. En caso de estar lejos del mar, el baño se puede hacer en cualquier otro lugar. A malas y si el calor aprieta, la bañera es buena opción. En Andalucía es tradición un lavado de cara a medianoche. Menos es nada. 

3. No mirarse al espejo. Dice la tradición que tras el baño de Sant Joan no hay que mirarse al espejo. En caso contrario el hechizo pagano de buena salud se rompe. Tiene lógica la superstición: tras reiterados saltos de hoguera, ingesta de alcohol y baño en el mar, el aspecto físico cambia lo suficiente para romper cualquier hechizo. 

4. Cosa de hierbas y mensajillos. Algunas tradiciones apuntan a lo positivo de dejar bajo la almohada una hierba de junio acompañada de un papel con mensaje positivo o deseo. Otros prefieren quemar ese deseo en la hoguera para su perceptivo cumplimiento en los próximos meses. A falta de hoguera, algunos prefieren quemar el deseo en una vela. No falla, aseguran, la estrategia de quemar el papelillo en la vela, a oscuras y delante de la persona anhelada o, en su defecto, una foto de la misma. Otros afirman que, para que todo se cumpla, hay que enterrar todos los vestigios de la fiesta, algo que no es mala opción a juzgar por como queda el entorno tras la noche de Sant Joan. 

5. Atraer el amor. Dicen los entendidos que para atraer al amor en la noche de Sant Joan hay que encender dos velas rojas en el dormitorio. Cierto que el ritual es un claro indicador de intenciones en cualquier época del año, pero en Sant Joan el asunto tiene todavía más efectividad, aseguran. Lo de dejar mensajes o deseos bajo la almohada es reiterativo en las crónicas de la noche y puede servir incluso para fomentar sueños premonitorios. Otros mas proclives a la brujería aseguran que los ritos de Sant Joan no son nada sin un buen puchero de ramas y hierbas. La receta varía según el mago, pero con pétalos de rosa el asunto tiene más visos de efectividad al rociar el dormitorio con el brebaje.

6. El gamberro. Como fusión de fiesta pagana y religiosa, la tradición marca que esta es noche de atraer lo positivo (lo de siempre: salud, dinero y amor) y deshacerte de los pesares. Pese a esas premisas, esta es una de las noches más gamberras del año, junto la de fin de año. Será cosa del alcohol, el fuego y los petardos, que invitan a los comportamientos más arriesgados, pero lo cierto es que la noche de Sant Joan suele ser un cita con la transgresión y la actitud molesta permitida. Esta es la noche adecuada para poner un petardo al vecino molesto y que este tenga que aguantar la explosión sin decir más que insultos sin consecuencias legales.