ALERTA SANITARIA EN CATALUNYA

La detección de ocho portadores de difteria agrava la crisis de Olot

El niño Aleix mientras era vacunado contra la difteria ayer en un CAP de Olot.

El niño Aleix mientras era vacunado contra la difteria ayer en un CAP de Olot.

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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La investigación que la Agència de Salut Pública de Catalunya (ASPC) inició el pasado 3 de junio en el entorno familiar y escolar del niño de Olot (Garrotxa) que sufre difteria -proceso por el que permanece muy grave en una unidad de cuidados intensivos (uci) del Hospital del Vall d'Hebron- se extendió ayer a las personas próximas a los ocho niños de 6 y 7 años en los que, gracias a ese estudio epidemiológico, se ha detectado la bacteria de la difteria. Estos niños no sufren la enfermedad porque han recibido todas las dosis de la vacuna antidiftérica que corresponden a su edad, pero sí estaban en situación de transmitir la bacteria a través de su respiración o al toser.

Para frenar esa eventualidad, los ocho recibieron ayer una dosis de penicilina benzatina, el antibiótico que de inmediato eliminará su capacidad contagiosa. Aun así, los técnicos de Salut Pública han recomendado a esos pequeños que permanezcan en sus domicilios hasta que transcurran seis días, momento en que se les repetirá el análisis de mucosidad nasofaríngea que ha detectado la bacteria. Sin antibiótico, los pequeños hubieran sido portadores y transmisores del bacilo durante seis meses -sin por ello llegar a enfermar-, lo que hubiera supuesto un evidente riesgo para los compañeros de clase que, como el ahora enfermo, no han sido vacunados contra la difteria. En esta situación se encuentran un 3% de los niños que viven en la Garrotxa, afirmó ayer el conseller de Salut, Boi Ruizconseller . «Si estos ocho niños no hubieran sido vacunados, en estos momentos tendríamos nueve enfermos en lugar de uno», afirmó Mireia Jané, subdirectora de vigilancia de emergencias en la ASPC. De momento, se desconoce el foco inicial de estos contagios.

Salut estableció tres niveles de riesgo al analizar al entorno del niño enfermo. En el primero incluyó a la hermana de 1 año del pequeño, a sus padres y a su abuela, que fueron vacunados y tratados con antibiótico el mismo 29 de mayo en que se confirmó la difteria en el niño. El segundo nivel abarcó a las 56 personas con las que el chico había convivido en la semana del 18 de mayo: los compañeros de las colonias, en Palamós, en que participó cuando aún no sufría dolor de garganta -la bacteria tiene un periodo de latencia de seis días, y el malestar se inició el 23-, además de los monitores y los profesores de la escuela. Los niños durmieron en espacios comunes. Salut analizó muestras de la faringe de esas 56 personas y detectó la bacteria en los ocho niños citados. El tercer círculo de inspección incluyó a 150 personas, la mayoría alumnos de la escuela del enfermo, en las que se comprobó su vacunación.

Este minucioso proceso, en el que han intervenido epidemiólogos del Hospital del Vall dHebron, se extendió ayer a las personas próximas a los portadores asintomáticos de la bacteria. A 50 de ellas, los familiares con quienes conviven, se les analizarán muestras de la faringe.

Este encadenado de probabilidades investigadas podría conducir a otros portadores asintomáticos de la difteria, advirtió Antoni Mateu, director de la ASPC. La preocupación ante la expansión del posible riesgo alcanzó ayer a las familias de los niños que tienen previsto iniciar campamentos o colonias veraniegas dentro de un par de semanas. Dirigiéndose a ellos, el conseller Ruiz sugirió que las familias de los niños que no están vacunados «eviten» inscribir a sus hijos en estos encuentros veraniegos.

Ruiz también propuso a las entidades organizadoras de colonias que «soliciten» la cartilla de vacunación a los niños que contraten su oferta, para comprobar si han sido inmunizados. Dado que la vacunación no es obligatoria, alguna familia podría negarse a mostrar dicha cartilla, advirtieron desde Salut, que, no obstante, considera que puede ser un eficaz método disuasorio para los padres que, discrepando del criterio científico general, no vacunan a sus hijos. «Recomendamos que, por seguridad de la mayoría, las familias de los niños no vacunados eviten llevarlos de colonias -insistió Ruiz-. Los ocho pequeños en los que hemos detectado la bacteria, que no sufren difteria, van a ser generosos y evitarán salir de casa unos días para proteger a los que no están vacunados».

Este episodio ha hecho desistir ya a numerosas familias que hasta hace pocos días se declaraban contrarias a la vacunación y, según los pediatras de la zona, se ha incrementado en un 20% la solicitud de la vacuna contra la difteria. Numerosos médicos aludieron ayer a la «responsabilidad» colectiva de quienes deciden no inmunizar a sus hijos.