«Un instituto no puede estar cerrado a las tres de la tarde»

Elena Sintes en un café de Barcelona, el pasado viernes.

Elena Sintes en un café de Barcelona, el pasado viernes.

MAURICIO BERNAL / BARCELONA

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Investigadora de la Fundació Jaume Bofill, experta en usos del tiempo, autora de A las tres a casa? y Escola a temps complet, Elena Sintes es una de las integrantes del Grupo Motor de la Iniciativa per la Reforma Horària. La escuela, el horario escolar: piezas clave de la metamorfosis en ciernes.

-Explíqueme, ¿por qué es importante ampliar el horario escolar?

-Más que de una ampliación del horario escolar, de lo que se trata es de ampliar el horario de apertura de los centros escolares. No es lo mismo. No se trata necesariamente de que los chicos pasen más tiempo en la escuela, sino de dar más oportunidades educativas a los que no las tienen ampliando los horarios de apertura. No tiene sentido tener un equipamiento público cerrado a las tres de la tarde, un instituto, por ejemplo, cuando ahí pueden suceder muchas cosas beneficiosas para los chicos.

-Si los colegios abren más tiempo, será sobre todo pensando en los más desfavorecidos. ¿Es eso?

-Sí. Hablamos de un trabajo por la igualdad de oportunidades educativas. Los países occidentales que están mejorando su sistema educativo han visto que lo principal es mejorar la educación de los sectores desfavorecidos, porque ahí es donde se juegan el futuro del país. Los chicos que van bien, van bien, al fin y al cabo. Ampliar el tiempo educativo es especialmente beneficioso para los que no tienen oportunidades de aprendizaje más allá del entorno escolar. Las investigaciones nos enseñan que ese es el camino que hay que seguir.

-Entiendo. Pero no se trata solo de eso, ¿no? En Escola a temps complet explica que de nada sirve ampliar horarios si no se acompaña de una reforma de la educación.

-Efectivamente. Hay que reorganizar la manera de enseñar para responder mejor a las necesidades educativas del mundo de hoy. La educación tiene que ir más allá de lo estrictamente curricular. Concebir la escuela como un lugar organizado en torno a la enseñanza de las matemáticas, las ciencias, las humanidades, en bloques horarios de 40 o 45 minutos, eso es un error. La educación tiene que ser algo mucho más amplio. Los aprendizajes informales, por ejemplo, deben entrar en la escuela, el deporte, la visita a un museo, la participación en talleres artísticos. Todas estas actividades desarrollan capacidades que complementan la actividad curricular.

-También leí en ese trabajo suyo que hay escuelas catalanas que ya están innovando en ese sentido.

-Claro, porque la ampliación del horario favorece las experiencias innovadoras. Hay centros que están desmontando la estructura curricular por materias y que están trabajando a nivel de proyectos, proyectos que integran los conocimientos en diferentes disciplinas, y que están desmontando también el esquema de los bloques horarios, y diseñando nuevos horarios, horarios flexibles en función de lo que se va a desarrollar ese día en clase. O que organizan clases de 60 alumnos en las que hay tres profesores y cada uno se encarga de una fase del desarrollo del proyecto. Se trata de ser imaginativos.

-¿Cómo encajaría este cambio del horario escolar con el cambio general que se pretende llevar a cabo?

-Bueno, como usted sabe, la propuesta general de la Iniciativa per la Reforma Horària es que, simplificando, todos coman a la una y cenen a las ocho, y obviamente la escuela también tiene que ir por ahí. No hay ningún país de Europa donde los adolescentes vayan a comer a las tres y media de la tarde, como ocurre con frecuencia aquí. Por eso es recomendable partir la jornada escolar, que coman a una hora saludable, y luego, volviendo a lo que ya hablamos, garantizar que el centro educativo esté abierto al menos durante la primera hora de la tarde para las familias que lo necesitan, con actividades educativas o de refuerzo escolar, o una biblioteca tutorizada, o acompañamiento en la realización de deberes o realización de una actividad lúdica, cultural o deportiva.

-La escuela no puede ir por un lado mientras la sociedad va por el otro, evidentemente.

-La escuela, además de educar, tiene el deber de acompañar a la familia en la función de cuidar a los niños, luego los horarios escolares también tienen que cumplir esa función. En otras palabras, los horarios hay que organizarlos con el objetivo fundamental de educar, pero sin olvidar que la escuela forma parte de una organización social estructurada.

-Supongo que al final la idea también es unificar horarios.

-Claro, piense que en este momento hay muchos horarios escolares distintos. En la concertada, tanto en primaria como en secundaria, hacen horario partido, empiezan a las ocho o nueve de la mañana y acaban a las cuatro o cinco, sin incluir la sexta hora. En la primaria pública hacen jornada partida, con una pausa para comer de dos horas y media, y acaban a las cuatro y media. Y en secundaria, el 80% de la jornada es compactada y finaliza a las dos o tres. Es una locura. No tiene lógica ni coherencia pedagógica. Faltan criterios de organización.