Santi Moese: «¿Quién se pone a jugar a la Play con un ciego?»

Hombre de letras y con vocación de escritor, trabaja como instructor de tiflotecnología de la ONCE.

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POR
Mònica
Tudela

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Estudió Filología Catalana y tenía vocación de escritor, pero la senda del trabajo le llevó hacia el campo de la tecnología. Hoy Santi Moese -ciego de nacimiento- forma parte del equipo de instructores de tiflotecnología de la ONCE. Su tarea: ayudar a quienes tienen problemas de visión a manejarse con soltura con todo tipo de dispositivos.

-Cuando empecé como profesor, la tiflotecnología eran cuatro cosas. Y había un aparato que me fascinó: el Versabraille, un pequeño procesador de textos. Como yo era bastante perezoso y de mayor quería ser escritor, el tema de corregir lo llevaba muy mal. Cuando descubrí sus posibilidades pensé: «¡Madre mía, me saldrán los libros como churros!». Y empecé a entusiasmarme por el tema.

-¿De ahí su pasión por la tecnología?

-De este aparatito y de las posibilidades de comunicación que se abrían. El anhelo de las personas ciegas era acceder al diario, a la lectura. Mi gran sueño era ir a una librería y poder leer cualquier libro. Cuando llegó el escáner fue alucinante. Me arruiné comprando libros para escanearlos. ¡Era el entusiasmo de leer! Un amigo decía que eso era dejar de ser ciego en un 70%. Con el libro electrónico se ha dado un salto brutal. Pero yo sigo siendo de letras. La informática es para mí una herramienta de comunicación.

-¿Qué es lo que más enseña hoy, como instructor de la ONCE?

-El trabajo se ha sofisticado. Hemos pasado del ordenador y el escáner a los móviles, al Bluetooth, los WhatsApp y el dominio de internet. Si la red ha sido una revolución en general, para las personas ciegas aún lo ha sido más. Y ahora el boom son los iPhone. Tengo cola. Todo el mundo quiere aprender a manejarlos. También tienen mucho éxito las tabletas. Además, hay muchas aplicaciones útiles para personas ciegas.

-¿Cómo es una clase suya?

-Suelen ser individuales y en varias sesiones y siempre intento aplicar aquello de enseñar a usar la caña para que los usuarios aprendan a pescar. Explico cómo funciona el aparato y trucos para moverse por una u otra aplicación, y luego ya cada uno se busca la vida. ¡Tienen que aprender!

-¿Qué asignaturas pendientes tiene la tecnología para las personas ciegas?

-Una sería mejorar la geolocalización y la movilidad, algo de gran utilidad para los ciegos. Y otra, los videojuegos. Ese es un tema muy importante para los jóvenes, para que se integren con sus compañeros.

-¿Será fácil conseguirlo?

-Sé que muchos videojuegos, como por ejemplo un Fast&Furious, no podrán adaptarse, pero otros seguro que sí. Hay juegos simples que funcionan bien. Mi hija tiene la Wii y tiene un juego de bolos que se podría adaptar, por ejemplo. Aquí tendría que haber una voluntad de las empresas para que eso fuera así. Yo de joven quedaba con amigos y hacíamos partidas de Cluedo o de Monopoly, y lo único que tenía que hacer por ti la gente era moverte la ficha, pero el resto lo decidías tú. Ahora, ¿quién se pone a jugar a la Playstation con un ciego? Es imposible. Si no hacen juegos más accesibles, se abrirá una brecha complicada.

-¿La tecnología le ha reconciliado con los libros?

-Reconciliarme no, porque yo siempre he leído y he tenido una historia de amor con los libros. Lo que ha hecho ha sido abrirme el abanico de libros disponibles. Ahora puedo leer todo lo que me dé la gana con unos cuantos clics, y puedo escoger bien o mal, pero soy yo el que se equivoca o acierta con la elección. Antes tenía que tirar de un catálogo limitado que había. Ahora no.

-Y ahora que tiene todas estas facilidades a su alcance, ¿cómo van sus planes de ser escritor?

-Ahí siguen. He hecho algunos cuentos y relatos y todavía no he renunciado a ello. ¡Cuando sea mayor!