Adiós a los huevos blancos

huevos blancos

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TERESA PÉREZ / BARCELONA

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El mundo de los huevos de gallina es monocolor. Hasta hace unos años, el consumidor podía elegir entre dos opciones: los blancos, y los rubios o morenos. Los primeros eran los baratos y los segundos, que se consideraban de más calidad, los caros. Ahora, sin embargo, apenas existe alternativa: los de cáscara oscura se han adueñado del mercado.

El 90% de los más de 6.000 millones de huevos que se consumen anualmente en España son rubios y apenas un testimonial 10%, blancos. Veinte años atrás, la tendencia era la inversa. Pere Parramon, vicepresidente del Gremio de Detallistas de Volatería, Huevos y Caza de Barcelona, explica que «ahora resulta muy complicado encontrar huevos blancos. Las ventas casi han desaparecido». Un dato: solamente en tres de los casi 40 mercados municipales de Barcelona se pueden encontrar huevos de cáscara clara y en las cadenas de supermercados apenas se ven.

SERIES DE TELEVISIÓN / Debido a la falta de oferta de huevos blancos, la lonja  de Bellpuig (Urgell), que es mercado de referencia en huevo, pollo y conejo, ha decidido equipararlos, a igual peso, con los rubios. «Si no, los blancos no tendrían precio de cotización porque no hay oferta», afirma Ramon Torras, vicepresidente de la lonja. Una decisión similar adoptó la lonja de Toledo. Este experto considera que las escasas empresas que producen huevos blancos los tienen como alternativa y por tener una línea de negocio que no tienen otras empresas.

Ni siquiera las series estadounidenses de televisión, que siempre ayudan a crear tendencia, han podido evitar la desaparición. «En sus cocinas solo aparecen actores y actrices cocinando huevos blancos», afirma un mayorista con ojo avizor.

Este cambio cromático de hábitos se debe a diversos factores en los que han influido tanto los criterios de los productores como los de los consumidores, pero, sobre todo, a que el comprador cree que los huevos morenos «son más de pueblo, más de campo y, por tanto, los considera más sanos», indica Ferran Solé, uno de los propietarios de la granja familiar Solé Bio, ubicada en Tortosa (Baix Ebre).

Existen otras razones que han marginado las unidades de cáscara blanca. Los productores han sustituido las gallinas de plumaje claro, que son las autóctonas de Catalunya y las que ponen huevos blancos, por las de plumas oscuras, que aportan los huevos rubios y resultan mucho más productivas.

Pere Parramon apunta también otra característica a tener a tener en cuenta: «Los defectos y la suciedad se ven más en las cáscaras de color claro que en las oscuras y eso, visualmente, al consumidor no le gusta. De ahí que cada vez se haya decantado más por los de color». Esta opinión la comparte también Ramon Torres, que añade que «al consumidor, cuando va al supermercado, le entran mejor por los ojos los huevos oscuros».

CÁSCARAS MÁS FINAS / Pili Matos, encargada de Avinova Mercè, un centenario puesto del mercado de la Concepció, uno de los tres mercados municipales de Barcelona donde se venden huevos blancos, añade otra explicación más: «Las cáscaras blancas son más finas». Esta característica implica que se rompan con más facilidad y se estropeen más unidades, lo que representa pérdidas para el sector.

Matos reconoce que al huevo rubio se le ha dado más publicidad, pese a que el blanco es el autóctono de Catalunya. La comerciante elogia las virtudes de los blancos, porque tienen «una clara más esponjosa, la yema es de un color más intenso y es muy bueno para utilizarlo en la repostería».

También tiene claro este cambio de hábitos la Asociación Española de Productores de Huevos (Aseprhu), que agrupa al 70% de las empresas del sector. A su juicio, «a los consumidores les gustan más los que son grandes, y los morenos tienen un tamaño mayor que los blancos». Por eso, el sector ha seguido los derroteros por donde han ido las preferencias del consumidor y, en estos momentos, el 90% de la producción de las empresas también es de huevos rubios.

PIENSO CON COLORANTE / Además de los huevos rubios, el consumidor tiene otras preferencias, por ejemplo, que la yema tenga un color intenso. Esta es una cualidad muy valorada, pero no siempre se consigue con métodos naturales. «El color intenso en la yema se considera que es más sano, más natural. Para conseguirlo, algunos productores echan colorante al pienso. Nosotros, los productores de huevos ecológicos, no podemos hacerlo. Lo tenemos terminantemente prohibido», sentencia Ferran Solè.