Finlandia prepara una reforma para afirmar su liderazgo europeo
No le basta con ocupar un lugar privilegiado en los ránkings internacionales, con ser referente educativo para medio mundo. Finlandia, el paradigma pedagógico europeo, trabaja desde hace tres años en una reforma educativa, que prevé implantar el 2016 y que incide -y no por casualidad- en el fomento del trabajo por proyectos, en el aprendizaje colaborativo y en una nueva distribución de las aulas, de forma que distintos maestros atiendan a un número determinado de alumnos de manera simultánea. La reforma finlandesa, que también revisa el concepto actual de asignatura, entronca claramente con el giro que están dando algunos colegios catalanes.
«El mundo alrededor de la escuela está cambiando muy rápidamente y eso está creando nuevos desafíos para la educación: en nuestras propias evaluaciones hemos detectado que es un asunto a abordar», explica a EL PERIÓDICO Irmeli Halinen, directora de desarrollo del currículo del Consejo Nacional de Educación de Finlandia. El objetivo, prosigue, es «garantizar la alta calidad de la enseñanza y del aprendizaje en la escuela finlandesa». «El foco se desplazará de las asignaturas escolares, tal y como se conocían hasta ahora, a competencias más generales, más amplias: que el niño sepa pensar y que aprenda a aprender, que sepa relacionarse con los demás y expresarse, que sepa cuidar de sí mismo y de los demás, que sepa gestionar su vida cotidiana y que tenga espíritu emprendedor», agrega la miembro del consejo finlandés de educación.
«Pero creemos también que los estudiantes necesitan conocimientos sólidos, de modo que sean capaces de crear puntos de vista específicos, que tengan claros los conceptos y los métodos que son necesarios para investigar sobre distintos temas o fenómenos», precisa Halinen. «Solo con una base sólida de conocimientos, se pueden desarrollar competencias más complejas», sentencia la responsable de elaborar el nuevo currículo de la escuela finlandesa.
Tras mostrar plena confianza en la formación de sus maestros («las universidades están también trabajando en la reforma de sus respectivos currículos para incorporar los cambios que estamos preparando», dice), Halinen justifica la transformación casi como una cuestión de supervivencia. Antes incluso de conocer los resultados del último Informe PISA, «ya en el 2012», dice, la comunidad educativa finlandesa se planteó varias preguntas: «¿Qué vale la pena aprender en la escuela en el mundo actual?, ¿cómo están influyendo los cambios actuales en la vida de nuestros hijos y en el trabajo de las escuelas?, ¿cómo debemos reaccionar ante esos cambios?, ¿cómo podríamos mejorar la cultura de la escuela con el fin de mejorar la motivación? y finalmente, ¿cómo somos capaces de mantener el alto nivel de rendimiento de nuestros estudiantes?». En ello están.
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