El plan recortado

El Hospital del Vall d'Hebron reinicia un exitoso programa contra la obesidad infantil que interrumpió en el 2012 a causa de la crisis

Una niña con obesidad extrema.

Una niña con obesidad extrema.

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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No abundan las terapias contra la obesidad infantil que consigan normalizar la dieta y cambien el estilo de vida de los niños que pesan demasiado. El programa Nens en Moviment, que idearon la psicóloga Sandra Gussinyer y la nutricionista Norma Irene García, demostró ser un recurso de éxito durante los 12 años que ambas profesionales lo aplicaron en el Hospital del Vall d'Hebron con centenares de niños obesos, pero este detalle no evitó que la terapia cayera fulminada por los recortes. En el 2012, el centro sanitario prescindió de las dos terapeutas y Nens en Moviment se suprimió, coincidiendo con un inquietante aumento de obesidad entre niños y adolescentes.

La actual dirección del Vall d'Hebron ha decidido rectificar y, el próximo otoño tiene previsto reiniciar el programa, esta vez coordinado desde los centros de asistencia primaria (CAP) vinculados con el hospital. «Lo aplicarán las mismas terapeutas que lo introdujeron, porque ellas tienen el conocimiento y la experiencia -asegura Ana Ochoa de Echagüe, directora asistencial del Vall d'Hebron-. Creemos en este programa. Hemos visto sus buenos resultados». Un 75% de los niños tratados entre 1998 y el 2012, periodo en que Gussinyer y García aplicaron la terapia, no han vuelto a ser obesos, según han comprobado las terapeutas en una investigación retrospectiva sobre sus antiguos pacientes. El cambio que experimentaron esos niños -alguno había llegado a pesar 130 kilos-, implicó a sus familias. Nens en Moviment trata de restablecer el autocontrol, y la estima por su cuerpo y cualidades, de los niños tratados. Aunque el programa se marca tres objetivos -cambiar los hábitos alimentarios, reiniciar la dieta y mejorar el estado emocional- es a esto último a lo que las terapeutas conceden mayor importancia. «Nuestra hipótesis es que si trabajas con las emociones, y consigues que el niño se sienta mejor con él mismo, será capaz de hacerse responsable de su propio cuerpo -indica Norma Irene García-. La clave para resolver la obesidad en un niño está en las emociones».

Este programa combina el movimiento con una incial terapia en grupo que reúne, de forma simultánea pero en salas separadas, a niños y mamás (generalmente son ellas las que se ocupan de la alimentación familiar). En las sesiones aprenden tanto la composición nutricional de los alimentos como el valor de respetarse a sí mismos y la capacidad de tomar decisiones. «El 87% de los niños que tratamos disminuyen su índice de masa corporal en pocos meses, y lo mantienen al cabo de un año -explica la nutricionista-. Aprenden a desayunar, comer fruta, verdura, pescado, legumbres... Cambia la forma de comer de toda la familia». Gussinyer y García han llevado su programa a Costa Rica, Colombia, Méxito y Argentina, países con abundante obesidad infantil. También la han aplicado en CAP y escuelas públicas de Girona.