Tragedia en los Alpes

Un pueblo tomado por la prensa

Cerca de 500 periodistas se han desplazado a los Alpes para cubrir el accidente del vuelo de Germanwings

Operación Rescate Germanwings

Operación Rescate Germanwings / periodico

CARLOS MÁRQUEZ / FERRAN COSCULLUELA / SEYNE LES ALPES

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Seyne-Les Alpes sirve uno de los mejores gnochis que uno puede probar en el mundo. Los trae una mujer alta, apretada, y el lugar se llama 'Le café des Mots'. Son apenas seis mesas, muy coquetas, con servilleta de tela. Añaden bacon, un queso francés, y una ensalada para compensar tal cantidad de hidratos de carbono. Delicioso. Son las 11 de la noche de un martes de marzo y lo normal sería tener ya la puerta cerrada; como mucho quedarían dentro los amigos, quizás fumando, porque aquí todos son amigos, incluso los estirados gendarmes. La señora abre los brazos y recibe al turista accidental, en este caso, un ejército de periodistas de todo el mundo dispuestos a contar todo lo que acontezca durante el rescate de los 150 cuerpos del malogrado vuelo de Germanwings.

Serán más de 500 los reporteros desplazados al lugar. La primera división es idiomática, pues los que hablan francés tienen la suerte y la bendición de recibir un trato preferencial por parte de la policía, que solo recurre al inglés para prohibir el paso por una u otra calle. Furgonetas con parabólica en el techo, esprints detrás de alguien que parece que va a contar algo, cafés llenos de ordenadores hambrientos de wifi y un enchufe, jóvenes escribiendo dentro del maletero. Curioso, pero ninguno tendrá más de 40 y largos. Y fotógrafos desesperados a la búsqueda de un plano distinto al del objetivo que toca su codo. En ese menester, no lo duden, no fallará el enviado especial de EL PERIÓDICO Ferran Sendra. Los periodistas se mezclan con colegas de cualquier parte del globo, pero acaban buscando a sus paisanos, quizás porque les hace estar más cerca de casa en la cobertura de tan desgraciada tragedia. En el fondo, todos somos un poco de pueblo.

El martes parecía que Seyne tendría dos platós: el del helipuerto improvisado en un campo en barbecho junto a un supermercado que estos días hará el agosto, y el del casal de jóvenes, donde los trípodes se apostaban a la espera de las declaraciones de cualquiera que se pusiera delante. Al final se reduce todo al primero, ya que en el segundo, un equipamiento municipal, se espera que vayan llegando las familias, así que la prensa tiene ahora el acceso prohibido. En la parte de arriba, en una cancha de baloncesto, unas mesas con refrigerios listas para recibir a los cercanos que se desplacen a este recóndito rincón de los Alpes franceses. En el helipuerto se han plantado tiendas blancas alargadas en las que, es un suponer porque es complicado conseguir confirmación oficial, se irán disponiendo los cuerpos de los pasajeros del vuelo Barcelona-Dusseldorf

Difícil dar con un ciudadano de Seyne les Alpes que no haya hablado con un periodista francés, alemán, británico, americano o español. Son 1.400 vecinos, y no parecen incómodos ante la ocupación de bares, restaurantes y plazas de aparcamiento. Sí es algo más sensible la Gendarmerie, muy atenta con la prensa local, algo más rancia con los de fuera. "In english?". "No". Suerte de algún que otro reportero parisino que estudió en Barcelona, cuyo buen recuerdo de la ciudad le anima a traducir algunos titulares sin pedir nada a cambio. 

Se espera que el rescate sea lento y complicado. Se espera también que las familias vayan llegando. Los políticos aterrizarán a partir de las 13.45 horas. Caras largas, riguroso negro y una buena foto. Mientras, a 2.000 metros, los gendarmes, que serán serios pero trabajan bien, se juegan el tipo rescatando la memoria de esas 150 almas.