EL PROBLEMA DE LOS PURINES

La contaminación por nitratos de las fuentes de Osona sube el 23%

Planta de tratamiento de purines de L'Esquirol, en Osona, cerrada hace un año.

Planta de tratamiento de purines de L'Esquirol, en Osona, cerrada hace un año.

FERRAN COSCULLUELA / SANT MARTÍ D'ALBARS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Osona está «desbordada» de purines. Esa es, al menos, la conclusión a la que han llegado los ecologistas del Grup de Defensa del Ter (GDT) tras estudiar los datos obtenidos del análisis anual de 151 fuentes de la comarca y de varios municipios del Lluçanès. Las cifras, dadas a conocer ayer ante la macrogranja porcina de Serrarols, en Sant Martí d'Albar, son concluyentes. La media de contaminación por nitratos ha pasado de 64 miligramos por litro de agua en el 2014 a 78,7 miligramos en el 2015. Un incremento del 23% que aún resulta más grave si se tiene en cuenta que la cantidad máxima para que el agua se considere potable es de 50 miligramos por litro.

Esos análisis, que se realizan desde hace diez años y que han sido realizados por el laboratorio Prat de Torelló, concluyen que más de la mitad de las fuentes estudiadas no son potables (ya que superan el límite sanitario de 50 miligramos por litro), mientras que el año pasado los puntos de agua insalubres eran el 43%. La lista negra de los tres primeros surtidores más contaminados los encabezan la Font de Cassanell (Taradell), con 456,9 mg/l; la Font de Gallisans (Santa Cecília de Voltregà), con 353,4 mg/l, y la Font Salada (en Gurb), con 343,9 miligramos.

Del estudio se deduce que 73 fuentes han aumentado su tasa de contaminación y 47 la han reducido, pero los puntos en los que había más nitratos siguen aumentando su concentración, ya que las fuentes que superan los 200 mg/l suponen el 26% del total, cuando en el 2014 solo eran el 6%, mientras que las que están por encima de los 150 mg/l han pasado del 24% al 41%.

LAS CAUSAS 

Sergi Solà, presidente del GDT, achacó estos malos resultados al cierre de las plantas de purines (que gestionaban 600.000 toneladas al año) y al incremento de cabezas de ganado por culpa de los «favores» que concede la Generalitat a la hora de dar permisos a la industria cárnica para la ampliación de macrogranjas, especialmente en comarcas vulnerables como Osona.

Los ecologistas consideran que el aumento de la cabaña porcina y el cierre de las plantas de tratamiento de purines, por la supresión de primas a las energías renovables, está propiciando «malas prácticas» entre los ganaderos, algunos de los cuales vierten más purines en los campos de los que tienen autorizados. «Esto provoca que en años lluviosos los purines se filtren con más facilidad en la tierra y contaminen aún más los acuíferos», denunció.

El GDT denuncia que la Conselleria d'Agricultura, dirigida por Josep Maria Pelegrí. no lleva a cabo el control necesario para evitar esos excesos y que la apertura de nuevas granjas también lleva aparejada un consumo desorbitado de agua.