«Mi lucha es de todos»

Con indisimulada satisfacción y «muy animada» por haber dado un paso imprescindible para colmar sus ansias de «justicia». Ester Quintana acogió la decisión del juez de mandar a juicio a dos mossos como presuntos responsables de su mutilación ocular como una forma de refrendar sus tesis, con la legitimidad que aporta una investigación «tan larga y exhaustiva».

«El juicio debe servir para llegar al fondo y demostrar que decimos la verdad», explica. Pero deja muy claro que su voluntad de reparar el daño causado no se basa en un «plano personal». «No es agradable que implique ir contra dos mossos, contra dos personas. Pero es la única forma posible de hacer justicia», expone.

Quintana echa la vista atrás y la lucha emprendida desde que sufriera la fatal herida cobra más sentido con los logros cosechados. «Quería ser la última víctima por una pelota de goma y ya se ha conseguido con la prohibición del Parlament», proclama. Ahora espera esclarecer los hechos para tumbar la versión de la Conselleria d'Interior, que mantiene que no se dispararon estos proyectiles la noche de la huelga del 14-N en la zona donde estaba ella.

Ese ha sido el argumento inamovible de Interior «en estos dos años y cuatro meses», relata Ester, que recuerda «el lío constante» que se ha ido sucediendo con las sucesivas versiones del departamento sobre la actuación policial. Un periodo en el que solo ha recibido una llamada, del 'conseller' Ramon Espadaler, y estrictamente para interesarse por su estado de salud. Ella valoraría «muy positivamente» un contacto de la conselleria para aclarar los hechos, pero apenas confía «cuando las pruebas que ha aportado ha sido porque les obligó el juez».

Sabe que el desenlace es impredecible pero nadie le puede arrebatar el éxito de ser la primera denunciante por proyectiles policiales en Catalunya en llegar a juicio. «Espero que sirva para hacer justicia con todos», expone. Y confiesa que se siente respaldada por las víctimas y por la sociedad en general, a la que agradece su implicación y anima a continuar así. «La gente siempre me dice por la calle que están conmigo, que irán a nuestras manifestaciones, pero el apoyo debe continuar, porque esto aún no se ha acabado». Y cuando pide la implicación de la gente de a pie recuerda que le tocó a ella encajar el impacto fatídico, pero que pudo ser cualquiera de los manifestantes: «Esta lucha no es solo mía, es la lucha de todos».