nuevo catálogo municipal

Barcelona blinda 32 tiendas históricas y protege otras 196

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Larga vida a la cerería Lluís Codina, el Cafè de l'Òpera, El Ingenio, la cuchillería Roca, la herboristería del Rei, el London Bar, las farmacias Robert y Galup (entre otras)... Forman parte de los 32 comercios considerados prácticamente como intocables en el nuevo Catálogo de Protección del Patrimonio Arquitectónico, Histórico-Artístico y Paisajístico de Establecimientos Emblemáticos de Barcelona, que supone el primer paso para proteger las tiendas históricas en peligro de extinción. Otras 196 serán protegidas en menor medida, mientras que 161 se han caído de la lista de candidatas original, analizada por expertos durante más de un año. La normativa aprobada inicialmente, pero que por su tramitación administrativa no se podrá impulsar hasta meses después de las elecciones, se basa en la preservación del patrimonio, de lo «tangible», tras constatar en tres estudios jurídicos independientes que legalmente es imposible salvaguardar una determinada actividad.

La filosofía del plan, en cambio, garantiza las piezas arquitectónicas o de mobiliario y decoración. Con la máxima categoría, esos 32 establecimientos mantienen la mayoría de sus elementos patrimoniales y cualquier actuación permitida estaría encaminada a su conservación o potenciación. Se establece una segunda categoría de protección para las que aun manteniendo elementos de interés han perdido parte de su patrimonio durante las sucesivas renovaciones del negocio. Son 152 negocios (desde el bar Marsella Can Culleretes, pasando por El Rey de la Magia, El Xampanyet, La Colmena, la mercería Santa Ana, los restaurantes Can Lluís y Set Portes, la panadería de la Concepción, El Tío Che, los bares Glaciar Salvat, y otros muchos más) donde cualquier intervención deberá conservar dichas piezas o ponerlas en valor.

En cambio, en un tercer grupo hay 42 casos donde los elementos históricos han quedado ahora desvinculados del diseño original, como por ejemplo el termómetro de la óptica Cottet del Portal de l'Àngel. Dos casos aparte son la filatelia Monge y la chocolatería Fargas, con un plan especial para la calle de Boters.

Los 161 descartados son sobre todo establecimientos de menos de 50 años o sin elementos tangibles destacables, así como una quincena de casos que ocupan edificios catalogados por entero.

ARGUMENTO

La directiva europea de servicios (2006) ha sido el principal argumento de los tres bufetes de abogados consultados por el consistorio (a propuesta de las diferentes partes implicadas, como avanzó este diario) para rechazar la protección de la actividad desarrollada en la actualidad. El concejal de Hábitat Urbano, Antoni Vives, remarcó que blindar una determinada venta, impidiendo que un local pueda acoger otro nuevo tipo de negocio, es imposible legalmente. Ni siquiera con un plan de usos. Este es el punto que reivindicaba la Associació de Propietaris de Locals de Barcelona para que sus inmuebles no perdieran valor. Ayer, su presidente, Àlex Mestre, opinó que el plan «perjudica a los propietarios, pese a que habría sido mucho peor si preservara la actividad». Por contra, los arrendatarios de tiendas emblemáticas lamentaron que su actividad pueda ser barrida por un mejor postor.

Pero para el ayuntamiento, la obligatoriedad de custodiar el patrimonio hace que en la práctica se esté rescatando la actividad vigente, o al menos sí un determinado tipo de actividad, ya que consideran que muchos operadores no estarán nunca interesados en alquilar locales donde apenas puedan tocar el interiorismo. Es difícil llevar una hamburguesería, por ejemplo, a un local con muebles modernistas, opinó Vives. Las voces más críticas no descartan que sí pueda implantarse, por ejemplo, tienda de suvenires o regalos.

La suspensión de licencias (de obras y actividad) decretada hace más de un año se mantiene para los 228 protegidos hasta la aprobación definitiva del plan. Después, cada intervención o cambio de titularidad que sufran tendrá limitados los cambios u obras a lo que estrictamente especifican las fichas elaboradas de cada local.

La demora en la presentación de las medidas impide su aprobación final antes de las elecciones municipales. Faltan dos meses de exposición pública, alegaciones, redacción final y el necesario apoyo político. Y solo prosperarán, además, si Xavier Trias repite en la alcadía.