LA TRASTIENDA DE UNA INICIATIVA CONTROVERTIDA

Plan C para el macrocomplejo de casinos y hoteles

Con la experiencia del fiasco del Eurovegas de Adelson, el Govern ha querido controlar esta vez lo que ocurría para activar las alternativas

Astuto 8 Sheldon Adelson sale del Palau, en febrero del 2012.

Astuto 8 Sheldon Adelson sale del Palau, en febrero del 2012.

CRISTINA BUESA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El plan A apareció casi sin querer. El Govern no fue a buscar a nadie, sino que el excéntrico multimillonario Sheldon Adelson se le presentó un buen día con la oferta firme de levantar un resort en el sur de Europa, continente virgen en este tipo de proyectos. Corría el año 2011 y Artur Mas acababa de llegar al Palau de la Generalitat. El president se reunió con él en un par de ocasiones aunque no fue hasta principios del 2012 que el magnate de Las Vegas Sands Corporation se puso en serio.

Tanto fue así que, esta vez sí, la Generalitat se preocupó de buscarle posibles emplazamientos. La proximidad con Barcelona y el aeropuerto de El Prat fue determinante para que la empresa americana se decantara por el delta del Llobregat. Lo bautizaron como Eurovegas. Y Adelson entendió rápidamente que jugar a la rivalidad entre catalanes y madrileños le podía aportar incontables ventajas.

Falta de bagaje

Visto ahora en perspectiva, y sobre todo con lo que acabó ocurriendo ayer, se confirma que el Govern pecó entonces de inexperto. Se deshizo en atenciones para colmar las exigencias de Adelson aunque, para no faltar a la justicia, fue mucho menos solícito que el Gobierno que entonces presidía Esperanza Aguirre.

No obstante, esa ventaja competitiva (autorizarle a levantar los edificios tan altos como quisiera o blandir estabilidad política y falta de oposición ciudadana) hizo que Madrid ganara la partida. Pero hasta que eso ocurrió, en agosto del 2012, se optó por una política de falta de transparencia por parte del Ejecutivo de Mas, con la excusa de que el proyecto todavía no era firme. Ese tic se mantiene todavía hoy, probablemente porque han tenido que subsanar el error inicial de no convocar un concurso y que se presentara quien quisiera, como ha ocurrido en otros lugares del mundo.

Cambio de territorio

Con Adelson a punto de hacer público que se decantaba por la capital española, el Govern, cual novio despechado, se sacó de la chistera el plan B. Unas semanas antes, con una mezcla de alivio por perder de vista a Adelson pero con rabia por salir derrotado, habían comenzado a hablar de esa alternativa. La habían estudiado unos meses antes pero la empaquetaron en papel de regalo para que quedara aparente. Tenía alguna arista, como el nombre del impulsor que lo capitaneaba, Enrique Bañuelos, pero iba acompañado de La Caixa y, además, se proyectaba en unos terrenos, en el Centre Recreatiu i Turístic (CRT) de Vila-seca y Salou, donde ya estaba el todopoderoso Port Aventura como polo de atracción de turistas.

El plan B ha necesitado cocina. Una ley en el Parlament. Un pacto con el PSC para aprobarla. Un concurso para las licencias de juego que sorprendió hasta al propio Veremonte, que dio la cara por la Generalitat con su BCN World. Pero los calendarios del Govern y los trámites necesarios han agotado el recorrido con la pareja de los últimos dos años y tres meses para dar paso ahora al plan C. De momento.