Gente corriente

Dídac Costa: "Sí, pensando en la regata me hice quitar el apéndice"

Un bombero de Cerdanyola se prepara para dar la vuelta al mundo en velero.

«Sí, pensando en la regata me hice quitar el apéndice»_MEDIA_1

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MAURICIO BERNAL

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-Supongo que el hecho de ser bombero le da alguna ventaja. En alta mar, quiero decir.

-No sé; quizá en las situaciones estresantes que surgen en una travesía así te lo puedes tomar con más calma. Quizá. Pero toda la gente que hace esto está muy preparada.

-¿Y si se declara un fuego a bordo?

-Je, je. Pues si hay un fuego a bordo, que llamen a los bomberos que estén de guardia.

Dídac Costa, que tiene 33 años, que nació en Barcelona y que es bombero de la Generalitat -en Cerdanyola-, se prepara para dar la vuelta al mundo. Es el más joven participante de la Barcelona World Race, que empieza el 31 de diciembre próximo, y uno de los privilegiados que se asoman al abismo de esta epopeya por primera vez. Su compañero en la regata será Aleix Gelabert. Los dos procurarán -y es mucho- llevar su barco a buen puerto.

-Pero… ¿Puede combinar la preparación para la regata y su trabajo?

-No, esta regata exige mucho: hace un año y medio que estoy de excedencia. Pero es la primera vez que lo hago. Otras regatas que he hecho antes sí las he podido preparar sin tener que pedir excedencia en el trabajo.

-Estuve mirando su currículo, y vi que lo más cercano a una vuelta al mundo que ha hecho fue una regata transatlántica.

-En el 2011, sí. La historia es que cuando me hice bombero pude ahorrar y comprarme un barco pequeño. Me gustaba navegar, mis padres tenían un barco y salíamos de vacaciones por ahí. Así que compré el barquito: fue como decir, venga, voy a probar esto. Con ese hice la Transat 2011. En solitario.

-Casi un mes, leí. Qué soledad, ¿no?

-No, no. Siempre estaba ocupado. No tienes tiempo de pensar en la soledad.

-Ahora no va a estar solo, pero va a estar más de tres meses en el agua. Es otra cosa.

-Desde luego. Empezando por el barco, mucho más grande, con más complicación de maquinaria, de electrónica, de maniobra de las velas. Los primeros cuatro meses, de hecho, fueron trabajar en el barco, desmontarlo, luego montarlo de nuevo y verificar todo.

-¿Qué más hay que preparar?

-Hay muchos aspectos a tener en cuenta; tienes que aprenderte, por ejemplo, la meteorología no de una zona sino de todo el mundo. Salimos en invierno de aquí, bajamos al trópico, luego vamos al frío del sur, luego a la Antártida, luego de nuevo el calor y otra vez al invierno de Barcelona.

-Entiendo que se alimentan de comida liofilizada. Lo más soso de lo soso.

-Bueno, sí, ya me tocó hacerlo en la Transat. Pero siempre te llevas algún capricho, no sé, algún embutido empacado al vacío.

-¿Cuál es la parte del trayecto que más, digamos, expectativa le causa?

-Nos inquieta y nos atrae a la vez la travesía por el sur una vez dejemos la zona atlántica: es una zona que para los navegantes es mítica, las condiciones ahí son más complicadas, es la zona más compleja para navegar. Hay mucho viento, y además hay que estar muy pendientes de los icebergs.

-He oído que navegantes que dan la vuelta al mundo… que se quitan el apéndice.

-Sí, algunos, es cierto. Aleix y yo lo hicimos hace un par de años, pensando en esta travesía; aprovechamos que teníamos la oportunidad y el tiempo. Lo que pasa es que hay zonas donde si te da una apendicitis, el tiempo que tardas en hallar un médico es demasiado. Pero no todos lo hacen.

-¿Se ven muchos animales?

-Ves muchos delfines, y en el Atlántico, peces voladores, y alguna ballena de vez en cuando. Es muy divertido ese contacto con la naturaleza; alegra ver la vida del mar.

-¿Desde dónde me habla ahora?

-Galicia. Estamos aquí para entrenar en las condiciones más parecidas a la regata.