A LOS 93 AÑOS

Muere Ben Bradlee, el director de 'The Washington Post' que tumbó a Nixon

El periodista hizo del diario hoy propiedad de Bezos una referencia mundial, con 17 premios Pulitzer

Ben Bradlee, el 6 de mayo de 1973, un año antes de que Nixon dimitiera por el escándalo 'Watergate', que destapó 'The Washington Post' durante su dirección.

Ben Bradlee, el 6 de mayo de 1973, un año antes de que Nixon dimitiera por el escándalo 'Watergate', que destapó 'The Washington Post' durante su dirección. / JK

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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El periodismo y todos quienes buscan la verdad más allá de la verdad oficial están de luto. Este martes ha muerto en su casa de Washington a los 93 años Ben Bradlee, el hombre que dirigió 'The Washington Post' cuando el diario de la capital de EEUU desveló los papeles del Pentágono, con el que se airearon las mentiras de la Casa Blanca sobre la guerra de Vietnam, y quien apoyó a dos jóvenes reporteros, Carl Bernstein y Bob Woodward, para hacer público el escándalo del 'caso Watergate', que forzó la dimisión del presidente, Richard Nixon.

"Para él el periodismo era más que una profesión, era un bien público vital para nuestra democracia", ha dicho en un comunicado el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que el año pasado le había entregado la Medalla de la Libertad, el más alto reconocimiento civil de la nación. "Contó historias que necesitaban ser contadas, historias que nos ayudaron a entender nuestro mundo y a nosotros un poco mejor. Los estándares de honestidad, objetividad y meticulosidad que estableció animaron a muchos a entrar en la profesión", ha señalado Obama.

EL FIN DEL SIGLO XX

Bradlee, que en los últimos años de su vida sufría alzhéimer, dirigió el 'Post' entre 1965 y 1991 formando un dúo magnifico con la editora Katharine Graham y convirtió un diario entre bueno y mediocre en una cabecera imprescindible que ganó 17 premios Pulitzer, aunque hubo otro de esos premios que tuvo que devolver al saberse que la periodista había inventado la historia, un capítulo amargo por el que llegó a ofrecer su dimisión. Pese a aquel mal trago, un borrón en su currículo que siempre temió que apareciera en el segundo párrafo de su obituario, Bradlee marcó una época y tras conocerse su muerte le llovían calificativos como "el más carismático y relevante director" de periódico. Con esas palabras le ha definido el director de 'The New Yorker', David Remnick, que fue becario en el 'Post' y aseguró también que Bradlee "encarnaba lo divertido que puede ser el periodismo".

"Nadie se le compara", ha dicho por su parte Bob Woodward, que ha apuntado que "en cierta forma, su muerte marca el fin del siglo XX", una época en la que ni internet ni las redes sociales marcaban agenda ni el 'Post' era propiedad del fundador de Amazon, Jeff Bezos.

DILATADA TRAYECTORIA

El mediano de tres hermanos nacido en una familia distinguida de Boston, 'Benny' enfrentó y superó la polio cuando tenía 14 años. Como 51 hombres de su familia antes que él, estudió en Harvard y el día de su graduación se casó con la hija de un senador y se alistó en la Marina, con la que pasó tres años en combate en un barco en el Pacífico durante la segunda guerra mundial. Al regresar a Estados Unidos fundó un semanario pero en 1948 entró a trabajar en el 'Post'.

Tras tener que hacer de traductor improvisado en la Casa Blanca, en 1951 fue destacado a París como agregado de prensa y tres años después se convirtió en la capital francesa en corresponsal de la revista 'Newsweek'. Divorciado y casado de nuevo volvió a Washington con el semanario. Se hizo amigo de su vecino, un joven senador llamado John F. Kennedy, una relación que le disparó a la élite de los periodistas políticos de Washington cuando llegó la campaña de 1960.

Cuando en la redacción de 'Newsweek' empezaron a correr rumores de venta, Bradlee llamó a Philip Graham, entonces editor del 'Post', animándole a comprar la revista. Fue, según diría después, "la mejor llamada de su vida, la más afortunada, productiva y emocionante". Bradlee entabló una relación personal con los Graham, que compraron 'Newsweek' y le dieron un generoso paquete de acciones del 'Post'. En 1965, dos años después del suicidio de su marido, Katharine Graham le fichó como subdirector del diario, tres meses después ya era director adjunto y para 1968 llegó a la dirección.

IMPULSO AL 'POST'

Bradlee hizo pronto crecer a un diario que hasta entonces no tenía periodistas fuera de la región de Washington, abrió corresponsalías en el extranjero y oficinas en todo el país. Movido por la filosofía de "contrata a gente más lista que tú y anímales a que florezcan", no solo multiplicó por dos el tamaño de la redacción sino que también dobló la circulación.

Su primer momento de impacto histórico llegó en 1971. 'The New York Times' había empezado a publicar los llamados 'papeles del Pentágono', que mostraban las mentiras de la Administración sobre Vietnam. Cuando después de tres días un tribunal federal obligó al diario neoyorquino a detener las publicaciones alegando razones de "seguridad nacional", Daniel Ellsberg facilitó los papeles también al 'Post'. El diario estaba a punto de salir a bolsa y había quien se resistía a llevar la contraria al Gobierno pero Bradlee quería hacerlo y encontró su apoyo en Graham, que le dijo: "Adelante. Publiquemos". Aquel momento, según escribió Bradlee en sus memorias, 'Vida de un periodista', mostró que su diario era "un periódico que mantiene la cabeza alta, inquebrantablemente comprometido con los principios". El Supremo acabó dando la razón al 'Times' y al 'Post'.

'EL CASO WATERGATE'

Un año después, Woodward y Bernstein empezaron a investigar e informar sobre lo que la Casa Blanca calificaba como "un robo de tercera clase" en las oficinas del Comité Nacional Demócrata en el edificio Watergate. Pese a las presiones oficiales, Bradlee y Graham apoyaron a los reporteros, que fueron desvelando una trama de corrupción, mentiras, espionaje ilegal y fondos ilícitos que llevaban directamente a la Casa Blanca y que acabó forzando la dimisión en agosto de 1974 del presidente Richard Nixon.

Aquel trabajo le valió al 'Post' un Pulitzer de servicio público y fue, según el propio Bradlee, algo más que "la historia que nos puso en el mapa" ya que dio al diario "un sentido de confianza y de misión": A partir del 'caso Watergate' empezó "a buscar la verdad tras oir la versión oficial de la verdad", según escribiría. Dos años después llegaba la película 'Todos los hombres del presidente', por la que Jason Robards ganó un Oscar interpretando a Bradlee.

El capítulo más oscuro para Bradlee fue el Pulitzer que tuvo que devolver en 1981 al saberse que una reportera, Janet Cooke, había inventado una historia sobre un niño negro de ocho años adicto a la heroína. La periodista no solo había mentido en el reportaje sino también al presentar sus credenciales para ser fichada por el diario. El escándalo puso en cuestión desde las contrataciones y controles en el 'Post' hasta el escaso conocimiento de la dirección de las realidades de la población negra de Washington. Graham no aceptó su oferta de dimitir y Bradlee siguió en la dirección hasta 1991, tras lo que se le asignó un cargo de vicepresidente que siguió llevándole a diario a la redacción durante años, hasta que el alzhéimer y la demencia empeoraron en años recientes.