EXPANSIÓN DE UNA NUEVA ESPECIE INVASORA

La avispa asiática llega al Vallès a los dos años de cruzar la frontera

FERRAN COSCULLUELA / GIRONA

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La avispa asiática, el temido insecto devorador de abejas, ha llegado a las puertas de Barcelona tan solo dos años después de haber cruzado la frontera francesa. La Conselleria d'Agricultura ha informado de la localización de unos 60 ejemplares en Vacarisses (Vallès Occidental) y de la destrucción de un nido en Caldes de Montbui (Vallès Oriental) a finales del mes pasado. Estos datos confirman los peores temores de los apicultores que, conocedores de la experiencia de sus colegas franceses y vascos, calculan que dentro de otros dos años la especie se habrá extendido por toda Catalunya.

«La expansión está dentro de lo previsto y lo único que nos ha extrañado son los saltos que ha hecho el insecto en su progresión por el territorio, ya que desde el norte del Alt Empordà se desplazó directamente a la Garrotxa y al Ripollès, y desde el Pla de l'Estany y el Gironès ha viajado al Vallès, sin que hayamos detectado una línea de continuidad», explicó ayer Lluís Palomera, veterinario de las asociaciones de apicultores de Catalunya. El especialista considera que la Vespa velutina puede haber recibido «ayuda externa» en su camino y haber sido transportada involutariamente en un vehículo o en alguna mercancía.

La avispa asiática, bautizada en Francia con el terrorífico nombre de avispa asesina por su voracidad, es un poco más grande que la avispa común y se diferencia de esta en que su abdomen es de color marrón oscuro con unas franjas anaranjadas. Usualmente se alimenta de líquidos dulces y de fruta madura, pero sus larvas comen insectos, especialmente abejas. Por eso, en la época de cría, entre julio y septiembre, las obreras se lanzan al asedio de las colmenas.

«Además del gran número de abejas que pueden llegar a comer, también causan mucho daño a la apicultura porque su sola presencia ante las colmenas paraliza la movilidad de los enjambres, ya que las abejas, aterrorizadas, no quieren salir al exterior. Eso provoca un descenso de la producción de miel y repercute en la polinización que llevan a cabo esos insectos», explica Àngel Noguer, presidente de la asociación de apicultores de Girona.

Por el momento, los apicultores catalanes no han registrado un descenso sensible de producción, pero temen la afectación de la nueva plaga cuando la avispa esté consolidada en el territorio. «Dentro de otros dos años estará en casi toda España y, evidentemente, se habrá extendido por Catalunya. Será entonces cuando sufriremos las consecuencias, sobre todo los pequeños productores, porque es en las explotaciones de pocas colmenas donde hacen más daño», señala Noguer.

Los apicultores de Girona encontraron ayer otro nido, al parecer, de grandes dimensiones, en una zona próxima a Banyoles (Pla de l'Estany). El hecho de que estén situados en las copas de los árboles, a bastante altura, dificulta su detección. «Hay un adiestrador de perros en Olot que está entrenando a un animal para detectar los restos que las avispas dejan caer al suelo cuando construyen sus nidos», explicó el presidente de los apicultores de Girona.

A parte de la destrucción de sus guaridas, que debe hacerse antes del invierno porque es cuando están llenas, la lucha contra la avispa asiática se centra en la colocación de trampas con feromonas atrayentes. Sobre todo durante el otoño y al inicio de la primavera, con el fin de atrapar a las reinas, que son las que fundarán nuevas colonias. Aun así, los expertos advierten de que si la avispa asiática ha llegado a Catalunya «es para quedarse», porque los mecanismos de lucha contra el insecto son limitados y de poca eficacia.