RAMÓN SÁNCHEZ. GOBERNADOR CIVIL

"Tengo gravada la curva de subida de la temperatura"

«Tengo gravada la curva de subida de la temperatura»_MEDIA_1

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SILVIA BERBÍS / TORTOSA

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"Apañaos con la cena". Los invitados no habían llegado a las dependencias del Gobierno Civil en Tarragona en el mejor momento para disfrutar la velada con el entonces gobernador Ramón Sánchez. Después de que un periodista le llamara para preguntarle si tenía información sobre la humareda que algún vecino veía en la zona de la central nuclear, necesitaba margen de maniobra para obtener respuestas que dar. "No sé nada, dame tiempo", fue su reacción verbal inmediata.

La dirección de Vandellós-1 no sólo no le avisó, a pesar de ser el responsable de desplegar el plan de emergencia nuclear exterior de Tarragona, explica, tal como remarcó también en el juicio que en el año 2000 sentó en el banquillo de la Audiencia de Tarragona a los directivos responsables de gestionar el suceso.

Cuando pudo contactar con ellos por teléfono directo desde su despacho del Gobierno Civil, le brindaron información imprecisa e irrealista: "Inicialmente me dijeron que había un incendio, pero que no pasaba nada", sostiene. Sacar hierro a circunstancias de este tipo no es un asunto menor. "El responsable del plan de emergencia tiene que hacer una valoración realista del riesgo en función de una información veraz, porque puede que no estalle la nuclear, pero te puedes encontrar con una emisión radioactiva y 3.000 personas contaminadas. Eso no es ninguna tontería", afirma Sánchez.

Las explicaciones llegaron disgregadas y dilatadas. "Luego informaron de que el principal problema era la inundación de la cava del reactor y pidieron urgentemente bombas de achique", explica Sánchez, hoy profesor en un instituto de Barcelona. Llamó a los propietarios de grandes bombas de achique inventariados y mandó enviar el instrumental con la Guardia Civil hasta la planta atómica. El gobernador civil se trasladó al epicentro del pánico. "Encontré en la puerta a algunos alcaldes que querían entrar para ver lo que estaba sucediendo y no se lo permití, lo cual les indignó bastante", detalla.

Tensión

Dentro, con la sala de control invadida de humo, corroboró la gran preocupación con la que los técnicos estaban viviendo esa noche. La temperatura en la cava del reactor trazaba una dramática línea ascendente. Todavía recuerda aquel momento dramático: "Tengo gravada la curva de subida de temperatura cercana al límite de fusión", admite el exgobernador civil. La que más le satisface de su gestión, dice, "es que ganamos la batalla de la credibilidad dando toda la información de que dispusimos a la sociedad en una época en la que había desconfianza absoluta hacia las nucleares".