INFORME INTERNACIONAL

La OMS alerta sobre los riesgos de las bebidas energéticas

Fectorare es? Quam lis es bonervit aus vit.

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EL PERIÓDICO / BARCELONA

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Las bebidas energéticas se han popularizado sobremanera en los últimos tiempos, y empiezan a brotar dudas sobre sus efectos sobre la salud. Un grupo de investigadores ligados a la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha analizado los trabajos existentes y ha llegado a ciertas conclusiones, que recopila en un artículo en la publicación médica Frontiers in public health.

Según los investigadores, a priori los riesgos más destacados están relacionados con el consumo de cafeína, base de estas bebidas, y con su uso combinado con el alcohol, algo frecuente en los hábitos de ocio nocturno de muchos jóvenes. Los jóvenes, constituyen, precisamente, el segmento poblacional que más inquieta a los expertos de la OMS, que auguran el advenimiento de problemas de salud pública por el consumo prolongado de las bebidas energéticas.

Del auge que vive este producto da idea que en el 2006 se crearon 500 nuevas marcas de bebidas energéticas. El aumento ha sido vertiginoso. El sector facturó 9.500 millones de euros en el 2012, un 60% más que en el 2008. Tardó en imponerse en el mercado, ya que tras su creación en Japón, en 1960, llegó a Europa en 1987 y a EEUU, en 1997. Entre los componentes de las bebidas energéticas, además de cafeína, están la taurina y vitaminas. Los investigadores precisan que serán necesarios todavía unos años para comprobar si las bebidas causan problemas, en un momento en el que el número de consumidores no deja de crecer.

BEBIDA DE DISCOTECA

Las bebidas energéticas se han convertido en un elemento ligado al ocio nocturno. Y aunque no tienen alcohol, es habitual que en ese entorno se combinen con bebidas alcohólicas. Hace tres años, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria realizó un estudio sobre la implantación de este producto en 16 países europeos. Según estos datos, un 68% de menores de edad -de 10 a 18 años-, un 30% de los adultos y un 18% de los menores de 10 años las consumen.

Los investigadores advierten de que la cafeína, en caso de sobredosis, puede provocar palpitaciones, hipertensión, náuseas, vómitos y convulsiones, entre otras consecuencias que, en casos muy aislados podrían llegar a producir la muerte.

El riesgo de hipertensión es mayor en adultos y aumenta el riesgo de aborto por parte de consumidoras embarazadas. Entre los jóvenes, el consumo de bebidas energéticas es asociado a un aumento del deseo de otros consumos negativos: tabaco, alcohol, así como la «búsqueda de sensaciones», y a un mayor riesgo de depresión, al margen de cambios en la conducta.

MEZCLA INQUIETANTE

En relación con el alcohol, las bebidas energéticas son señaladas, indican los expertos de la Organización Mundial de la Salud, como un potenciador de la adicción, pero la mezcla entre ambos líquidos es vista con preocupación. Se trata de una práctica mayoritaria entre los consumidores en el grupo de edad que va de 18 a 29 años: el 71% de este colectivo consume la mezcla. Consumir ambos productos hace que la cafeína de la bebida energética limite la somnolencia que provoca el alcohol, lo que permite seguir bebiendo sin notar los efectos, aunque el perjuicio que causan sí se produzca.

En términos de peso, los azúcares que contienen contribuyen a un aumento de la obesidad y provocan caries y dolencias dentales, como la hipersensibilidad dentinaria.