ENTREVISTA CON LA ESPECIALISTA EN ÉBOLA DE MÉDICOS SIN FRONTERAS

Olimpia de la Rosa: «Los médicos del ébola hemos llegado al límite»

La doctora Olimpia de la Rosa en la sede de Médicos Sin Fronteras de Barcelona, ayer.

La doctora Olimpia de la Rosa en la sede de Médicos Sin Fronteras de Barcelona, ayer.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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Lleva una década como cooperante para Médicos Sin Fronteras (MSF) y ha viajado a África en hasta seis ocasiones para trabajar en misiones contra el ébola y otros virus altamente letales. Pero pocas veces la doctora Olimpia de la Rosa (Madrid, 1972) había regresado a casa tan exhausta como ahora. Miembro de la Unidad de Emergencias de MSF en Barcelona -donde aterrizó el sábado pasado-, De la Rosa es uno de los 700 expertos en ébola que la organización humanitaria ha movilizado para tratar a los afectados de Liberia, Guinea y Sierra Leona.

-Recién regresada de Liberia... ¿Ha sido peor que otras veces?

-Yo no diría que haya sido peor. Siempre es muy duro. Ha sido muy intenso, eso sí. He estado en Monrovia, la capital, y en un centro del condado de Lofa, en la frontera con Guinea. Como este brote de ébola está teniendo una escala muchísimo mayor que los anteriores y hay dificultades para encontrar a personal médico con experiencia previa, me pidieron que fuera para allá a echar una mano.

-¿Faltan manos?

-Yo diría que el personal sanitario de las organizaciones que trabajamos sobre el terreno y los gobiernos locales hemos llegado al límite de nuestra capacidad. Hacen falta más recursos, tanto materiales como humanos. Las condiciones de trabajo en estos casos son tan duras que no es recomendable que el personal trabaje durante más de una hora y media y hay que relevarle. Tenemos que vestir un traje de seguridad, porque el riesgo de contagio es alto, pero esa vestimenta hace que cada actuación sea agotadora. Es, además, una labor psicológicamente muy dura.

-¿Cuál ha sido su misión?

-En principio, mi función era la

coordinación médica, el apoyo a los equipos sanitarios, pero las situaciones que se viven allí son tan complejas que también me ha tocado tratar directamente a pacientes.

-¿Y en qué consisten los tratamientos? 

-El tratamiento del ébola es un tratamiento sintomático. Es decir, hay que aplicar antitérmicos si sube la fiebre o hidratar al paciente si tiene diarrea... Eso lo puede hacer cualquier médico con experiencia en enfermedades tropicales. La dificultad, como decía antes, es que hay que trabajar en unas condiciones de bioseguridad muy exigentes, siguiendo unos protocolos de higiene, con un equipamiento de protección total. ¡Con esos trajes protectores que nos hacen parecer astronautas!

-Eso requiere también de unas infraestructuradas preparadas.

-Los tratamientos que aplica Médicos Sin Fronteras están ya pensados para las condiciones difíciles. Por ejemplo, la desinfección de los materiales reutilizables se hace con agua clorada, con distintas concentraciones de cloro. El problema es que, pese a que se trata de una sustancia relativamente barata, como se usan cantidades tan elevadas, el coste acaba siendo alto. A todo eso se suma el precio de las mascarillas, batas y guantes de un solo uso, de los que se gasta muchísimas unidades. Por eso, el ébola es una enfermedad cara.

-¿Cómo es el trato con el paciente en esas condiciones?

-Difícil, porque el traje de seguridad es una barrera. Aunque llevamos nuestro nombre en la identificación, al paciente muchas veces le resulta imposible reconocernos. Y para estas personas, que además nunca se han visto en situaciones como esta, el choque psicológico es importante.

-¿Cómo se las apañan para reconfortarlos?

-Hablándoles mucho, tocándoles, intentando que reciban algunas visitas durante la hospitalización, que hablen por teléfono son sus familias o que se puedan mover por la estructura habilitada para atenderlos. El apoyo psicológico es determinante. A los niños, por ejemplo, se les busca un acompañamiento entre otros enfermos que estén en buen estado, para que no se sientan solos.

-¿Falta mucho para que se dé con el tratamiento definitivo?

-Bueno, ahora mismo hay noticias esperanzadoras. Se han hecho varios ensayos y existe un tratamiento que funciona con animales. Es necesario que se acelere todo el proceso de investigación y validación clínica para que esté disponible cuanto antes para los grandes grupos de población. Además, disponer de una cura aumentaría la confianza de los pacientes hacia los médicos.

-¿Qué puede hacer la comunidad internacional? ¿Cómo podemos ayudar?

-Es fundamental que las instituciones asignen y desplieguen recursos humanos y dinero para llegar a todos los focos que hay ahora mismo. Los ciudadanos, además de sus aportaciones económicas, pueden ayudar haciendo presión para que cambien las cosas. No es casual que una epidemia como esta, con la magnitud que está alcanzado, se produzca en África. Y eso nos debería hacer reflexionar a todos.